Paysandú, Sábado 08 de Junio de 2013
Rurales | 06 Jun Parafraseando una estrofa de una canción interpretada por el cantaautor tacuaremboense Numa Moraes, el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi, responsable de la Cátedra de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, sentenció tras conocer lo acontecido en la jornada “Agro en Foco en ovinos” realizada la pasada semana en Salto, que “no hace falta fuego grande cuando no hay que churrasquear”.
“Señalar que como en el año 2012 el stock se incrementó en 800.000, es factible que en 2017 (multiplicando por cinco) tengamos la cifra de 12 millones es, por lo menos, bastante aventurado, sobre todo cuando el mismo expositor hace bien poco vaticinaba incertidumbres respecto al futuro de la oveja, al incrementarse la faena de esta categoría”, dijo el profesional.
Entiende que “a priori, parece muy arriesgado hacer futurología sin contar previamente con un estudio, que --en base a supuestos razonables-- permita señalar que nos dirigimos hacia los 12 millones de cabezas. Quizás muchos se hayan olvidado, pero todavía tengo bien presente los objetivos propuestos por el Plan Estratégico Nacional del Rubro Ovino (Penro) liderado por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y sobre todo el incumplimiento absoluto de todos y cada uno de los grandes objetivos propuestos para su año meta”, enfatizó el técnico. Los mismos fueron “sacrificar anualmente 1,5 millones de corderos, producir 48.000 toneladas de lana sucia anualmente y disminuir las lanas con micronaje por encima de 28 micras al 40 % del total”, dijo.
Sostuvo que “cualquiera vinculado mínimamente al rubro y por supuesto que sin ningún tipo de compromiso con la estructura dominante que existe en torno a la oveja, puede afirmar que lejos estamos de cumplir con esos objetivos, a no ser que el eslogan del pasado Agro en Foco esté precisamente en sintonía con el fracasado Penro. De la forma en que producimos, probablemente precisemos no 12, pero sí bastante más que los 8,5 millones actuales para cumplir con los objetivos incumplidos. Ahí, sin duda, está la ‘madre del borrego’ para utilizar términos que todos los lectores conocen de sobra. Ni hablar del objetivo de disminuir el micronaje, salvo que esos casi 4 millones adicionales --que no se sabe cómo aparecerán, a no ser que además de lana, importemos cabezas de ovinos-- sean de Merino Australiano o Dohne”.
“Sinceramente no me preocupa tanto el número como sí la ineficiencia para producir carne y lana”, opinó Bianchi. “Mientras se sigan precisando dos ovejas para destetar un cordero, que después se mantiene en el campo un año (y a veces más) para sacarle un vellón, que en la mayoría de los casos sigue siendo de bajo valor, a pesar de pertenecer a la categoría más fina dentro de la majada, difícilmente cambie en forma importante la oveja en Uruguay. Hay cosas que a esta altura deberían ser verdaderos paradigmas de la producción ovina nacional. Muchas de ellas tienen que ver con las ventajas que tiene la oveja y que año tras año desaprovechamos”, precisó.
ventajas
Respecto a las ventajas destacó la capacidad mellicera: “Los mellizos siempre son mejores que los corderos únicos, salvo que su supervivencia sea menos de la mitad que la de los de parto simple, cosa difícil que ocurra en la práctica. La vaca no puede parir y criar mellizos; la oveja no sólo puede, sino que debe, si es que pretendemos conseguir porcentajes de destete (no de señalada) cercanos al 85- 90%”.
Otro aspecto que sobresale para Bianchi es la rapidez del negocio ovino frente al vacuno, “claro, para ello, debemos rever la recomendación de tener el cordero un año en el campo para sacarle un vellón extra. ¿Para qué ‘eternizarlo’ en el campo si podemos venderlo a los 5-6 meses de edad?”, se pregunta. “Se podrá retrucar que la industria no diferencia --como debería-- ambos productos. Cierto, y evidencia uno de los problemas que tiene la producción de carne ovina si pretende desarrollarse en cantidad y calidad: en el país tenemos muchas industrias, de alto nivel tecnológico, pero todas --en mayor o menor medida-- son vaqueras”, apuntó.
“Ahora esto, que es un problema, debemos tomarlo como un dato sobre el cual no somos nosotros los que podemos incidir, pero sí podemos hacer más eficiente el engorde, con lo cual, si bien no recibiremos directamente un beneficio a corto plazo, sí indirectamente sobre el sistema de producción. Esos corderos nacidos en primavera y embarcados a fines de verano, inicios de otoño, ‘liberan’ campo, ya sea para aumentar la cantidad de vientres a encarnerar y con ello el número de corderos, realizar una segunda invernada en otoño, etcétera”, sostuvo.
Para Bianchi, “difícilmente ocurra --aunque puede ocurrir, pero siempre en mucho menor grado que el vacuno-- meteorismo y el daño por pisoteo es prácticamente inexistente cuando pastoreamos con lanares. Esto es muy importante, porque si bien son contadas los casos en que la oveja ‘pisa’ un mejoramiento, existen sistemas de producción donde su uso, más que complementario --como lamentablemente hemos empezado a escuchar de un tiempo a esta parte, por muchos de los actores que estuvieron presentes, sin ir más lejos en el Agro en Foco y también en el ya casi innombrable Penro-- es estratégico y único”.
Manifestó que “nos estamos refiriendo a los laboreos de verano en la zona arrocera, los semilleros del este y los puentes verdes en el litoral agrícola. Claro que para ello hay que trabajar en alianzas asociativas de ganar-ganar; otra ventaja si se quiere frente al vacuno, sobre todo para el invernador, no sólo por la cantidad de corderos que se pueden manejar por unidad de superficie --salvo casos particulares como los ya señalados, donde la carga que se puede usar es moderada, porque el que manda es el cultivo posterior o el semillero--, sino por el rápido retorno del capital invertido”.
