Paysandú, Sábado 13 de Abril de 2013
Rurales | 07 Abr En el marco de una jornada organizada por por la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea), fueron presentados en el Salón de Conferencias del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), los datos del proyecto Giprocar, el cual mostró que la ganadería tiene mucho para crecer de la mano de la aplicación de mayor tecnología. Los márgenes de ganancia y productividad de los participantes son 150% superiores a los de los ganaderos extensivos.
El coordinador general del Proyecto Grupo Intercrea de Producción de Carne II (Giprocar II), ingeniero agrónomo Fabio Montossi, explicó que la experiencia realizada con 36 productores, de los cuales se hizo foco en 22, concluyó que el nivel de productividad --según el caso de estos ganaderos--, ronda los 250 kilos de carne y los U$S 200 de márgenes de ganancia, en ambos casos anualmente y por hectárea. Estos mismos números, para productores extensivos rondan los 100 kilos y los U$S 80, explicó el técnico.
En el caso de los primeros, “poseen un área mejorada por encima del 50% en sus predios, utilizan 700 kilos de fardo por hectárea y más de 200 kilos de suplemento por hectárea equivalente. En ese grupo hay ganaderos con mayores ingresos y producción que los mencionados”, agregó Montossi.
Los participantes en el Giprocar II aplican “una mayor intensificación mediante el uso de forraje, suplementos y en algunos casos, incorporando corrales de engorde (feed lots) en la parte final del proceso de producción”, indicó.
Por su parte, el investigador principal del Programa Carne y Lana del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Bruno Lanfranco, explicó que el factor clave para hacer de los sistemas de invernada rentables, es la utilización eficiente que se haga de los insumos utilizados.
“Aquellos ganaderos que los usan de la manera correcta obtienen resultados sensiblemente mejores. Los productores no eficientes gastan hasta 60% más en insumos para obtener la misma producción, con relación a aquellos que los aprovechan de la mejor forma”, sostuvo el investigador.
El técnico de INIA explicó que la invernada, como todos los eslabones de la ganadería, está enfrentada a la necesidad de ser más productiva, frente al desafío de otras prácticas que han ganado terreno en los últimos años y ofrecen márgenes de rentabilidad interesantes, como es el caso de la forestación, y especialmente de la agricultura.
“Hoy los invernadores están obligados a ser eficientes y en un punto hay pocas cosas mejores que la presión para que estos puedan lograr ser mejores en este aspecto”, dijo Lanfranco. “Como también sostuvo Montossi, además de la eficiencia y la incorporación de nuevas tecnologías, --como la suplementación y las mejoras--, son las que terminan haciendo la diferencia”. El contexto económico está siendo negativo para quienes llevan esta práctica adelante, ya que “hay cuestiones coyunturales que juegan en contra: la baja cotización del dólar y los altos costos”.
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