Opinion | 10 Abr De acuerdo a datos dados a conocer por el Banco Central del Uruguay (BCU), sigue en retroceso la rentabilidad del sector exportador en nuestro país, lo que por cierto no es una buena noticia para el Uruguay.
Según el Indicador de Excedente Bruto Unitario de la Industria Exportadora (IEBU), elaborado por la entidad bancaria oficial, la rentabilidad por unidad colocada en el exterior cayó 2,05 por ciento respecto al cierre de 2012.
De esa manera el índice alcanzó un mínimo al menos desde 2005, cuando inició la serie oficial. En los últimos doce meses, el indicador registró una caída de 13,55 por ciento, muy parecida a la registrada a lo largo de todo 2012, del 13,52 por ciento.
Este guarismo recoge los datos más significativos que hacen a la rentabilidad de los exportadores, entre los cuales el tipo de cambio, y es así que en los últimos meses la caída del precio del dólar limitó el margen de los comerciantes al reducir la cantidad de pesos por dólar colocados fuera del país, en tanto los costos medidos en pesos --especialmente los salarios-- siguieron subiendo. En suma, la rentabilidad del sector exportador registró una nueva baja en el último mes, por lo cual acumuló siete registros consecutivos de descensos.
Estamos por lo tanto ante una tendencia consistente de deterioro de la rentabilidad de un sector vital para la economía del país, simplemente porque en el Uruguay es muy caro producir y solo se desenvuelven satisfactoriamente, pese a los altos costos, las áreas de productos primarios en los que el país tiene grandes ventajas comparativas para producir, como la carne y los granos.
El punto es que exportamos productos primarios y vamos quedando afuera de los mercados de productos elaborados en los que se vende el agregado de mano de obra nacional, porque en este caso entran a pesar otros insumos, como los salarios medidos en dólares, que han crecido sustancialmente, al igual que los servicios, los precios de la energía, los impuestos, etcétera.
La inflación doméstica está corroyendo la rentabilidad de los exportadores, y contra estos costos resulta cada vez más difícil mantenerse en pie en el caso de las industrias, donde siguen perdiéndose puestos de trabajo.