Opinion | 23 Abr Con la finalidad de embellecer la ciudad tratando los temas de medioambiente con una actitud proactiva, el grupo Paysandú Nuestro realizó el pasado fin de semana la plantación de medio centenar de árboles de especies nativas.
La iniciativa forma parte del programa de reforestación de la costa de la ciudad que se desarrolla conjuntamente con el grupo ambientalista Gensa y con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, instrumentado por el Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PPD/FMAM/PNUD).
El grupo trabaja también para involucrar en esta tarea a otras instituciones y, en este caso, las especies de monte ribereño plantadas -ingá, mataojo, ceibo, guayabo colorado, murta, palmeras pindó, guaviyú, guayabo blanco, curupí, plumerillo rosado, pitanga, entre otros-- fueron aportadas por la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
El objetivo de estas tareas es realizar un aporte a la instalación en la opinión pública de la necesidad de prepararse como ciudad para afrontar el cambio climático en curso, generando respuestas que contribuyan a un proceso de adaptación y mitigación.
La propuesta se suma a otras de origen ciudadano existentes en el departamento, como es el caso de la vigilancia y denuncia que en materia de fumigaciones de productos fitosanitarios en lugares donde está prohibido (generalmente zonas de exclusión de cursos de agua y escuelas) realiza el Grupo de Vecinos de Guichón.
Incluso, algunas organizaciones sociales y centros educativos de la ciudad llevan adelante --a veces silenciosamente-- propuestas con objetivos similares, tales como la separación de residuos orgánicos e inorgánicos y la clasificación de éstos últimos con miras a su reciclaje a través de cooperativas de clasificadores existentes en el medio.
Otras iniciativas que persiguen también la finalidad de despertar la conciencia ambiental y buscar la colaboración de todos los ciudadanos en el mantenimiento de la calidad de cursos de agua y costa son las jornadas de limpieza de playas, ya bastante arraigadas en la costa oceánica pero que también han comenzado a realizarse en el Litoral.
En definitiva, se trata de acciones positivas que apuntan a involucrar a la ciudadanía en la mejora de la calidad ambiental de los lugares donde viven, lo que redundará no sólo en la conservación del planeta sino también en la mejora de su propia calidad de vida.