Paysandú, Jueves 18 de Abril de 2013
Opinion | 14 Abr En el atardecer de ayer, una multitud apreció el desfile de una quincena de grupos con vestimenta, útiles, leyendas y otros elementos evocaron las distintas épocas de la vecina ciudad de Colón en Entre Ríos.
Hoy, miles de colonenses así como invitados sanduceros se sentarán en la mesa familiar del mediodía para disfrutar de su plato de “pollo al disco” elaborado en un total de más de seis mil porciones por el Rotary Club de Colón.
Llegan así a su culminación los festejos de los ciento cincuenta años de la fundación de la Villa de Colón registrada cuando el 12 de abril de 1863, en presencia del gobernador Justo José de Urquiza, se procede a la colocación de la piedra fundamental del edificio de la escuela en las inmediaciones del paraje conocido por ese entonces como Calera de Espiro, encontrándose los terrenos marcados con mojones de ñandubay. Se concreta así la creación de un poblado por un grupo de gente agrupado en un lugar que ya había sido escenario de continuos encuentros de orientales y entrerrianos, especialmente en la época de Artigas y Ramírez, apenas unas décadas antes.
Y con el correr de los tiempos, los ejemplos de amistad, hermandad y buena vecindad se han multiplicado al extremo de ser imposible enumerarlos.
Baste recordar que durante el Sitio de Paysandú, en 1864, Rafael Hernández (hermano del autor de “Martín Fierro”) capitán a las órdenes de Leandro Gómez tras ser herido en combate fue auxiliado por colonenses y que estos también prestaron su ayuda a mujeres y niños que se habían refugiado en la Isla de la Caridad.
Como una muestra clara de la integración regional, en 1885 se reanudaba el servicio de balsa que transportaba ganado, carruajes y carretas entre Paysandú y Colón.
Para dar una idea de su importancia, trascribimos una parte del anuncio formulado: “La balsa tiene comodidad suficiente para transportar en cada viaje doscientos novillos y por consiguiente puede pasar 2.500 a 3.000 novillos y ganado de cría en proporción. La oveja tiene local para 800 en cada viaje y pasar diariamente cerca de 11.000”.
La balsa conocida como “de Escalada”, era remolcada por un vapor, y transportaba también, según la tarifa, carruajes de dos o cuatro ruedas así como carros y carretas.
La guerra civil de 1904 hizo que muchos sanduceros debieran abandonar sus hogares y propiedades para buscar refugio del otro lado del río.
Para probar una vez más lo que expresamos veamos unos pocos párrafos de una crónica publicada por el diario “El Paysandú” el día 28 de enero de 1904 que expresaba: “Corta y hermosa resulta, en realidad, la travesía hasta el bonito pueblo argentino. Las dos márgenes del Uruguay, brindan --durante el trayecto-- deliciosas perspectivas. La naturaleza se ha mostrado pródiga concediendo tantos dones a estas costas. (…) Los emigrados orientales encuentran allí una justa compensación a sus penas. Todo nos pareció muy pintoresco en Colón. (…) Supimos que fuertes estancieros de nuestro departamento, instalabanse en la Provincia de Entre Ríos, arrendando campo por un año con opción a dos. Figuran entre esos hacendados, firmas de las más fuertes no ya de Paysandú sino de la nación, y se han llevado los animales y aún los de origen criollo.”
“También numerosos agricultores hanse trasladado a la inmediata provincia. Lo han efectuado con sus ganados, muebles, enseres y útiles de labranza. (…) Emigrados políticos no faltaban. Nos recibieron interesándose vehementemente por conocer lo que ocurría en su patria, aún cuando ellos –agregaron—recibían telegramas y cartas procedentes de Buenos Aires y el Brasil”.
Y pasaron los años, y en Argentina llegó la “Revolución Libertadora” entonces, según las alternativas de los hechos, partidarios de uno u otro bando llegaban a Paysandú cruzando de “enfrente” y todos eran recibidos de igual manera.
Vinieron otros tiempos y la aparición de los movimientos revolucionarios hizo que muchos sanduceros debieran radicarse en Colón y allí encontraron muchas veces la paz que deseaban para ellos y sus familias.
Pero, es justo recordar que no solamente por enfrentamientos muchos sanduceros se radicaron en Colón y otros tantos vecinos entrerrianos vinieron a Paysandú. Numerosos son --a muchos los podemos nombrar--, quienes han ido de una de estas ciudades a la otra buscando una nueva vida, otra oportunidad, un entorno más acogedor y hoy los vemos decir con orgullo “vivo en Colón pero soy sanducero”, “vivo en Paysandú pero soy colonense”.
Y es así que hemos llegado a la mayor y mejor demostración de una relación de enorme significado, de prueba de amistad, solidaridad, hermandad e integración pues todo esto se resume, sin dudas, en la creación del Comité pro Puente Paysandú Colón donde los habitantes de estas ciudades vecinas enfrentaron juntos mil y una dificultades, trabas y oposición hasta que finalmente lograron que un puente nos una físicamente por encima del precio de un litro de aceite o de un micrófono abierto.
Por todo esto utilicemos una reflexión del Presidente de la República Oriental del Uruguay quien afirmó que muchas veces los vecinos son más importantes que los parientes porque siempre están cerca cuando los necesitamos.
Colón celebra sus ciento cincuenta años. En tan grata oportunidad es nuestro deseo que llegue a todos sus habitantes un fuerte abrazo.
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