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Paysandú, Jueves 23 de Mayo de 2013

Julio Montero Castillo: “Se metieron todos los contratistas”

Deportes | 20 May “¿Sabés quién es ese? Montero Castillo. ¡No sabés lo que jugaba!”, le dijo a su hijo un hincha futbolero mientras el “Mudo” Julio Montero Castillo, se bajaba del auto con su hijo para ingresar al Estadio Artigas.
El ex defensor de Nacional y la selección uruguaya pasó desapercibido para los más jóvenes, que llegaron para ver a su hijo, Paolo, uno de los últimos ídolos del fútbol uruguayo. Pero se sumó desde afuera al partido a beneficio de Asdopay, otra de las alegrías que le dio el fútbol.
“El fútbol me dio muchas satisfacciones y amistades buenas que sigo sosteniendo. Son pocos, pero tengo amigos desde hace 44 años, a los que conocí en el fútbol, y seguimos viéndonos cuando dejamos de jugar”, dijo.
“Tuve la suerte de tener un hijo que fue un buen jugador y eso me enorgullece mucho. Te digo una cosa: no disfruté tanto lo mío como lo de mi hijo. Yo sabía lo que tenía que hacer, pero con lo de mi hijo he sufrido y gozado demasiado. Fui muy feliz en los años que jugó”, confesó.
Que un hijo triunfe al igual que su padre adentro de la cancha, es un caso no tan común en el mundo del fútbol. “Se da acá con Forlán y algún otro, porque si bien hay padres e hijos que jugaron, no llegaron al nivel que llegaron ellos (Diego Forlán y Paolo Montero)”, asegura.
Montero Castillo asegura que la situación lo llena “de orgullo, porque mi hijo es un ser humano muy bueno, un buen amigo y un buen hijo. ¿Por qué jugó en Peñarol y no en Nacional? Porque lo llevé a Nacional y no quedó, y después hablé con un comisario amigo mío que era hincha de Peñarol, lo llevó y quedó. Y después se fue e hizo su vida”.
Para el “Mudo”, “lo que te da el fútbol es esto, la amistad. Vivo hace 45 años en Pocitos, me conoce todo el mundo y conozco todo el mundo. Eso es una satisfacción, porque como le digo a mis hijos y nietos, lo importante es que sean buena gente. ¿Me entendés?”.
“Se perdió aquel código”
“Ahora se perdió mucho aquel código que teníamos nosotros, porque nos enseñaban los veteranos. Mis hijos tienen ese código. Que sean de Nacional o Peñarol es lo mismo: el orgullo que tengo es que sean buena gente”, agregó.
Tras señalar que “el ambiente del fútbol es muy podrido”, se mostró sorprendido por el recibimiento que tuvieron los jugadores que llegaron a Paysandú para colaborar con Asdopay.
“Esto es algo lindo, que pueden hacerlo los jugadores de fútbol. Estoy emocionado porque esto es una obra muy interesante, y hay que ayudar mucho porque nunca se sabe lo que te puede pasar en la vida. Fue una linda experiencia más allá de la lluvia, porque fue importante lo que se hizo, que se conociera esta asociación”, afirmó.
Montero Castillo apostó a la realización de otro partido en el verano, y destacó el trato que recibió el grupo en nuestra ciudad.
“Le dije a mi hijo que si sabía que esto era una fiesta, no venía porque me da vergüenza. La gente de afuera siempre se porta bien, te trata muy bien; acá son más buenos que en Montevideo, porque allá hay muchos celos”, aseguró.
“Se metieron los contratistas”
Tener en casa a Julio Montero Castillo, campeón de América y el mundo con Nacional, campeón sudamericano y dos veces mundialista, es una invitación para conocer su opinión con respecto al fútbol uruguayo.
Y habló de manera recia, como se movía adentro de la cancha.
“Al fútbol uruguayo lo veo muy bajo. Desde que Paolo dejó Peñarol no fui más a la cancha, y lo miro por televisión. El campeonato es bajo, los equipos no tienen figuras... Peñarol le ganó 1 a 0 a Progreso cuando Progreso está por bajar, Nacional hoy (el sábado) empató... No tienen nada. Para mí (los grandes) no tienen nada”, sentenció.
