Entre Paysandú y Salto

Locales | 15 Abr El Fondo de Solidaridad, que otorga becas a estudiantes que comienzan su ciclo en la Universidad de la República u otros organismos de educación terciaria, mantiene un crecimiento sostenido en torno al 10%, en comparación con el ejercicio anterior.
En 2012, el Fondo otorgó 333 becas y desde abril de este año comenzó a funcionar la oficina respectiva en el Centro Universitario de Paysandú (CUP), a cargo de la licenciada en trabajo social, María Laura Walerosky.
El presidente del Fondo, sociólogo Marcos Supervielle, indicó a EL TELEGRAFO que “Paysandú se ubica en segundo lugar en cuanto a cantidad de beneficiarios en el Interior, luego de Salto” y ambos departamentos reciben el 14% de la totalidad de las becas que se emiten a nivel nacional. “La particularidad de este fondo es que no hay cupos. Es decir, si el alumno cuenta con las condiciones escolares o socioeconómicas, accederá a la beca, sin otras exigencias”, dijo Supervielle. El directivo aclaró que las exigencias en cuanto a la escolaridad se establecen para las renovaciones anuales, donde el interesado “deberá tener el 60% de aprobación del plan de estudios que está cursando y para la segunda renovación, no solamente la anual sino también la global”.
En 2013 está previsto otorgar unas 7.200 becas, mientras “estamos intentando cambiar la ley por algunas razones, donde es fundamental ingresar a los nuevos institutos terciarios públicos que se creen, como por ejemplo la UTEC”, señaló.
El Fondo se financia con la contribución de los profesionales, que comenzarán a aportar cinco años después de haberse recibido. El gerente general del fondo, contador Enrique Miranda, expresó que “de alguna forma, sentimos que los jóvenes profesionales tienen ciertas dificultades de pagar el fondo, si bien estas contribuciones no son excesivas. Queremos que sigan pagando, pero que lo hagan con una cuota chica y después pasen a abonar igual que los demás”. El presupuesto asignado anualmente para las becas se ubica en torno a U$S 14 millones y cada una tiene un valor de $ 5.200 mensuales, durante nueve o diez meses al año. Miranda confió en que las modificaciones ampliarán el universo de beneficiarios y establecerán una mayor equidad en cuanto al tributo para aquellos que no cuenten con suficientes ingresos. No obstante, “el monto para exonerar está un poco bajo y se ubica en cuatro Bases de Prestaciones y Contribuciones (BPC), o $ 10.400”. Esa cantidad ha quedado rezagada por la evolución de los propios indicadores. “Queremos subirlo a niveles similares al Impuesto a la Renta de las Personas Físicas que tiende a ser de ocho BPC”, explicó.
Supervielle destacó que “este sistema de becas es único en el mundo desde su creación hace 19 años”, registrando un aumento sostenido desde 2005. “En otros países del mundo existe el ‘crédito educativo’, que en realidad es un crédito bancario que se logra con un ahorro familiar. En cambio, en Uruguay se obtiene con un sistema de solidaridad intergeneracional por parte de otros profesionales que obtuvieron una educación gratuita, aportando durante 25 años cantidades relativamente bajas y que vale la pena promocionar y ajustar”, finalizó.