Paysandú, Domingo 19 de Mayo de 2013
Locales | 19 May Triunfó la Injusticia y la Infamia
Triunfó la Injusticia y la Infamia. Eso es algo que nos negábamos a creer pensando que en nuestro país aún existía un mínimo de respeto por el estado de derecho. Pero no, no es así. Esta afirmación se demuestra al tomar conocimiento de que la jueza Dolores Sánchez condenó al General Miguel Dalmao a 28 años de prisión por un crimen que no existió y que, a pesar de todo tipo de artimañas, no pudieron demostrarlo.
Sí, ese Miguel Dalmao que en el año 2010 “se comió un garrón”; sí, ese Miguel Dalmao procesado y encarcelado por convicción, “sin pruebas”; el mismo. Si el relato imaginativo del Tribunal de Apelaciones fue disparatado y, según manifestaron dirigentes políticos, no se explican cómo llegó a las conclusiones que plasmó en el papel, ya que del expediente no surgen las mismas, esta acusación lo superó. La jueza tomó parte de ese relato, le sumó la disparatada acusación y solicitud de condena del fiscal subrogante Negro y lo abonó con aportes propios.
Lo raro de esto, entre otras cosas, es que todo surge de un mismo expediente, sin agregados nuevos y que no contiene una sola prueba ni testimonio que lo indique a Miguel como autor del crimen que le imputan, extremo que se desprende de la propia sentencia. Todos los testimonios que figuran en el expediente lo ubican al Alférez Dalmao después de ocurridos los hechos. Nadie vio ni oyó absolutamente nada.
Nació esta pesadilla con el armado del caso, que ya había sido archivado en 2006 por el mismísimo juez Vomero, por falta de pruebas y no descartando el suicidio. La ex fiscal Guianze lo reflota y aporta “testimonios de oídas” (una milagrosa aparición de declarantes que dicen haber escuchado a un supuesto soldado desconocido que comentó que había fallecido una detenida y que parecía que al “cabezón Dalmao” se le habría ido la mano), sin valor ni relevancia jurídica para inculpar a Dalmao. La propia Guianze cuando se refiere a las declaraciones de Fernández Huidobro sobre la inocencia de Miguel dice que es un “testimonio de oídas” y que este tipo de testimonio no tiene “relevancia jurídica” (Semanario Búsqueda 17/01/13). Parece que varía la validez y la relevancia según convenga.
Guianze fue, supuestamente, la que más años estudió el caso y la que manifestó en una entrevista que nunca lo acusó de autor de homicidio porque no tenía pruebas:
Entrevista de “El Diario” digital de 9/12/12 :
Periodista. “¿Y por qué no pidió usted la condena por autoría entonces?”
Guianze: “Pero no lo tengo probado plenamente de que él fue el que la mató, pero sí que estaba en el grupo de gente que la torturó y la mató”.
O sea, le viene bien cualquier cosa, no tiene pruebas que la mató pero dice que perteneció al grupo que la mató, que tampoco tiene pruebas, y si no, lo que sea, cualquier cosa con tal de inculparlo de algo. Todas elucubraciones.
Muy bien, entonces, cómo se explica que la jueza Sánchez haya llegado a la conclusión que Dalmao fue el autor del supuesto homicidio. Solo con esta contradicción da para pensar.
A todo lo ya inventado, esta nueva jueza expresa que Miguel, el mismo Alférez Miguel Dalmao, de 23 años, tiernito y sin experiencia como lo calificó un alto jerarca de este gobierno, dispuso su detención, interrogó y mató a Sabalsagaray. ¿En qué cabeza cabe que tuviera semejante poder?
Increíble, por no decir ridículo. Pensar que un alférez en aquella época, con casi 8 meses de recibido y cuatro meses en el cuartel, venido del Interior, tuviera semejante poder. El último perejil, lo que se dice un recluta, con más de 12 oficiales con mayor jerarquía que él; realmente descabellado.
Entonces, ¿de dónde sacó las conclusiones de que Dalmao fue el que organizó y ejecutó todo lo que ella describe? ¿Qué pruebas tiene? ¿Es ésta una carrera al que inventa más y mejor?
Es un solo expediente que no dice nada de eso.
Entre toda una serie de divagues habla de la dictadura, de los DDHH en el mundo y del Plan Cóndor. Pregunto; ¿Qué tiene que ver el Plan Cóndor con este caso y con mi marido? ¡Nada! El mencionado plan nació un año y medio después de los hechos que se le imputan.
