Opinion | 26 May En tren de explorar nuevos proyectos para impulsar el turismo en nuestra zona y, especialmente, en los centros termales, no sería mala idea pensar en el ferrocarril. Más allá del ingenuo juego de palabras, debería ser considerada en profundidad la posibilidad de establecer servicios regulares, realizar excursiones o travesías con destino a los centros termales tanto sanduceros como salteños, así como otros lugares de interés turístico de la región.
A esta altura de los hechos son más de una las generaciones que prácticamente no han visto un tren de pasajeros en la realidad y menos aún que han viajado tanto en ferrocarril como en los llamados motocares (coches motor), por lo que entendemos que utilizar trenes con locomotoras a vapor, diesel, eléctricas o aquellos Brill 60, coches motor pintados de celeste y blanco, sería un indudable atractivo para turistas de todas partes.
Viajar en formaciones tiradas por humeantes locomotoras o aún las más modernas con sibilantes generadores que alimenten los motores eléctricos parece ser una buena idea para incrementar el flujo de visitantes hacia la región, especialmente con destino a los centros termales aunque hay otras opciones que no deben ser descartadas. Y bien podría tratarse de un servicio de excursiones en tren con destino a cualquiera de los centros termales sanduceros. Pero el mayor atractivo podría estar en hacer el recorrido “Destino Termas”, que tanto han promocionado las intendencias de Salto y Paysandú.
Por ejemplo es sabido que en oportunidades más o menos recientes se han realizado emprendimientos de este tipo hacia las Termas de Guaviyú y no es un secreto que en el mismo predio turístico existe una parada.
Algo similar acontece con Termas de Almirón, pues también a los fondos del lugar hay una parada de trenes actualmente convertida en una tapera, pero que seguramente no presenta dificultades para ser reacondicionada.
Entonces sería posible establecer un circuito que abarque Almirón, Guaviyú, Daymán y, hasta si quiere Arapey, con eje en las dos capitales departamentales. Una gira con ese recorrido permitiría al turista disfrutar de las especiales aguas termales guichonenses, los paisajes quebrados, partes de la Cuchilla de Haedo, montes naturales y enormes plantaciones forestales. Pero el mayor atractivo sería el carácter de excursión que tendría el viaje, con tramos cortos y paradas largas en cada destino.
A modo de ejemplo, imaginemos un “paquete” turístico que parte desde la Estación de Paysandú, con turistas llegados desde Buenos Aires y Montevideo --donde podrían adquirirse en las agencias de viaje--. El primer destino sería Almirón, donde habría que establecer el tiempo más adecuado para permanecer en los moteles. Esto es así porque en la zona de Guichón hay una fuerte apuesta al turismo, en donde se ofrecen diferentes excursiones a la futura Área Protegida Paso de Andrés Pérez, cabalgatas, recorridas por el río Queguay, etcétera, que combinadas con el tren serían un complemento formidable. Uno o dos días más tarde, temprano a la mañana, el convoy partiría a paso lento con destino a Paysandú –si hubiese un vagón adecuado, hasta podría servirse el desayuno a bordo--, dejando el día libre para visitar nuestra ciudad. Al anochecer partiría hacia Guaviyú, donde un motel o cuarto de hotel lo estaría esperando para un merecido descanso.
Tras 36 horas en el principal centro termal sanducero, seguiría rumbo a la ciudad de Salto, para repetir la experiencia sanducera en el vecino departamento, con visitas y estadía en Daymán y por último en Arapey, con regreso a Paysandú luego de una semana o más de haber iniciado el trayecto termal, con tour de compras por Salto y Paysandú, paseos por la cuchilla guichonense o los campos poblados de palmeras de Guaviyú o las piedras de Arapey, y por supuesto, los baños en las famosas aguas termales del principal corredor de Latinoamérica.
Un proyecto de este tipo, con eje en las vías del ferrocarril no tiene límites, porque contando con la gente --que es lo más importante-- se pueden organizar paseos paralelos de todo tipo, como visitas a Casa Blanca, la Meseta de Artigas o Saladero Guaviyú con almuerzo programado, un tour histórico – cultural por las ciudades, paseos por el río en barco, etcétera.
Puede parecer descabellado, pero para el ciudadano de una urbe como Buenos Aires, con más de 10 millones de habitantes y rodeada de un pantano, seguramente sea el viaje de sus sueños.
Salvando las distancias, el concepto es el mismo del famoso --y lujosísimo-- Expreso del Oriente en Europa, un paquete turístico ferroviario donde el turista usa los vagones como hotel, recorriendo lentamente cortas distancias en un tren histórico para visitar las hermosas ciudades del Este europeo, donde el turista cuenta con el día libre para hacer lo que desee. No es imposible, y sería la coronación del “Destino Termas” en un proyecto turístico de envergadura verdaderamente integrador.