Paysandú, Martes 28 de Mayo de 2013
Locales | 22 May Lo que en un principio fue creado para ser un anexo de la Escuela Agraria de Guaviyú, hoy ha logrado un cambio importante para el sector educativo agrario del departamento de Paysandú. Ubicado en el exlocal “Julio Muró” de Lorenzo Geyres, funciona desde el 3 de abril la tercera escuela agraria del departamento, que será formalizada el año próximo.
El director de Desarrollo Agropecuario, Gustavo Silva, confirmó a EL TELEGRAFO que el pasado viernes “recibimos la noticia que por decreto de ANEP, ya no es más un anexo de la Escuela de Guaviyú, sino que ahora la nombraron escuela agraria ‘Julio Muró’, lo que se logra gracias al empuje de las fuerzas vivas, UTU y parte de la Intendencia de Paysandú”.
Explicó que “hasta fin de año se seguirá manejando como bachillerato, pero para el año 2014 habrá que designar un director, más docentes, adscriptos y pasará a ser independiente de la Escuela de Guaviyú”. Paralelamente, Silva indicó que se aguarda la llegada de más módulos para mejorar la infraestructura de salones para la escuela. El centro educativo seguiría con el régimen de internado, y para eso “nosotros le presentamos un perfil del proyecto al intendente de Paysandú, Bertil Bentos, y le pareció correcto. Por lo que elevamos al Fondo de Desarrollo del Interior un proyecto para la ampliación del local ‘Muró’, lo que pasará a estudio de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto”.
Actualmente, la escuela “Julio Muró” brinda la posibilidad a 67 adolescentes de la zona y de otras más alejadas del departamento de Paysandú, e incluso Río Negro, de poder realizar sus estudios de bachillerato en calidad de internado.
reunión
El pasado viernes se llevó a cabo una reunión abierta en el propio centro educativo, de la cual participaron padres, alumnos, profesores, encargados del lugar, los diputados por el departamento Miguel Otegui y Gustavo Rombys, y Gustavo Silva y la ingeniera agrónoma Sandra Zibil por la Intendencia de Paysandú. En la ocasión, se dieron a conocer diferentes aspectos de la institución que está bajo la dirección temporal del ingeniero agrónomo Marcelo Sangenís, director de la Escuela Agraria de Alternancia Guaviyú. Silva indicó que la reunión “permitió aclarar algunas versiones de prensa que no se acercaban a la realidad”. Puntualizó que “se mezclaron un poco los tantos, porque a través de una carta se pedía solucionar el tema del traslado de los chiquilines todos los días, y algunos padres que no estaban muy de acuerdo con que el bachillerato se pasara a Lorenzo Geyres”.
Hoy los estudiantes “tienen la posibilidad de que el ómnibus los deje en la puerta de la escuela, lo que no sucedía con la escuela de Guaviyú, que tenían que hacer siete kilómetros a dedo, o incluso se comentó que en alguna oportunidad tuvieron que sacar a los chiquilines en tolva”. Mencionó también la situación de alumnos provenientes de Río Negro, como San Javier, Farrapos, Colonia Offir, que “debían ir a Guaviyú todos los días y no estaban rindiendo. Además, se sumaba la falta de contención, porque ante la falta de algún docente, quedaban en banda y pasaban la noche en la terminal esperando una conexión que los llevara hasta su casa”.
En la reunión, Silva comentó a los alumnos de la escuela agraria la noticia de que en breve se estarán colocando dos arcos para poder armar una canchita de fútbol y un parrillero, a fin de brindarle mayor esparcimiento. La Escuela Agraria de Lorenzo Geyres es mixta y actualmente concurren 67 estudiantes. “Son 37 en primer año, 23 en segundo y siete en tercero”, dijo Sangenís. Asimismo, destacó la experiencia que cada uno vive en el internado, el compartir con otros y los valores que se ven claramente.
Experiencia
Por su parte, alumnos de la escuela contaron su experiencia en este corto tiempo de estudio a la oficina de Difusión de la comuna. Patricio Dorrego dijo que “uno de los principales beneficios es el internado porque gracias a eso se nos facilita mucho el no tener que viajar. El año pasado salimos a las seis de la mañana de nuestras casas y volvíamos a las siete de la noche porque no había otra línea, estábamos más de doce horas fuera de casa y se nos complicaba porque no nos quedaba tiempo para estudiar ni para estar con la familia”.
Dana Machuca expresó que en el internado tienen “más tiempo para estudiar, para prepararnos. Nos levantamos un ratito antes de las clases para repasar cuando tenemos escrito y no perdemos tiempo de andar en la ruta. Ahora los días de lluvia también podemos estudiar y antes teníamos que andar con la vianda y ahora tenemos la comida acá”. Respecto a la seguridad, ya que antes debían estar más tiempo en la ruta o hacer “dedo” ante la pérdida del transporte, Sofía Maneiro explicó que “la posibilidad del internado permite a los padres estar más tranquilos”. En cuanto a la convivencia, “nos integramos todos igual, somos más como hermanos, jugamos al fútbol todos juntos, somos una familia”, dijo.
Lucas Bremermann compartió su testimonio y agradeció el apoyo dado por los docentes y personal de la escuela: “Yo tengo dislexia mixta y eso me contrae a reunirme con otros, si bien los conozco me autoreparo, y los consejos que me han podido dar tanto los docentes como la integración de los compañeros, ya sea jugando al fútbol o al truco, tomando mate; me ha ayudado. Estamos a la orden uno del otro y vivimos como una familia”.
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