Andrés Sánchez

Deportes | 27 Mar Una costilla quebrada y otra fisurada en el lado izquierdo, y un corte arriba del ojo derecho, fue el saldo negativo de la accidentada llegada de la Vuelta Ciclista del Uruguay para Andrés Sánchez, fotógrafo de EL TELEGRAFO. Es más: mientras los ciclistas que chocaron al reportero gráfico durante la llegada pudieron seguir en competencia en la víspera, el fotógrafo deberá permanecer 45 días en reposo absoluto.
Mucho se ha hablado en las últimas horas en búsqueda de un culpable. Y Sánchez estuvo en la mira.
“Se ha dicho cualquier cosa. Escuché de todo, y cosas que no fueron ciertas”, dijo.
“Nunca me crucé, como se dijo. No soy tonto…¡si me cruzo me llevan puesto! ¡Si entró el pelotón entero! Cuando vi al ciclista arriba mío estaba a medio metro, chocamos, caí boca arriba y solo atiné a correrme para el lado derecho, contra el cordón. Me paré y estaba una familia, Alvarez, con la que había estado charlando un rato antes; y ya no les podía hablar”, señaló.
Sánchez tiró por tierra no solo las versiones que indican que se cruzó provocando el accidente en cuestión, sino también las que señalan que se le había advertido por parte de la organización que no podía estar en el lugar donde estaba apostado. “Sí, estaba del otro lado de las vallas, en la calle, donde casi terminaba el vallado. Adelante mío no había menos de ocho personas. Vino alguien de VTV a sacar a la gente –que después volvió--, le pregunté si podía quedarme o no en el lugar en el que estaba, y me dijo que sí. Es más: yo estaba del lado derecho, y del otro lado estaban otros colegas. Es decir que si los ciclistas, que venían en zigzag en la llegada, se hubieran ido para el otro lado, se accidentaban otros colegas”, relató el fotógrafo.
Sánchez señaló que en el lugar en el que estaba apostado “había mucha gente”, e incluso fotógrafos de algunos de los equipos participantes. “Yo me quedé para sacar la foto; me asomé y cuando volvía se produjo el accidente”, mientras muchas personas estaban en la misma posición, así como también del otro lado de la calle.
“Me pasó a mí, pero le pudo pasar a cualquiera. La verdad es que no tenemos un lugar para trabajar. Pero nadie puede decir que me crucé o que no escuché la advertencia de que no podía estar ahí, porque es mentira: yo sé lo que hago. No soy inconsciente como para poner en peligro mi vida y la de los demás”, agregó Sánchez, quien agradeció al director de Tránsito, Haroldo Canoniero, que lo trasladó para que fuera atendido, así como al intendente Bertil Bentos, que se interesó por su salud.