A destacar
Otros aspectos a destacar por el técnico es que en un período largo de tiempo, “que es como corresponde evaluar un rubro, sólo la oveja ‘defiende’ la plata. Esto está comprobado en el país, experimental y comercialmente”.
Por sus características, el ovino “es un rubro ideal para pequeños productores. Si a esto agregamos que de acuerdo al último censo más del 50% de los 45.000 productores ganaderos poseen menos de 100 hectáreas, pues nos encontramos que a las ventajas biológicas y económicas se suman repercusiones sociales muy importantes, en un Uruguay que apuesta a un país productivo sin exclusiones y de primera, como rezara otro eslogan conocido”.
Expresó que en cualquier parte del mundo, “el cordero en la cocina es una delicatesen y cuesta, y se paga en función de ello. En Uruguay el cordero se sigue viendo como el asadito de fin de año y los presentes que el ‘patrón’ lleva pal´ pueblo a quienes les debe una atención”. Entiende que el Instituto Nacional de Carnes (INAC) “ha realizado una excelente función en las últimas dos administraciones presentando al país en cuanta feria alimenticia hay, cosa que está muy bien; lamentablemente parecería que las bondades las tiene nada más la vaca, ya que la oveja, no aparece. Lo hizo sólo en el ya olvidado churrasco ovino y para el mercado local”.
La industria, por su parte, “señala que China es el futuro y que además está comprando carne con hueso. En Brasil parece, de acuerdo a lo que señalan, que nuestro ovino está muy bien posicionado. Mientras tanto en el mercado local el cordero vale cada vez menos. ¿Cómo se le explica a un productor que todavía tenga ovejas que la carne es ‘el’ negocio?”
Capacidad crítica
“Desde nuestro lugar de trabajo estoy convencido que hemos cumplido con nuestra tarea no sólo en la generación y/o adaptación de muchas tecnologías de relativo bajo costo y alto impacto --otra ventaja casi nunca mencionada a favor de la oveja: estamos tan lejos del techo, que cualquier cosa que hagamos, obviamente bien, tiene una altísima respuesta--, sino en contribuir a que las generaciones de estudiantes que pasan por la Eemac no sólo conozcan el rubro, sino, mucho más importante, cuenten con capacidad crítica para analizar y cuestionar los problemas que se les presenten en su futuro profesional”, sostuvo Bianchi.
Entiende que “hemos perdido la capacidad crítica, la vemos en cuentagotas a todo nivel; sin discusión --descarto que con altura y fundamento-- no visualizamos grandes avances en nuestra ovino cultura. Claro que para ello, la academia no puede seguir ausente de los lugares donde se intercambian opiniones y/o se definen estrategias de trabajo futuro para mejorar la calidad de vida de todos los productores ganaderos del país”.
“Paradojalmente, además del SUL, con un --al menos hasta no hace mucho-- conocido gran peso político de las sociedades de criadores (cabañeros), particularmente Corriedale, aunque el presidente actual, llamativamente, sea cabañero de Ideal; la industria, sobre la cual ya nos expedimos y ahora hemos visto --recientemente en algunos ámbitos de discusión-- que hasta Fucrea parece sumarse. Vale la pena recordar que esta institución no se caracteriza por su inclinación ovejera, pero además abarca un porcentaje ínfimo de los establecimientos ganaderos existentes en el país_ 0,5 %; cifra ‘representativa’ si las hay”.
“Vale decir que salvo el INIA --que no habíamos nombrado-- y el SUL --con un departamento de investigación lamentablemente bastante diezmado; situación agravada también por los pocos técnicos de campo que todavía siguen trabajando--, el resto del panel del agro en foco estuvo integrado por la industria frigorífica --justo es decir que a pesar de no diferenciarse del resto en lo que a falta de señales y preferencia vacuna respecta, es la que menos ha ignorado al rubro y sobre todo está dentro de las que más ha apoyado a la investigación nacional, en lo que me es personal, en forma conjunta con Fricasa-- y CLU, que si bien es una cooperativa de segundo grado que reúne a todas las cooperativas de primer grado integradas por productores, no constituye, porque no está dentro de sus fines, un brazo político del sector ovino en general y de los más chicos en particular”.
Otro tema a entender de Bianchi es que es “muy importante y diferente a lo que observamos en otros sectores con peso no sólo en la economía, sino también en la agenda política del país”, tiene que ver al sector gremial del ovino.
“Veamos sino la realidad del sector lechero que cuenta con una agremiación fuerte y variada, el arrocero ni que hablar, ¿cuál es la agremiación que representa exclusivamente a todos los productores ovejeros del Uruguay?”, se preguntó.
Sin expectativas
Para Bianchi “lamentablemente no hay expectativa de cambios en un rubro que los necesita a gritos”. Para generar cambios, sostiene que “tienen que estar todos, también los que piensen distinto --y obviamente que lo digan públicamente-- y sobre todo que tengan capacidad de propuesta porque antes estudiaron y evaluaron el impacto de esas propuestas”.
“Esto no quiere decir que alguno de los que estuvo no la tenga, pero el problema es que no podemos darnos el lujo de prescindir de todos los que la tenemos. Pero, además, tiene que haber gente que evalúe los aspectos sociales y económicos del sector objetivo, porque la tecnología no es neutra desde el punto de vista social. La Universidad de la República reúne todas estas condiciones y llamativamente sigue ausente de estos ‘debates’, donde precisamente lo que no se hace es debatir. ¿Por qué será?”, finalizó.
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