Opinion | 02 Abr Con las riendas de la economía en manos del astorismo, pero un día sí y otro también chocando contra el “otro” equipo económico coexistente en el seno del gobierno, el extitular de Economía Danilo Astori con su delfín Fernando Lorenzo como actual principal de esta cartera, tienen a menudo roces y hasta encontronazos respecto a la conducción de esta área fundamental, los que no siempre son procesados internamente y que marcan que hay dos izquierdas que pugnan por imponer sus puntos de vista en el ámbito del gobierno.
En las últimas horas presidentes de los entes estatales salieron al cruce de reflexiones de Astori y dijeron que las inversiones que realizan están coordinadas y aprobadas por el gobierno y rechazaron que no estén en sintonía con la capacidad fiscal, tomando por tanto distancia de las expresiones del vicepresidente Danilo Astori. Raúl Sendic, presidente de Ancap, y Gonzalo Casaravilla y Milton Machado, sus colegas de UTE y OSE respectivamente, defendieron las inversiones que tienen definidas en los entes que dirigen y negaron que no estén en línea con la capacidad fiscal del país.
“Desde el punto de vista de Ancap, las inversiones están coordinadas; incluso Ancap hizo un aporte importante al resultado fiscal del año pasado, porque el acuerdo que hicimos con Venezuela para el pago adelantado de la deuda con Pdvsa tuvo un impacto positivo sobre el déficit fiscal”, dijo Sendic en declaraciones a El País.
“Por nosotros no lo dice (en referencia a Astori), porque estamos en sintonía y ejecutando el plan que se acordó en el quinquenio, e hicimos un aporte a la mejora del resultado fiscal”, agregó.
En tanto, Casaravilla consideró que UTE tiene una “total sintonía con todas las autoridades del gobierno, ya sea con el ministerio de Economía y Finanzas como con la OPP”.
“No tenemos ningún tipo de dificultad, de hecho hemos coordinado desde siempre el plan de inversiones y como lo marca la ley el ajuste de las tarifas. Hemos buscado siempre ese equilibrio entre las tarifas y las inversiones necesarias”, añadió.
Milton Machado expresó por su lado que “legalmente el que aprueba el presupuesto de OSE es la OPP. Yo no quiero hacer diferencias entre el ministerio de Economía y la OPP pero institucionalmente es así”.
“La propuesta con una planificación de obras y financiera que hicimos la aprobó la OPP”, en tanto el ajuste tarifario sí lo debe aprobar el Ministerio de Economía, dijo el jerarca. En tal sentido, el presidente de OSE sostuvo que el ajuste tarifario “se hizo respetando la situación inflacionaria, pero no condice con las necesidades que tenemos para el organismo”. El tema es que precisamente el “contrapunto” en la conducción económica está planteado entre la OPP (Oficina de Planeamiento y Presupuesto, en manos del mujiquismo), y el ministerio de Economía astorista, y ello explica el visto bueno de uno y los cuestionamientos del otro organismo, es decir entre el voluntarismo y la realidad de las cuentas públicas, que ya no admiten más deterioro.
En este caso se involucra, perjudicándolo una vez más, al cliente cautivo de las empresas públicas monopólicas, a los que se le cobran compulsivamente sobrecostos por ineficiencia y encima adicionales para “inversiones” y fondos para Rentas Generales a efectos de financiar el exorbitado gasto del Estado.
Astori había declarado a El País que “la mirada global sobre las empresas públicas tiene que mejorar notablemente. Algún día vamos a tener que sentarnos para enfocar especialmente este tema, porque hemos perdido un poco de capacidad para observar el comportamiento en materia de gasto de las empresas públicas en su conjunto, y eso es importante, demasiado importante para el país”.
Para el vicepresidente de la República “el déficit fiscal merece mucha atención y debemos tener una actitud de mucha prudencia y cautela en materia del gasto hacia el futuro”. Además dijo que “la proporción del gasto corriente con respecto al PBI tiene que ser reducida y ese debe ser el objetivo en las decisiones”.
Pero claro, el gasto estatal, que incluye funcionamiento y financiar políticas sociales que en muchos casos tienen carácter asistencial, sin retorno en el corto, mediano ni largo plazo, --porque no se saca a las familias de la indigencia y la pobreza, sino que se lo hace estadísticamente y mientras dure la asistencia--, resulta harto difícil de reducir cuando las políticas que siempre se fueron bandera de la izquierda dan muestras de fracaso aun cuando se ha contado con las mejores condiciones económicas para ponerlas en práctica, así como un gobierno de mano abierta para apoyar todo lo que se planteó necesario.
Y ello durará mientras sigamos “prendidos” al ciclo favorable de la economía global, el que puede diluirse de un momento a otro, como surge de las señales que se vienen dando ya desde hace tiempo, por lo que la actitud de prudencia y sentido común que reclama Astori seguramente recoge el sentir de la amplia mayoría de los sectores reales de la economía y los ciudadanos preocupados por el país, por la sustentabilidad de la economía y por lo que nos puede deparar el futuro ya inmediato.