Opinion | 30 May La Semana de la Ciencia y Tecnología iniciada días atrás continuará hasta el 30 de junio, transformándose en algo más de un mes de actividades, debido a la gran demanda de las instituciones por acceder a charlas, conferencias y visitas a lugares donde se desarrolla la ciencia y tecnología nacional.
De acuerdo a lo informado por el Departamento de Cultura Científica de la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnologia (DICYT) la extensión es a efectos de que los divulgadores puedan completar las 2.831 charlas solicitadas por las 370 instituciones que participan desde 128 localidades del país. La demanda de disertaciones hizo que fuera imposible concentrar las actividades en una única semana.
Se trata de una iniciativa que ha ido en crecimiento con los años y se propone la popularización de la ciencia y la tecnología y la difusión del hacer tecnológico y científico nacional.
Una instancia en la que las instituciones científicas y los científicos salen a la comunidad y que cada año amplía su público, que la considera una propuesta atractiva y una oportunidad para conocer más sobre la tarea diaria y las iniciativas novedosas de muchas instituciones de ciencia y tecnología.
Las más de 2 mil solicitudes, fundamentalmente realizadas por instituciones educativas, dan cuenta también de un interés creciente del sus cuerpos directivos, docentes y estudiantes en relación a estos temas, al que también se ve reflejado cada año en el aumento de la cantidad de clubes de ciencia creados para participar en ferias departamentales con miras a la feria nacional.
La motivación, impacto positivo en los resultados académicos y el impacto que pueden tener estos clubes de ciencias es muy bien conocido en Paysandú, que tuvo casi 20 clubes participando en la feria nacional y el privilegio que dos clubes de ciencia del Instituto Tecnológico Superior de Paysandú (ITSP) representaran a Uruguay en la Feria Intel, una de las más importantes a nivel mundial en el área de ciencia y tecnología juvenil.
La huella que puede dejar en niños y jóvenes buscar problemas y proponer soluciones, pensar críticamente sobre la realidad y, lo que es más importante, sentirse motivados para interactuar en el medio en el que viven proponiendo y llevando a la práctica desarrollos y aplicaciones de ciencia y tecnología creativos e inteligentes, va mucho más allá de las aulas y tiene que ver con aprendizajes útiles para la vida. De ahí la importancia de estas actividades y también una de las razones del aumento de la demanda de información y conocimiento sobre el quehacer de los científicos del país.