Paysandú, Sábado 04 de Mayo de 2013

Diferencias entre gasto e inversión

Opinion | 04 May El proyecto de la nueva sede del Banco de la República, que iba a construir el organismo a un costo de unos cincuenta millones de dólares --por supuesto que en Montevideo, tal vez como compensación por el costo de la “capitalidad” que argumenta la intendenta Ana Olivera para reclamar más dinero al gobierno nacional, en el colmo del desparpajo-- ha sido detenido por orden del presidente José Mujica, de acuerdo a la información que da a conocer el diario El País. El propio mandatario había habilitado tiempo atrás esta obra, pero ahora resolvió dar marcha atrás como parte de su política de restricción y redirección del gasto ante un posible decrecimiento de la economía, informaron a El País fuentes del Poder Ejecutivo.
“No es prioritario”, dijo Mujica a su círculo más próximo de colaboradores, y adelantó que la misma suerte correrían otros proyectos de inversión pública previstos en su gobierno. De acuerdo al matutino el presidente ya había dado señales de que la última Rendición de Cuentas de su gobierno con posibilidad de modificar el gasto sería austera y con fondos para asuntos muy puntuales. Incluso, el presidente prevé citar la próxima semana a un nuevo Consejo de Ministros para empezar a dialogar sobre la Rendición de Cuentas con los secretarios de Estado y tendría decidido mantener importantes inversiones de empresas públicas como parte de las políticas “anticíclicas” del Poder Ejecutivo.
La decisión sobre la obra del BROU es una medida plausible, desde que solo agregaría una obra de corte faraónico para el organismo y para Montevideo, sin nada de bueno que agregar a los uruguayos de a pie, que requieren servicios y no proyectos de este porte para “gloria” del jerarca o el gobierno de turno con el dinero de todos los ciudadanos, como se hizo con la Torre de las Telecomunicaciones de Antel.
Pero entre las obras que continuarán su curso, figura el controvertido estadio Antel Arena en el predio del ex Cilindro Municipal, que demandará una inversión de unos U$S 40 millones, en primera instancia, y que no es más que una tabla de salvación que lanza el organismo a la Intendencia de Montevideo, que no tiene presupuesto para hacerlo por su cuenta, como corresponde si así lo desea. Naturalmente, ahora será financiada por todos los uruguayos para que Montevideo cuente con un moderno estadio multieventos, lo que sin dudas es otra perla de la “capitalidad” que menciona muy suelta de cuerpo la intendente Ana Olivera, pero a la inversa.
Pero no todo es negativo para el Uruguay –en referencia al país, no a Montevideo, que puede que se confundan pero no son lo mismo--. Mientras tanto, el gobierno seguirá adelante con la construcción de la regasificadora y buscará concretar la reactivación del ferrocarril y la construcción de un puerto de aguas profundas en Rocha, según el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Gabriel Frugoni, y otros integrantes del Poder Ejecutivo.
Es que debe discernirse con claridad cuáles son obras prioritarias para el país y cuáles no, y evidentemente en estos casos se trata de inversiones en infraestructura que requiere el Uruguay para acompañar el crecimiento con cierto desarrollo.
“La economía no se va a derrumbar, pero no tendrá el ritmo de crecimiento de estos años. Por lo tanto, los recursos fiscales no van a crecer como venían creciendo”, dijo Mujica a canal 4 el pasado martes.
“Hay que distribuirlo lo más sensatamente para atender las necesidades que consideremos más importantes, y otros tendrán que esperar, como pasa en cualquier casa de familia”, indicó el mandatario.
En este tema, Mujica declaró en sintonía con el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, quien anunció que en el proyecto de Rendición de Cuentas solo se incluirán recursos para la recientemente creada Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), mientras paralelamente el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, ha reclamado más recursos y la aplicación de nuevos impuestos.
El punto es que las presuntas políticas “anticíclicas” han llegado tarde, en las postrimerías del presente gobierno y se harían por la vía de más gasto público, nada menos, cuando hace rato está instalada la incertidumbre en el contexto internacional, por lo que la medida parece más una jugada para la tribuna ya en año preelectoral, en lugar de contener el gasto.
Y en el caso de la construcción de un nuevo edificio del BROU en la Ciudad Vieja, se trata de una aspiración del presidente de la institución, Fernando Calloia, desde el gobierno de Tabaré Vázquez, pero éste le bajó el pulgar en su momento, lo que precisamente no ha hecho Mújica con el Antel Arena, una suerte de “plan Fénix del Pepe”, pese a la proclamada política de austeridad y al hecho de que se gaste dinero de todos los uruguayos en una obra de y para Montevideo.
Es decir que estamos ante una mano de cal una y otra de arena, el “como te digo una cosa te digo la otra”, y de una forma o de otra siempre el Interior seguirá pagando los delirios centralistas de quienes siguen asumiendo que el Uruguay es solo Montevideo.


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