Paysandú, Domingo 12 de Mayo de 2013

Crecimiento sustentable, materia pendiente

Opinion | 09 May Es muy positivo –al menos para los uruguayos -- que América Latina continúe comportándose como la “mosca blanca” en el escenario económico mundial, cuando sigue creciendo el desempleo en Europa, por ejemplo, a niveles nunca vistos en el último medio siglo, y que en Estados Unidos siga dilatándose la recomposición de su economía. Es que el subcontinente, aunque estamos ante una gradual desaceleración de la demanda internacional, mantiene las previsiones de crecimiento con una media superior al tres por ciento anual, ante un escenario europeo recesivo y de escasa demanda en la nación norteamericana, por lo que el comportamiento positivo se limita a varios países de la región y a las naciones emergentes asiáticas, sobre todo China, lo que es aleccionante pero a la vez debe ser motivo de un seguimiento muy fino de la situación.
Es decir que hay economías poderosas que no están participando en el festín, y todo indica que todavía habrá de transcurrir un lapso considerable para que reaparezca la demanda que se ha deprimido desde el Primer Mundo, lo que es un llamado de atención para que los países subdesarrollados y en especial América Latina, tomen nota de que es impensable seguir transitando los mismos caminos de la última década, con un crecimiento que ha permitido mejorar la calidad de vida de amplios sectores de la población, aun reconociendo que quedan grandes bolsones de pobreza y déficit en la sustentabilidad de la presunta mejor redistribución que se ha alcanzado.
En el último informe de situación del Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo financiero insta a las economías latinoamericanas a aprovechar condiciones favorables externas “que no durarán eternamente” y sentar así las bases de un “crecimiento sostenido”.
En este informe regional, conocido cuando se espera un crecimiento regional del orden del 3,4 por ciento para 2013, y de 3,9 por ciento para 2014, impulsado por la abundancia de financiación y la demanda aún sostenida por materias primas, advierte también de los riesgos a mediano plazo derivados de un potencial endurecimiento de las condiciones de financiación mundiales y la posibilidad de una “fuerte desaceleración en los países emergentes de Asia, con sus consiguientes efectos en los precios de las materias primas”.
El director del FMI para el Hemisferio Occidental Alejandro Werner, advirtió que “las condiciones todavía son favorables, pero no durarán eternamente” y señaló que se empiezan a ver señales de moderación en los precios de las materias primas, tendencia que podría intensificarse. Consideró que los tipos de interés aumentarán a medida que las economías mejoran, pero “el desafío para muchos países de la región es aprovechar el escenario actual para rellenar sus arcas y sentar las bases para un crecimiento más robusto e inclusivo”.
Precisamente recomienda en cuanto a políticas macroeconómicas “una política fiscal más prudente, que contribuiría a aliviar la presión sobre la capacidad interna y mitigar el aumento de los déficit en cuenta corriente”, y en cuanto a la inflación, el FMI destaca que se ha mantenido controlada mayoritariamente, aunque países como Brasil, Uruguay y Venezuela registran cifras por encima de las metas.
Una década de crecimiento no es poca cosa para un subcontinente que históricamente ha tenido crisis devastadoras, que ha pasado de bonanzas a depresiones sin transición, y que en este caso se ha visto favorecido por espacio de un largo período. Uruguay no ha escapado al crecimiento espectacular por las condiciones internacionales, pero ha dejado pasar de largo una oportunidad para mejorar la infraestructura y ordenar la economía y situación fiscal sin mayores traumas.
En resumidas cuentas, al crecimiento por estas condiciones favorables no se le ha agregado inversión para el desarrollo y sustentar este crecimiento sobre bases firmes, por lo que hay coincidencias respecto a que no estamos ni por asomo a cubierto de cambios en las condiciones que hasta ahora nos han favorecido.
Lamentablemente, se han seguido políticas procíclicas, sin generar espacios fiscales ni fondos que hagan de colchón para afrontar eventuales crisis, como también es la situación de otros países latinoamericanos, y no hay seguridades para el futuro, ni siquiera para el futuro inmediato.
La imprevisión no paga, y por cierto que se ha vivido el momento, como si todo lo demás no importara, y ojalá que nos dure, porque seguimos sin competitividad en productos con valor agregado, nada menos, y seguimos solo dependiendo de los precios de los commodities, por más vueltas que se le dé.


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