Paysandú, Martes 02 de Abril de 2013
Deportes | 27 Mar CHILE 2 URUGUAY 0
Escenario: Estadio Nacional de Santiago. Arbitros: Néstor Pitana, Diego Bonfá y Gustavo Rossi (argentinos).
Chile: Claudio Bravo, Gary Medel, Gonzalo Jara, José Rojas, Mauricio Isla (85′ Marcos González), Marcelo Díaz, Charles Aránguiz (58′ Matías Fernández), Eugenio Mena, Eduardo Vargas, Esteban Paredes y Jean Beausejour (69′ Carlos Carmona). DT: Jorge Sampaoli.
Uruguay: Fernando Muslera, Matías Aguirregaray (46′ Alejandro Silva), Diego Lugano, Diego Godín, Alvaro Pereira, Alvaro González, Egidio Arévalo Ríos, Nicolás Lodeiro (81′ Cristian Rodríguez), Gastón Ramírez (69′ Diego Forlán), Luis Suárez y Edinson Cavani. DT: Oscar Tabárez.
Goles: 10′ Esteban Paredes, 77′ Eduardo Vargas.
Amonestados: Gonzalo Jara, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz (CH); Matías Aguirregaray, Alejandro Silva, Luis Suárez, Egidio Arévalo Ríos (U).
Ahora sí se complicó. La lástima es que, en lo previo, era un partido de los perdibles. Pero la angustia con la que se mira fecha a fecha la tabla ante la necesidad de puntos, provocó que Uruguay estuviera obligado a ganar, o en el peor de los casos empatar en su visita a Chile después de haber cedido de forma poco creíble dos puntos en casa ante Paraguay.
Pero en Santiago se terminó por derrumbar la ilusión inmediata. Fue un 2 a 0 en contra que significó un mazazo tan fuerte, que terminó acelerando la caída libre de la selección nacional. A tal punto que hace pocos días estaba cuarta, y hoy está sexta en las eliminatorias. Más claro: hoy, estaría fuera del Mundial 2014.
Es cierto que todavía queda camino por delante. Pero será más complicado que nunca teniendo en cuenta los rivales, los partidos en casa y de visita, y que el margen de error prácticamente es nulo.
Lo que más duele en el hincha es ver la inexistente reacción futbolística de un equipo que solo ha sumado 2 puntos de los últimos 18 disputados en el camino premundialista.
Anoche, en el Estadio Nacional de Santiago, esa reacción brilló por su ausencia. Es verdad que pasando raya fríamente Uruguay intentó en el complemento, creó algunas ocasiones de gol, estrelló la pelota en el travesaño en una ocasión y a lo largo de los 90 minutos no le cobraron dos penales clarísimos.
Pero también es verdad que dio una pálida imagen a lo largo de un primer tiempo para el olvido, al punto que comprometió seriamente sus aspiraciones mundialistas. Y un dato no menor es que el técnico Oscar Tabárez sencillamente no encuentra la forma de revertir la situación.
Para este partido el técnico apeló a variantes, más allá de las obligadas por suspensión. Y Uruguay tampoco lo sintió.
Chile salió decidido a atacar, a copar la cancha. Y pegó relativamente rápido, tras capitalizar un nuevo y grueso error de la defensa celeste, que comenzó con un despeje fallido de Aguirregaray, y terminó con “Palito” Pereira cediéndole la pelota a Paredes, para que el delantero anotara el primer gol del partido cuando iban 10 minutos de juego.
Fue un golpe que Uruguay nunca pudo digerir. El equipo perdió identidad, se nubló definitivamente en lo futbolístico y, para colmo, debió haber sufrido la expulsión de Pereira.
La Celeste no existió. Fue un cúmulo de voluntades sin destino. Regalándole la pelota al rival, sin saber qué hacer con el balón. Pero pese a todo, llegó al área rival y generó el primero de los dos penales que no le cobraron.
Chile, sin ser nada de otro mundo, le complicó la vida. Paredes estuvo muy cerca de anotar el segundo tras colarse en el área luego de un par de caños que tuvieron como víctimas a Lugano y Godín.
El panorama era tétrico. Tabárez intentó reacomodar la situación, y los cambios solucionaron algunos de los inconvenientes con el paso de los minutos.
Por lo menos Uruguay quería, tenía más la pelota aunque sin ideas claras. Y Chile cedió terreno. La visita tuvo en el debutante Silva una de las más claras ocasiones de empatar, pero la pelota se estrelló en el travesaño.
Más allá de las intenciones, la reacción celeste no terminaba de cerrar. Porque debió haber aprovechado los inconvenientes que mostró el equipo trasandino, pero falló a la hora de jugar con claridad más allá de dominar el terreno.
Daba toda la sensación de que con poco, Uruguay podría llegar al gol.
Pero sucedió todo lo contrario: una jugada rápida, el rebote tras la tapada de Muslera, y la pelota que terminó en el arco celeste enviada por Vargas.
Fue el tiro de gracia. El golpe definitivo hacia el precipicio, más allá de que Chile, que prácticamente había tenido solo esa chance de gol en el complemento y la aprovechó, desperdició en los minutos que le quedaban la posibilidad de aumentar el tanteador.
Uruguay quedó groggi, al borde del nocaut. El equipo bajó dos escalones en la tabla y, con lo que le queda por delante, el respirador está conectado.
La Celeste no tiene reacción, y ya no tiene crédito por delante. A partir de ahora, todo será cuestión de ganar o ganar, más allá de que todavía no está muerta.
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