Paysandú, Miércoles 05 de Junio de 2013
Deportes | 03 Jun Los hinchas guichonenses esperaban ansiosamente por el partido entre su selección y la de Dolores, por el Torneo del Litoral. Cientos de personas comenzaron a llegar al Parque Municipal con toda la expectativa, pero media hora antes del partido de aquel 29 de enero de 1994, sucedería lo impensado: la Tribuna Este, la “roja y blanca”, colapsó.
El Estadio Municipal, que había sido inaugurado el 27 de noviembre de 1993, fue escenario de lo que pudo haber sido una verdadera tragedia, más allá de las decenas de personas heridas que colmaron las instalaciones del hospital guichonense.
Con el paso de los años, la Intendencia no solo tuvo que hacer frente a las demandas civiles, sino que debió sumergirse en la tarea de llevar adelante la reconstrucción de la tribuna, que quedó lista en la administración de Alvaro Lamas. Pero en 2009, tras una inspección, se decretó su inhabilitación pues el trabajo realizado era precario, a tal punto que ese sector de las gradas comenzó a lucir un cartel que despertaba pánico entre los hinchas: “Peligro de derrumbe”.
Dicen que, si bien los vicios de construcción eran menores a los que se plasmaron durante la construcción de la tribuna original, eran muchos los errores cometidos a la hora de la reconstrucción, al punto que las varillas de hierro de las losetas que oficiaban de asiento prácticamente no existían y se habían transformado en herrumbre, descontando desde ya la mala calidad del hormigón.
Para encarar la nueva reconstrucción de la Tribuna Este del Estadio Municipal se firmó, durante la administración de Julio Pintos, un convenio con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Y la actual administración departamental puso en marcha la obra, aunque no todo fue como se esperaba: inexplicablemente los trabajos se detuvieron poco después de que la empresa que ganara la licitación pusiera manos a la obra, y se detuvo la planificación durante más de un año.
En Guichón nadie entendía nada. Mientras, montañas de escombros rodeaban ese viejo sector, hierros retorcidos descansaban detrás de la tribuna y la arena esperaba para volver a ser utilizada, la Organización del Fútbol del Interior habilitó igualmente al Estadio Municipal para la disputa de la pasada edición de la Copa Nacional de Selecciones y, meses más tarde, para la Copa Nacional de Clubes.
Las respuestas en cuanto al motivo de la detención de la obra son varias. La alcaldesa de Guichón, Lourdes Suárez, afirmó que se debió a que la empresa adjudicataria de la obra tuvo una diferencia con la comuna debido a los gastos generados en la obra, que superaban lo previsto. Y el actual director de Obras, Nicolás Olivera, indicó que el motivo real fue una diferencia interna, es decir dentro de la Intendencia.
Lo cierto es que después de perder más de un año de trabajo, las obras se retomaron como por arte de magia. Hoy están avanzando y se espera que en un lapso que irá de uno a dos meses puedan culminarse. Eso sí: pasó más de un año de incomprensible espera.
Informe lapidario
Los futboleros de Guichón, que soñaron con volver a tener la totalidad de su tribuna principal en condiciones, vieron como de la noche a la mañana los materiales de la obra, que volvía a retomarse, quedaban abandonados. Y como a medida que transcurría el tiempo, seguían ahí, sin respuesta, sin que nadie diera una explicación.
¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué la ansiada recuperación de la tribuna quedó en la nada durante más de un año? La respuesta es una sola: diferencias de opiniones dentro de la Intendencia, tal como señaló Olivera.
Los trabajos comenzaron a desarrollarse con normalidad por parte de la empresa Clauger SA, bajo la supervisación de la ingeniera Soledad Peirén, de la Dirección de Obras.
Varios de los consultados con respecto a la paralización sorpresiva de las obras coincidieron en que “alguien de Guichón fue a mirar cómo avanzaban los trabajos y en vez de hablar con Peirén llamaron a otra ingeniera de la Intendencia, quien tampoco habló con la ingeniera a cargo, pero sacó una foto y realizó un informe en el que decía que todo se estaba haciendo estaba mal, que se estaba haciendo una aventura con el dinero y que la tribuna podía volver a caerse”. Algunos aseguran que “todo era patrocinado por la alcaldesa”.
Según las fuentes que fueron consultadas durante varias semanas, la ingeniera en cuestión fue Paola Migliónico, quien en ese momento no trabajaba para la dirección de Obras, sino que estaba bajo el ala de la Dirección de Promoción y Desarrollo. Más claro: se indicó que “funcionaba prácticamente una Dirección de Obras paralela”, integrada además por las arquitectas Leticia Bissio y Mónica Ferrari, entre otros.
Tiempo perdido
Ante este informe lapidario, el intendente Bertil Bentos ordenó a la Dirección de Obras, que en ese momento era dirigida por Flavio Fúccaro, detener los trabajos de manera sorpresiva, sin dar explicaciones, pero basándose en el informe de Migliónico.
Días más tarde, se llevó a cabo una reunión entre esas “dos Direcciones de Obras”, en el propio Estadio Municipal. Y según dijeron algunos testigos en Guichón, el escenario parecía ser un ring de boxeo, con dos bandos muy diferenciados. Por un lado estaba Fuccaro, acompañado por los ingenieros Diego y Gustavo Belvisi, y Soledad Peirén, y los arquitectos Nicolás Fúccaro, José Pezzatti y Gonzalo De Lima, de la Dirección de Obras que insólitamente era cuestionada; por otro, el intendente Bertil Bentos, el director de Promoción y Desarrollo, Ramiro Díaz, acompañado por Nicolás Olivera, la alcaldesa de Guichón y Teófilo Sosa, defendiendo el informe de Migliónico.
