Paysandú, Miércoles 24 de Abril de 2013
Opinion | 22 Abr El ministro de Economía, Fernando Lorenzo, dijo en un comité de base en Montevideo que “a nadie le va a cambiar la vida” rebajar 2% el IVA. Sin embargo, se trató de una promesa electoral, que en materia económica no se ha cumplido.
Lorenzo anunció que la rebaja se instrumentaría de manera tal “que implique que la gente vea la reducción” y defendió la reforma tributaria que recauda U$S 10 mil millones, al tiempo que “el IVA recauda la mitad”. Por su parte, el vicepresidente Danilo Astori había anunciado que la rebaja de dos puntos porcentuales dependería de la evolución del déficit fiscal, para el cual se efectúa un “seguimiento estrecho”.
Actualmente la medida se instrumenta en las compras con tarjetas de débito y crédito, pero se busca su “inclusión financiera y la formalidad”, había dicho Astori. En números, por cada punto porcentual de IVA que se rebaje, el Estado deberá resignar más de U$S 60 millones.
El cambio de vida o no que se observe con el cumplimiento de esa medida es, ante todo, relativo. Habría que observar el comportamiento de los sueldos más bajos, es decir, sin capacidad de ahorro que son utilizados en su totalidad en gastos. Estos gastos llevan IVA, tanto la tasa mínima del 10%, como la básica del 22%, por tanto, implicaría una decisión importante. Sin embargo, la medida de rebajar 2% tendría menos incidencia en los contribuyentes con capacidad de ahorro y utilizarían ese excedente en consumo suntuario. Por tanto, los efectos de esos cambios se miden de acuerdo a la realidad del aportante.
Uruguay es uno de los países del mundo que sigue manteniendo altas tasas de IVA tanto mínimo como básico y en América Latina, encabeza la lista.
El deterioro fiscal –en especial en estos últimos meses luego de 10 años de recaudaciones récord-- obligó a aplazar otra medida, al menos “por ahora”, según el jefe de la Asesoría Macroeconómica, Andrés Masoller. Eso significa que ahora no se puede porque las cosas ya no están tan bien, y antes sí se podía pero prefirieron gastar en otras cosas. Tampoco está previsto subir de siete a ocho Bases de Prestaciones y Contribuciones (BPC) mensuales, el mínimo para el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y de ocho a nueve BPC, el del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS). Otro aspecto inherente a la realidad particular de cada aportante. La relación directamente proporcional entre el costo de vida, los salarios que perciben las franjas con menor o nula capacidad de ahorro y la presión que ejercen algunos tributos, podría ser relevante en esta parte del país, ante la diferencia cambiaria existente con Argentina. Pero por el momento, no se ha logrado la visibilidad necesaria del problema.
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