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Paysandú, Viernes 17 de Mayo de 2013

No corresponde esperar

Opinion | 15 May Aunque resistido por buena parte de la población, la figura del cuidador de vehículos comienza a tomar fuerza en Paysandú, en parte porque “no queda otra” que aceptarlo y además porque el Mides consideró esa tarea como una labor más, habilitando la posibilidad de pagar impuestos como monotributista a quien hace ese trabajo, lo que a su vez le permitirá en un futuro alcanzar la jubilación. Más allá de los reparos que puedan caber a tal designación, lo cierto es que la labor surgió de manera espontánea, como un rebusque de personas de escasos recursos que comenzaron a ubicarse en estacionamientos públicos, con la intención de mantener el orden, impedir destrozos a los vehículos y lo más importante, recibir dinero en forma de propina.
Una década más tarde de la aparición de los primeros cuidacoches en Paysandú, ahora éstos están formando una asociación para defender sus derechos. No obstante, las autoridades competentes, de Movilidad Urbana, han indicado que no se regularizará la situación de los mismos hasta tanto se culmine con la reestructura del centro de la ciudad, que implica el traslado de espacios de estacionamiento, así como otros cambios en paradas de taxis, de ómnibus y otros.
Se sostiene por parte de las autoridades que hacerlo ahora implicaría duplicar el trabajo, porque luego este debería repetirse.
No obstante, la situación totalmente irregular en varios estacionamientos, con personas vestidas de manera inapropiada, descalzos o alcoholizados, no tiene por qué esperar siquiera unos meses para ser sustancialmente mejorada.
De acuerdo al decreto oportunamente aprobado por la Junta Departamental, los cuidacoches deberán vestir túnica, tener franjas o chaleco reflectivo y una linterna. Del mismo modo, un carné que los identifique no solamente por identidad sino también por la zona en que trabajarán.
Al contrario de lo que sostiene Movilidad Urbana, empezar ya mismo con el nuevo sistema es más apropiado que dejarlo en suspenso hasta tanto se culmine con la reestructura del centro. Bien puede tomarse como un período de prueba y ajuste, de modo que cuando estén las nuevas paradas de vehículos, el sistema esté funcionando de la mejor manera. Esto sin desconocer que hay cuidacoches fuera del área céntrica y que los hay también ocasionales para espectáculos artísticos, deportivos, fiestas privadas y de otro tipo. Por tanto, el doble trabajo no debe ser considerado perjudicial, sino un aliciente para comenzar ahora mismo con la formalización de los cuidacoches, haciéndoles cumplir el decreto, de modo que quien no acepte las reglas, tampoco pueda tener a su cargo una parada.


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