Las discusiones fueron fuertes, y cada bando defendió su postura. Días después, el intendente decidió consultar al ingeniero José Zorrilla, el mundialmente reconocido profesional que llevó a cabo varias obras en nuestra ciudad. Después de estudiar la situación, Zorrilla devolvió el informe y dejó en claro que el trabajo que estaba llevando a cabo la empresa, bajo la supervisión de Peirén, era el correcto. Para Zorrilla, según los consultados, “lo que se estaba haciendo era lo razonable, más allá de que hubo alguna sugerencia de que se podría hacer algo más si se contaba con más dinero”.
Lo cierto es que la palabra del reconocido profesional avaló el trabajo que guiaba la Dirección de Obras. Y su informe comenzó a dar vueltas por la Intendencia.
“El expediente pasó por Descentralización, estuvo durante meses en Guichón, y cuando volvió a la Intendencia la Asesoría Letrada determinó que, si bien no podía opinar técnicamente, y como los procesos realizados estaban bien, todo volviera a la Dirección de Obras porque no entendía cómo podía decidir el tema una dirección que no tenía nada que ver, y que ni siquiera había hecho el llamado”, se dijo a EL TELEGRAFO, haciendo referencia a esa supuesta Dirección de Obras paralela que funcionaba en Promoción y Desarrollo.
En definitiva, ya se habían perdido varios meses, y la obra continuaba inexplicablemente detenida.
volver a empezar
Una vez que la Dirección de Obras volvió a hacerse cargo de los trabajos en la tribuna del escenario guichonense, se comenzó a dialogar con la empresa adjudicataria (que en su momento pidió el cambio de titularidad para Paluva S.A.), mientras el Ministerio de Transporte y Obras Públicas reclamaba legalmente la continuidad de los trabajos, luego de que los inspectores regionales constataran la paralización de las obras.
Fuccaro, acompañado por el secretario general de la Intendencia, Horacio De los Santos, se reunieron con el empresario a los efectos de alcanzar un acuerdo, teniendo en cuenta la situación en la que había quedado la empresa, que vio paralizada la obra sin motivo alguno durante mucho tiempo y pretendía cobrar una suma de dinero por tal causa.
Pero no hubo acuerdo. La empresa planteó que las pérdidas habían sido muchas, que se habían realizado trabajos que en primera instancia no estaban pautados en virtud de que hubo que solucionar problemas que se fueron encontrando a medida que avanzaba la obra, y que incluso se había contratado un sereno durante varios meses para poder cuidar el material que estaba todavía depositado en el Estadio Municipal.
La obra siguió paralizada, pero luego de que Nicolás Olivera se hiciera cargo de la Dirección de Obras comenzaron nuevamente las conversaciones, hasta que finalmente se llegó a un acuerdo con la empresa y las obras se retomaron.
Según algunos, el cambio de postura de la empresa pasó “por un apriete, porque se le habría dicho algo así como ‘haceme juicio si querés cobrar’” lo que pretendía por la paralización de los trabajos, lo que llevó a que se tomara la decisión de retomar la obra “a cambio de que la Intendencia aportara algunos materiales” de construcción.
Lo cierto es que la obra estuvo paralizada durante varios meses por un informe erróneo que salió desde lo que algunos denominan como “una Dirección de Obras paralela”, que contó con el aval del intendente, hasta que Zorrilla dio su parecer. Y no hubo otro perjudicado que el fútbol guichonense, los hinchas y el pueblo de la segunda capital departamental que espera, finalmente, ver culminada las obras en la Tribuna Este en poco tiempo, después de una espera poco justificada.
"HUBO DOS OPINIONES"
El director de Obras de la Intendencia, Nicolás Olivera, aseguró a EL TELEGRAFO que el extenso paréntesis en los trabajos de reconstrucción de la Tribuna Este del Estadio Municipal de Guichón se debió a “una interna de la Intendencia”.
“Había dos posiciones técnicas al respecto y se quería hacer lo mejor. Dilucidado eso, se habló con la empresa, que mostró sensibilidad” y se retomaron las obras.
“La realidad es que llegado el momento hubo dos opiniones en cuanto a cómo hacer el trabajo, hasta que tomé el tema” y pudo solucionarse.
Olivera destacó que los trabajos “estuvieron detenidos un año y algo, se habló con la empresa, se retomaron las obras y faltará un mes para su culminación, lo que dependerá del estado del tiempo, pero quedará habilitada”. Además, se habló de poder continuar con la remodelación del escenario, como la construcción de nuevos vestuarios y demás.
"SE LLEGÓ A UN ARREGLO"
“¿Por qué se paralizó la obra? Hubo discrepancias internas entre lo que la Intendencia había licitado y lo que iba gastando la empresa, pero se llegó a un arreglo”, dijo la alcaldesa de Guichón, Lourdes Suárez, al ser consultada al respecto. Ahora, “la culminación de la tribuna roja comenzó nuevamente, y se retomó la obra hasta el final. La ingeniera Peirén nos dijo que en unos dos o tres meses se terminarían los trabajos, con lo que solucionaríamos gran parte del problema del estadio”.
Suárez confía en que “antes de terminar el quinquenio” el Estadio Municipal quede en óptimas condiciones. “Hemos realizado varios trabajos, como el cambio de la cañería de los vestuarios; el arreglo de la caldera a la que por fuera le hicimos un cerramiento de ladrillos; acondicionamos las cabinas de prensa; hicimos una puerta de entrada al estadio y cuatro bancos para los suplentes; arreglamos parte del alambrado e hicimos una tribuna chiquita sobre un terraplén, como para 70 personas, además de pintar la tribuna sobre el sector Oeste, y retirar una tribuna de esas que se arman, que estaba detrás del arco”, explicó.
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