Al ser consultado por cuál es el motivo de esta situación que se vive desde hace años, el ex defensor sentenció: “porque se metieron todos los contratistas, y ahora no le venden a Nacional o Peñarol como cuando jugaba yo”:
Y fue más allá: “Antes salían dos jugadores de Liverpool o Wanderers, y los compraban los grandes. Y ahora se van de Wanderers a Brasil y de Liverpool a Europa. Pero cuando son muy jóvenes no juegan, salvo algunos fenómenos como Cavani o Suárez, o Lodeiro que está jugando. Hay cinco o seis que juegan, y hay montones que no, porque hay que agarrar experiencia acá y después irse”.
“Soy contratista, lo vendo a él a Europa y ¡qué me importa si juega si me quedé con tres millones de dólares! Ese es un problema grande, pero es difícil de solucionar porque no podés decir en el período de pases que un jugador no se vaya hasta los 25 años”, agregó. Y recordó: “Cuando yo jugaba, en el año ‘67 me vino a comprar el Altético de Madrid, y no me dejó porque el período de pases en España había cerrado. Yo tenía 28 años, era un veterano. Si me voy con 21 o 22, puedo jugar 15 años en Europa como le pasó a mi hijo”.
“Ahora está fácil para llegar”
“Ahora pagan más que en mi tiempo. Y le digo a la juventud que tiene que dedicarse al deporte, porque con el fútbol se gana mucha plata. No hay que andar con el porro, que te mata: siempre les digo a los jóvenes que tienen que dedicarse al fútbol y salir de todas esas cosas. Porque además ¡está fácil!”, aseguró con énfasis.
“Está fácil para llegar porque ningún equipo tiene buenos jugadores. Es cierto que cuesta, que hay que mentalizarse, llegar en hora, entrenar, no faltar. Pero si vos tenés un poquito de cualidades vas a llegar, porque no hay buenos jugadores. Para nosotros era más complicado porque había buenos futbolistas y mejores equipos que ahora”, agregó.
“Nunca me llamaron de Nacional”
Hoy, Montero Castillo disfruta de la vida. Pasa varios meses en Italia con su hijo Paolo, al que acompaña a todos lados, y nunca pensó ni en la dirección técnica ni tampoco en tener alguna tarea en el club de sus amores, Nacional. Y tampoco nadie lo llamó para sumar su experiencia al club con el que festejó seis Uruguayos, la Copa Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana.
“Nunca me llamaron para trabajar en Nacional, pero ni me interesa”, dijo restándole importancia al hecho.
“Si algún día me ofrecieran algo, cosa que no van a hacer, me gustaría estar para las divisiones inferiores, para ir a ver jugadores, hacer carretera, salir al Interior. Llamás al cónsul de acá y le preguntás por la actividad, venís a ver jugadores, les preguntás si quieren ir a Montevideo, le hacés allá una prueba de un mes y si no andan los mandás otra vez a Paysandú. Eso me gustaría, pero no me rompo la cabeza”.
Pero ese reconocimiento que los viejos deportistas no logran en el país, aparecen en el exterior.
“En Europa es otra cosa. Vos dejaste de jugar, como Paolo, y sos un Dios. Hasta a mí me tienen como un Dios. Hablo con gente a la que enfrenté, y todos se acuerdan y te saludan. Acá no pasa eso, pero debe ser porque como te ven todos los días, es algo normal”, reflexionó.
“Para la gente en Uruguay es normal, pero en Europa vos no ves a un Zidane todos los días, es difícil. Acá sí, pero me da lo mismo porque estoy feliz”, agregó.
Montero Castillo siguió disfrutando de la cena de Asdopay en el Club Paysandú. Contento por haber participado, y planificando el regreso del grupo en el verano. Aunque, como no podía ser de otra forma, tiró su impresión sobre Nacional y la selección.


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