Paysandú, Miércoles 24 de Abril de 2013
Rurales | 22 Abr El otoño es una estación clave para preparar los rodeos y “el entore que viene nos lo estamos jugando en este otoño”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Esteban Montes, quien subrayó que “poniendo foco en esta época, tenemos que ver qué medidas debemos adoptar para poder preparar las vacas”.
Productores de la Ruta 26 asistieron la semana anterior al campo sanducero “El Ombú” (kilómetro 78 de Ruta 26), para conocer los pasos a seguir en el manejo del rodeo de cría, en el marco de la actividad promovida por el ingeniero agrónomo Rómulo César, del Instituto Plan Agropecuario y la ingeniera agrónoma Ana Fernández, de la regional Paysandú del Instituto Nacional de Colonización (INC).
“Fue una jornada muy linda y dinámica, con productores que dialogaron e hicieron diversas consultas”, precisó Montes. “Tratamos de amoldarnos a la realidad que vamos viendo, tratando de pensar junto con los productores para ver cómo se dan las cosas en cada caso”.
“El ganado que vimos estaba muy bueno. Hablamos de vacas y vaquillonas con su ternero al pie, que estaban pastoreando en la calle antes de llegar al campo de ‘El Ombú’, y acá mejoraron mucho su condición corporal”, dijo el técnico del Plan Agropecuario. Aclaró que esto “lo logró la naturaleza, ahora hay que tomar las medidas necesarias para lograrlo todos los años, independientemente de como venga el clima, que fue el desafío propuesto a los productores”.
medidas
“La primera medida que tenemos que tomar en el otoño es el destete, para destinar la producción de forraje del campo natural de esa época, a depositar grasa en los vientres”, sostiene el técnico.
En términos generales, una vaca con ternero al pie “consume aproximadamente 10 kilos de materia seca por día para satisfacer sus requerimientos (mantenimiento y lacatación). Por otro lado, una vaca sin ternero consume en el entorno de 6 kilos de materia seca por día. Por eso cuando se hace el destete, las vacas mejoran rápidamente su condición corporal”.
Manifestó que “esta primera medida está condicionando el momento en que tiene que ocurrir el parto, para tener un ternero apto para ser destetado a campo natural lo más temprano en el otoño (más de 130 kilos) y poder aprovechar el crecimiento otoñal con un vientre sin cría al pie. Consecuentemente, está condicionando la fecha de entore para que el parto ocurra en el momento deseado”.
identificación
La segunda medida implica identificar los vientres preñados y los que están fallados, “de forma de poder concentrar los esfuerzos en los animales que me van a dar un nuevo ternero”.
El diagnóstico de gestación “permite hacer esa identificación de manera de poder apartarlos para ocuparme de los vientres preñados”, establece Esteban Montes. “Realizar el diagnóstico de gestación lo más temprano en el otoño, permite destinar el crecimiento del pasto de otoño a los vientres preñados en función de los requerimientos”, dijo.
“La ecografía nos permite adelantar el diagnóstico, posibilitando comenzar los manejos anticipadamente”, agrega.
Otra utilidad del diagnóstico de gestación “es identificar el tamaño de la preñez de los diferentes vientres, pudiendo diferenciar aquellos animales que paren en el primer período de la estación del parto, aquellos que paren en el medio y aquellos que paren al final de la misma”.
Sostiene que la utilidad que tiene esta información “es para planificar los manejos que voy a hacer a los diferentes lotes al momento del parto. Los vientres que van a parir primero van a tener que estar en muy buena condición corporal para poder solventar los primeros estadios de la lactancia en base a grasa, ya que la oferta de forraje en esos momentos va a ser limitada”.
clasificación
En tercer lugar, la medida a tomar es clasificar por condición corporal para hacer la asignación de forraje en función de las necesidades de los diferentes lotes.
“Teniendo como parámetro llegar al parto y próximo entore con condición corporal 4 en vacas multíparas y 5 en vacas de primera cría”, el técnico del IPA entiende importante “armar los diferentes lotes para hacer la asignación de forraje en función de los requerimientos y de los objetivos”.
“Cuando se mantiene la carga ajustada a la capacidad del campo que se está manejando, se tienen posibilidades de ajustar la condición corporal de los diferentes animales en base a pasturas naturales”, indica Montes.
“En la medida que se decida tener mayor carga que la que admite el campo, hay que pensar en incorporar alimento extra, ya sea bajo la forma de pasturas mejoradas o suplementos (fardos o granos) para poder alcanzar las condiciones corporales recomendadas”, explica. En este último caso, “hay que ajustar bien la parte económica del negocio, de forma que el costo del kilo producido no sea demasiado alto como para poder soportar bajas en los precios de venta del producto”.
“Recordemos que durante el invierno es muy probable que existan pérdidas de condición corporal, por lo que se debe ingresar al mismo con condiciones corporales mayores a las que debemos llegar al parto y siguiente entore”, acota. Las condiciones de cada predio “van a determinar la condición corporal que debemos tener al inicio del invierno para poder cumplir con la meta”.
“Así se le da prioridad a aquellos animales que están por debajo de la condición corporal deseada, se mantienen los que ya están en esa condición y se puede pensar en alguna pérdida en aquellos que están por encima”.
Medidas futuras
Otra utilidad de la clasificación por condición corporal “es determinar medidas de manejo futuras. Si existen animales a los que no les pueda dar la condición corporal necesaria al parto y al entore siguiente para que se alcen, puede estar determinando otro tipo de medidas”.
Por ejemplo, Montes indica que “muchos productores optan por hacer destete precoz sistemáticamente a los vientres de primera cría en contraposición a darles la condición corporal 5 para lograr buenos resultados reproductivos. Pero esta decisión se está realizando en el otoño, de lo que se tiene que hacer en la primavera siguiente”.
“También se puede decidir no entorar algunos vientres que estén en baja condición corporal o que sean “cola” de parición. Hay que tener suficiente reposición para poder mantener el número de vientres. Esta última medida condiciona el manejo a realizar a las vaquillonas de sobreaño para que puedan llegar con el peso y desarrollo al próximo entore”.
El técnico agrega que al ser una categoría de menor peso, “el costo de alimentar esta categoría es menor que el de alimentar una vaca, pudiendo organizar de otra forma el alimento que se dispone”.
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