Paysandú, Miércoles 22 de Mayo de 2013
Opinion | 18 May La conmemoración ayer del Día Mundial de la Hipertensión Arterial seguramente pasó casi desapercibida para un alto porcentaje de la población, en realidad muchas veces saturada por la sucesión de “el día de…” que suele observarse con demasiada frecuencia en nuestro país, y que hace que solamente un pequeño núcleo de directos interesados dedique parte de su tiempo a reflexionar y eventualmente cumplir con las recomendaciones y advertencias que suelen rodear el tema en cuestión. Pero en realidad en esta ocasión la problemática de la hipertensión arterial debería preocuparnos y ocuparnos a todos los uruguayos, desde que indefectiblemente por lo menos una de cada tres personas tiene problemas de hipertensión, y lo que es peor, la mayoría lo ignora hasta que es demasiado tarde para adoptar en tiempo y forma medidas preventivas. Se trata de una afección de tipo crónico y que como tal es a la vez antesala o causa de serios problemas cardiovasculares, como regla general, pero también afecta órganos como los riñones y el cerebro por la manifestación sistemática de un exceso de presión contra las paredes arteriales, que van minando su resistencia y son caldo de cultivo de serios problemas a medida que envejecemos.
Pero más allá de la predisposición de cada uno a sufrirla en mayor o menor grado, la hipertensión arterial es consecuencia o por lo menos se agrava significativamente por malos hábitos alimenticios, como la comida chatarra, sobre todo por la ingesta de sal y grasas saturadas, que se traducen en colesterol que se deposita en las arterias. Pero a la vez la vida sedentaria y el no hacer lugar al ejercicio físico, aunque más no sea unos pocos minutos por día, o dos o tres veces a la semana, hace que las consecuencias de la hipertensión sean más graves y se instale la enfermedad definitivamente en el sistema cardiovascular.
Por lo tanto, no hemos estado ante un “día de…” más, sino ante una alerta sobre un problema real que en mayor o menor medida vamos a tener alguna vez la mayoría de los uruguayos. Por lo tanto haríamos bien desde ya y a cualquier edad, en comenzar por lo más simple, que es tener hábitos alimenticios sanos, así como seguir una rutina de ejercicios, a lo que debe agregarse la toma periódica de presión.
Esto requiere solo unos pocos minutos, pero puede salvarnos la vida cuando menos lo pensamos, porque la hipertensión no da síntomas, al punto que se le considera el “asesino silencioso” y cuando ocurre un episodio cardiovascular por su causa, las consecuencias son imprevisibles y nunca van a ser intrascendentes.
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