Opinion | 12 May La Dirección Nacional de Cultura (DNC) anunció la apertura de la convocatoria para la presentación de propuestas artístico – culturales para integrar el circuito de la edición 2013 de “Boliches en agosto”. En esta edición, el ciclo tiene como objetivo rescatar la relación histórica de los bares, boliches y cantinas de nuestro país con los juegos tradicionales. “Gran parte de las imágenes que conservamos de los bares tradicionales de nuestro país, tanto en la ciudad como en la campaña, componen una pintoresca escena de parroquianos nucleados alrededor de una mesa de truco”, dice la convocatoria que publicáramos recientemente.
Dejando de lado la centralista y peyorativa dicotomía entre Montevideo e Interior a que son tan afectos los montevideanos (para ellos ciudad y campaña), debemos apresurarnos a formular un planteamiento que puede conducir a un interesante logro para la ciudad de Paysandú y más concretamente para el complejo que se proyecta en el entorno del Teatro Florencio Sánchez.
Veamos: con más o menos velocidad las obras de restauración van avanzando y se han concretado dos trabajos fundamentales como lo son la recimentación de la fachada y el sobretecho de la totalidad del edifico. Esto permite que se pueda encarar, con independencia técnica y logística de los trabajos en el teatro propiamente dicho, una completa “puesta a punto” del “Café del Comercio” como se le denominó originalmente o “Café del Florencio” como se le conoce ahora.
En base a la información disponible entendemos que la recuperación de este lugar no sería demasiado difícil ni tampoco muy costosa.
Corresponde establecer que una buena parte de la decoración así como algunos muebles están en el mismo café mientras que en otras dependencias municipales se encuentra algo del mobiliario así como otros elementos tales como barandas y partes del mostrador.
En consecuencia, estimamos posible que un equipo de obreros municipales, con una inversión de escasa entidad, pueda dejar en condiciones de funcionar un local que, si se quiere, es también icónico pues tiene una tradición de casi cien años como parte del majestuoso Teatro Florencio Sánchez.
Estimamos que el “Café” podría estar pronto para su apertura al público antes del mes en que se realizará el próximo “Boliches en agosto”. Sólo es necesario recordar, parafraseando al Capitán Ingeniero Ed Murphy, que “Si un trabajo se inicia tarde, se terminará tarde”.
A los efectos de ubicarnos en el planteo recordemos que la convocatoria formulada por el Ministerio de Educación y Cultura establece que “Los juegos tradicionales son parte de una historia, una memoria colectiva y una cultura que une y da raíces”. En ese marco, “Boliches en agosto” se propone invitar “a que por un mes revivamos la historia y la tradición de juegos como la taba, el tute, el ajedrez, los dados, el dominó, la generala, el mus y tantos otros que poblaron nuestros bares desde la época de la colonia. Algunos, en su mayoría, traídos por los inmigrantes, y resignificados”. La invitación entonces es para propuestas artísticas que tengan que ver con la realización de partidas y campeonatos de juegos tradicionales en todas sus variedades.
Este año hay dos modalidades de participación para todo el país: propuestas financiadas (que requieran para su realización apoyo económico de la DNC), y propuestas independientes (que deseen integrar el circuito con financiación y organización propia).
Todas serán apoyadas con la difusión en prensa y la inclusión en programas y gráficos. Pueden ser presentadas por ciudadanos de todo el país mayores de 18 años; bares, boliches, cantinas y clubes sociales; artistas o colectivos artísticos; gestores culturales y organizadores de eventos; organizaciones sociales públicas y privadas, e instituciones públicas y privadas”. La convocatoria está abierta hasta el 19 de mayo.
Sería, sin dudas, sumamente convocante que la ciudad de Paysandú tuviese un lugar donde se rememoren aquellos lugares que eran punto de reunión, de diversión, de entretenimiento pero, fundamentalmente, de relación humana.
Acaso no sería llamativo y hasta atrapante un lugar donde no sólo se pudiera beber un café en compañía de amigos sino que también la charla muchas veces estuviera matizada por la “disputa entre adversarios” en juegos tan populares como los mencionados en la convocatoria u otros que los estudiantes de otras épocas recordarán como “El ahorcado” y tantos otros que con apariencia de meros entretenimientos tenían un claro trasfondo educativo.
Nos preguntamos si no habría muchos parroquianos que disfrutarían de las interpretaciones de un joven músico haciendo sus primeras armas o las de un veterano guitarrero gastado por el tiempo y la noche. Si, reabrir el “Café del Florencio” sería una buena idea.