Paysandú, Sábado 20 de Abril de 2013
Opinion | 18 Abr El excelente rendimiento de la cosecha de soja, cultivo largamente extendido en buena parte del país, mantendrá ocupados y al borde de su capacidad operativa a los puertos del país.
El presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Alberto Díaz, en declaraciones publicadas en El Observador dijo estar preocupado por la capacidad de las terminales portuarias para enfrentar la actual zafra de soja que se prevé récord para este año.
Para este año se estima una cosecha récord de soja, en torno a las 2,5 millones de toneladas.
Paralelamente a los buenos rendimientos económicos para los plantadores de este cultivo, muchos de ellos grandes empresas internacionales que arriendan campos en Uruguay, hay una realidad que no puede seguir siendo desatendida y refiere al control del cumplimiento de la normativa vigente en materia ambiental en relación a estos cultivos.
Nuevas denuncias de fumigaciones en áreas prohibidas por su proximidad con escuelas se suman a un largo rosario de hechos que se multiplican en el interior profundo y hasta en poblaciones del medio rural, donde no se está respetando la distancia mínima prevista por la normativa para la aplicación de agroquímicos.
La preocupación que están haciendo grupos ambientalistas y de vecinos sobre este aspecto es totalmente legítima y merece no sólo la atención sino una respuesta contundente de parte de las autoridades con competencia en el tema.
Las normas indican que a una distancia de 300 metros de una escuela no se puede fumigar. Y eso no está siendo cumplido en la mayoría de los casos. La existencia --documentada a través de fotografías en las denuncias de los vecinos-- de plantíos “del otro lado del alambrado” de algunas escuelas, a no más de 20, 40 o 50 metros del local escolar, es una infracción grave.
Si está plantado a esa distancia, es evidente que en determinadas épocas del ciclo del cultivo, será fumigado. Y hacerlo a esas distancias no está permitido. ¿Pero qué puede hacer una maestra y sus pocos alumnos de una escuela rural frente a una fumigación aérea o las máquinas aplicadoras denominadas “mosquitos”? Muy poco realmente. Quienes deberían hacer algo para que este tipo de situaciones no se siga repitiendo son las autoridades competentes en materia ambiental, agropecuaria y de la salud. Incluso, la tecnología disponible en la actualidad --como es el caso de imágenes satelitales que se utilizan para controlar las afectaciones al monte nativo-- da la posibilidad de saber con exactitud dónde se incumple con la distancia mínima de exclusión. Entonces, es momento de empezar a hacer los controles, por la salud de la población rural.
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