Opinion | 16 Abr El Informe sobre la Situación Mundial de la Seguridad Vial 2013 elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que el uso del casco y la velocidad son problemas de tránsito comunes e importantes en varios países, no sólo en Uruguay.
El casco es uno de los ítems más destacados en el informe. Se indica que 155 países tienen leyes integrales sobre el uso del casco y 90 aplican las normas internacionales para homologarlos. No obstante, se sostiene que solo un tercio de los países considera buena la observancia de sus leyes sobre su uso.
La velocidad es otro factor considerado fundamental a la hora de disminuir la siniestralidad vial ya que reduciéndola en un 5% se puede disminuir la mortalidad hasta en un 30%. Al respecto, el informe agrega que 114 países tienen la velocidad limitada en zonas urbanas a 50 km/h o menos y esta medida se toma para proteger a los peatones y ciclistas.
A pesar de ello, solo uno de cada 7 países considera buena la observancia de sus leyes sobre limitaciones de velocidad.
El uso del cinturón de seguridad reduce hasta en un 50% el riesgo de lesiones mortales de los ocupantes de asientos delanteros y hasta un 75% el riesgo de los que viajan atrás. En tanto, 111 países tienen leyes integrales al respecto, pero solo una cuarta parte considera buena la observancia de sus leyes sobre el uso del cinturón.
En cuanto al uso de dispositivos de retención infantil a nivel mundial, 96 países aplican leyes en este sentido, pero la observación de esta normativa sigue siendo escasa; solo 17 países la consideran buena.
El organismo internacional en materia de salud recomienda reforzar y agilizar el control y la fiscalización de las normas de tránsito, especialmente en aquellos países en que --como en Uruguay-- la siniestralidad es elevada.
Basta decir, por si hace falta reafirmar esta apreciación, que cada 17 horas muere un uruguayo por siniestros en el tránsito y 79 se lesionan cada día por la misma causa. Es en realidad un problema de primer orden y si fuera una epidemia de alguna rara enfermedad ya andaríamos demandando soluciones y muy nerviosos, pero, se trata del tránsito y parece que por el momento no estamos muy dispuestos a ser parte de la solución. En tanto no entendamos que cada uno de nosotros tiene algo que hacer en este tema para proteger su vida y la de los demás, parece muy difícil empezar a encontrar soluciones efectivas.