Paysandú, Sábado 20 de Abril de 2013
Opinion | 20 Abr En reciente audición en su espacio de una radio capitalina, el presidente José Mujica reconoció que existen trabas para la reforma de UTU que intentó impulsar en su momento, y que al final derivó en el proyecto de creación de la Universidad Tecnológica (UTEC) , por lo que entiende que hay un “país conservador” que enterró sus intentos.
A juicio del mandatario, cuando intentó reformar la Universidad del Trabajo del Uruguay no contó con el apoyo político necesario, porque el país “es muy conservador”, debido a que a su juicio “cuando se habla de cambios se desatan los demonios. Hay una resistencia en nosotros a cuestionar todo lo sea que un intento de cambio. Tal vez por la media de nuestra edad tememos mucho a los experimentos de cosas que conocemos poco, pero en el planeta solo termina subsistiendo lo que cambia. Lo único permanente son los cambios, la ley de la naturaleza es el cambio”.
Expuso el jefe de Estado que su idea era alcanzar la autonomía total para la UTU y que su intención primaria era desarrollar cuatro o cinco centros regionales, apuntando a que cuando llegaran a contar con 15.000 estudiantes cada uno de esos centros “se transformara en un instituto autónomo, independiente, público, para que estuviera ligado a las necesidades de la región”.
Al no contar con los apoyos políticos, “tuvimos que recorrer el largo camino de inventar la UTEC”, señaló. En realidad lo que dijo Mujica no salpica más que a los sectores “conservadores” de su fuerza política y a los gremios de la enseñanza, que se oponen tenazmente a todo cambio en el que no participen promoviendo la idea, o ponen obstáculos que hacen que quede en agua de borrajas todo lo que se intente.
La ley de educación que fuera aprobada durante el mandato de Tabaré Vázquez no hizo otra cosa que reafirmar el poder de estos sindicatos en las órganos de dirección para oponerse a todo lo que signifique algún cambio que pueda amenazar el statu quo en la enseñanza, y el intento sobre la UTU no fue una excepción ni mucho menos.
Mujica confiesa que debió improvisar un proyecto sobre una Universidad Tecnológica, que tiene autoridades provisorias y poca cosa más, que todavía no tiene un rumbo cierto en ninguno de los aspectos en los que debe trabajar para suplir las deficiencias manifiestas de nuestro sistema educativo en un sin fin de áreas.
Pero, con todo, no hay fuerza más conservadora que los gremios que se han opuesto a toda innovación, y que al fin de cuentas siempre centran sus reclamos en mejores salarios y más recursos, sin condicionamientos a resultados, solo para que las cosas sigan como están, lamentablemente.
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