Paysandú, Sábado 01 de Junio de 2013
Opinion | 31 May En tanto el presidente José Mujica ha orientado su viaje a China a la firma de acuerdos en busca de una sólida asociación comercial y promover inversiones de la nación asiática en Uruguay, es evidente que esta perspectiva forma parte de reconvertir el intercambio comercial hacia una diversificación que en alguna medida pueda desligarnos del corsé del Mercosur.
No es ninguna novedad que el bloque regional no está colmando las expectativas que había despertado en su momento, y que quedarnos cruzados de brazos jugados a ese solo destino sería condenarnos a seguir atados a la bipolaridad de nuestros vecinos y los avatares de seguir mercodependientes en grado extremo.
A la vez, si hay algo que no ha concretado el Mercosur, sobre todo porque Brasil y Argentina no lo tienen en su agenda, es la firma de acuerdos comerciales con otros bloques, aunque sí Brasil se ha lanzado por su cuenta a jugar en la cancha grande de la política internacional, sin ataduras de los socios del bloque.
Ello ha cerrado puertas para nuestra integración comercial al mundo, con un Mercosur cada vez más preso de los proteccionismos, por lo que la perspectiva de concretar el aumento del intercambio comercial e inversiones chinas, aparece como un intento lógico por no quedar atrapados definitivamente en el bloque cuando por ejemplo está cobrando cada vez más protagonismo el desarrollo de la denominada Alianza del Pacífico. El referido grupo es conformado por México, Perú, Colombia y Chile, e implica hoy un tercio de la población y del Producto Bruto Interno (PBI) de América Latina. Cuenta con cuatro miembros y 15 observadores, además de Uruguay, entre los que están España, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Paraguay, Francia y Ecuador.
Uruguay ya ha dado pasos en esta dirección, si se tiene en cuenta que el vicepresidente Danilo Astori participó en representación del Uruguay en la VII Cumbre de Alianza del Pacífico que tuvo lugar el 23 de mayo en Colombia. Sin embargo esta política de re direccionar el rumbo hacia la costa oeste del subcontinente está generando resistencias en la fuerza de gobierno, pese a que en el Poder Ejecutivo ya es notorio que hay fuerte decepción con el funcionamiento del Mercosur, al punto que recientemente Astori subrayó que “el Mercosur está lleno de obstáculos y problemas”, a la vez de que se encuentra “adormecido y en estado de letargo”.
A su vez el presidente Mujica, durante su reciente visita a Colombia, consideró que si bien Uruguay tiene la intención de seguir participando como observador, se mostró partidario de seguir explorando la posibilidad de ser candidato a miembro pleno. Al mismo tiempo Paraguay, suspendido como socio del Mercosur por decisión político-ideológica de Uruguay, Brasil y Argentina, anunció el ingreso a la Alianza del Pacífico como observador, en lo que puede ser considerado como una reevaluación de su posición regional, con justificado malestar por haber sido objeto de esa medida. Incluso el canciller paraguayo José Fernández reclamó el levantamiento de la suspensión de Paraguay en el Mercosur y anunció que concretará acuerdos de libre comercio con Chile, Perú, Colombia y México mientras su país siga suspendido.
Debe tenerse en cuenta además que los cuatro miembros plenos de la Alianza del Pacífico tienen firmados acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.
No es casualidad entonces que la posibilidad de que Uruguay entre como miembro pleno a la Alianza del Pacífico, sin embargo, ya está siendo cuestionada por sectores del Frente Amplio, y por ejemplo el senador comunista Eduardo Lorier consideró que el Mercosur y la Alianza son dos bloques en pugna y con intereses diferentes dentro de América Latina, a la vez de recordar que todos los países de la Alianza del Pacífico tiene firmados TLC con Estados Unidos y otros países del Pacífico, pero dejan afuera a China, mientras el Mercosur y el ALBA “han luchado contra las transnacionales”, sin mencionar que mientras la Alianza del Pacífico crece, el ALBA es sólo una alianza de gobiernos alineados y el Mercosur vegeta.
Entiende que para pasar de observador a miembro pleno Uruguay “debe hacerlo con el resto del Mercosur o de lo contrario se tiene que ir”, en contrapartida con la opinión del diputado de la misma fuerza de gobierno, José Mahía, presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de Diputados, quien consideró que Uruguay debe practicar el regionalismo abierto, y “decimos que no hay que abandonar el Mercosur ni nada que se le parezca. No puede morir con los ojos abiertos y tiene que buscar todas las posibilidades que le permitan acuerdos con América Latina”. El reposicionamiento de Uruguay por fuera del Mercosur significaría en gran medida poder balancear el peso que significa Brasil, por cuando a través de la Alianza del Pacífico nos asomaríamos a México, el único país que por su tamaño, economía y peso global, puede hacer de contrapeso a la hegemonía de Brasil. Asimismo, como claramente expresó Mahía, quedarnos solo con el Mercosur sería “morir con los ojos abiertos”.
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