¿Por qué lo pone en la sentencia? ¿Para llenar hojas? De repente es para enchastrar la cancha y así inclinar y predisponer a la gente en contra de Miguel y hundirlo más. Afirma, además, en un pasaje de la acusación, que Dalmao era integrante de la OCOA.
Pregunto: ¿De dónde sacó eso? Miguel nunca perteneció a la OCOA y es fácilmente comprobable. No sé qué historia leyó la jueza, por qué la necesidad de poner cosas que no son ciertas. ¿Será para camuflar que no existen pruebas para inculpar a mi esposo y que no actuaron bien?
Entrevera y confunde hechos, no reconoce los estudios de los técnicos que presentó la defensa, serios y profesionales, y sólo valida los presentados por la fiscalía. De cualquier forma ninguno descarta el suicidio. Cómo llega al veredicto final, 40 años después de sucedidos los hechos, sin haberlos vivido y sin testigos ni pruebas. Realmente, no sé pero me imagino. Las pruebas, como lo han dicho los juristas, son fundamentales en el derecho penal y reitero: no hay una sola prueba, sólo comentarios hechos a la medida.
¿Cómo pueden culpar a una persona de un delito que nunca probaron que haya existido? ¿Es el único caso que se suicida una persona privada de libertad? ¡No!
Está indicada esta situación, el arresto, el aislamiento como motivo que puede llevar a tomar la decisión de suicidarse (Guía de prevención y detección de factores de riesgo de conductas suicidas. MSP)
Hemos tenido casos bastante recientes, por ejemplo hace un par de meses sucedieron dos casos, uno en una comisaría y otro en una dependencia del INAU. Un poco más atrás en el tiempo, caso Bozzata. Intentos en cárcel de Cabildo. Estos son sólo casos conocidos, los que sucederán que no nos enteramos. La jueza critica a la justicia militar y afirma que se armó un escenario del suicidio.
Primero, no estuvo allí y nadie de los que sí estuvieron en ese momento vieron semejante cosa y, además, ¿qué necesidad tenían de armar un escenario y de hacer todos los trámites que exigía la ley, dando intervención a la policía técnica, forenses y juez? Si hubieran sucedido los hechos como quieren hacer creer los jueces y fiscales, que han tenido intervención en el caso, lo lógico hubiera sido hacer desaparecer el cuerpo del delito.
Una persona que llevaba apenas unas horas de detenida, que nadie sabía quién era, en plena dictadura, ¿no les parece ilógico meter la pata y darle intervención a tantos actores, comprándose un problema? Todo es tan disparatado que si no fuera trágico me haría reír.
No puedo creer que esto nos esté pasando y que suceda hoy en día en nuestro país. Es una persecución con tanta saña que parece la inquisición, y es tan evidente la intención que no entiendo cómo llegamos a este punto. Realmente me asusta, y sobre todo me asusta el silencio; sí, el silencio.
Me refiero al silencio de aquellos que tienen el poder y el deber de velar y defender los derechos humanos de mi esposo, que también los tiene. Derechos humanos que no se han respetado, que se han pisoteado y atropellado. Derecho a un juicio justo e imparcial, no esto que todos sabemos cómo fue manipulado.
No por tener uniforme carece de esos derechos. Es un ser humano, un ciudadano que han condenado a 28 años de cárcel, ¡condena histórica, sin una sola prueba!
Lo procesaron por convicción, según dijo públicamente el entonces juez Vomero. ¡No pueden condenarlo a 28 años por convicción! Porque es el mismo expediente con las mismas declaraciones, sin cambio alguno. No me pueden conformar diciéndome que todo es político, que nada tiene que ver lo jurídico. No pueden dejarlo pudrir en la cárcel con ese argumento. Es gravísimo.
No se puede utilizar la libertad y la vida de un ser humano inocente para vengarse de la institución militar y de quienes la integran.
Tanto se ha criticado y se critica la justicia durante la dictadura, ¿y esto es justicia?
Me gustaría que alguien me dijera en qué parte del expediente está lo que en la sentencia se afirma. Personas que nada tienen que ver con el tema militar han comentado que desde que comenzó todo en el año 2010, parecen casos diferentes. No se puede repetir el slogan de que la justicia es independiente y hay que acatarla. Cuando se comete una injusticia debe existir alguna forma de revertir el fallo. Es un tema de responsabilidad y de conciencia.
“Una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad” pero parece que una verdad repetida mil veces no tiene el mismo efecto. ¿Será que puede más la mentira? Alicia B. de Dalmao
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