Nacionales | 23 May Las facultades de Química, Ingeniería, Ciencias y Agronomía realizaron una investigación y elevaron un informe sobre el estado del agua de OSE, luego de la alarma generada por el mal gusto que se le sintió meses atrás al agua potable proveniente de la cuenca del Santa Lucía.
El estudio brinda una serie de recomendaciones para combatir las fuentes de contaminación, que divide en puntuales y difusas.
Las puntuales son “aquellas que provienen de una causa o actividad claramente identificable en un punto o área definida de la cuenca”, mientras que las difusas son “las que provienen de actividades que ocupan áreas importantes”. Según el documento, el 20% de la contaminación proviene de fuentes puntuales, “constituidas por los efluentes de industrias y las aguas servidas de ciudades y poblaciones”. El 80% restante es fruto de fuentes difusas, “provenientes de actividades agropecuarias, entre las que se destaca la de explotaciones lecheras (tambos)”.
De acuerdo al Monitoreo 2011 de la Dinama, basado en muestras del año 2010, se encontraron “altos valores de P (Fósforo) y puntualmente de otros contaminantes”. Además, destaca la presencia de “atrazina, un herbicida de vieja generación y muy persistente, cuya utilización está prohibida en la Unión Europea y está en consideración en los EE.UU.”. El fósforo, señala el informe de la Udelar, “es el principal nutriente contaminante de aguas dulces, ya que las concentraciones excesivas de este nutriente generan eutorofiación que puede provocar eventos de crecimientos (floración) de algas cianobacterias”.
Estas cianobacterias “encarecen o impiden” la potabilización del agua.
El estudio propone elaborar un plan de contingencia que permita predecir la aparición de “eventos adversos” e “instrumentar medidas de alertas tempranas en la fuente de agua a potabilizar sobre la presencia de cianobacterias potencialmente tóxicas”.