Paysandú, Sábado 08 de Junio de 2013
Opinion | 08 Jun La actividad portuaria sanducera está aumentando, y el mayor movimiento genera “dolores” de crecimiento. El puerto de Paysandú, otrora gran movilizador de mercaderías y tomador de mano de obra, estuvo durante muchos años casi sin actividad excepto algunas barcazas de azúcar o cebada, convirtiéndose en un paseo domiguero y un pesquero cercano para los fanáticos.
Con el esfuerzo de la Cipup, el apoyo de los últimos gobiernos nacionales y departamentales y el interés de las empresas operadoras de cargas o portuarias, la terminal fluvial pasó a depender de la Administración Nacional de Puertos, fue reacondicionada, recibió inversiones millonarias y se volvió a funcionar como puerto.
Esto trajo esos “dolores” de crecimiento a que hacemos referencia, como fue la regulación de la entrada y salida de personas y vehículos, el estricto control de lo que se hace adentro y también de los bienes que ingresan o salen del espacio físico portuario.
Lo que no se puso al día fue la llamada “bolsa de trabajo” o de “estiba”, cuyo fin es brindar mano de obra para amarres, embarques o estibas a los barcos que llegan a puerto. Son trabajadores zafrales pero conocedores de su oficio a quienes se los convoca toda vez que un operador portuario necesita personal. Pero hay cosas que también han cambiado en los últimos años. Uruguay es mucho más exportador y también aumentaron las importaciones. Aumentó el trabajo portuario, y de forma más permanente, no eventual. Se cargan muchos más barcos o barcazas que antes.
Ante esta realidad, aparecieron más operadores portuarios. Y esos operadores --algunos nuevos en la tarea-- contrataron personal permanente porque tienen trabajo permanente. Ya no es la tarea eventual de un embarque cada tanto y además ya no es solamente usar la pala para embolsar o cargar, ahora se utiliza otra maquinaria para la que hay que estar entrenado. Por otra parte, parece lógico que en el caso de Paysandú, donde todo se está fundando desde cero –puesto que como dijimos, hace ya décadas que el puerto estaba muerto, y por lo tanto, tampoco había trabajo para nadie--, el personal también sea “nuevo”.
Pero así como se han ordenado otros problemas en el puerto, puede ordenarse este, haciéndose saber las reglas de juego a todos los implicados, y que el trabajo no sea rehén de lo que una u otra parte entiende que está bien. De otra forma, toda la lucha de las fuerzas vivas de nuestra ciudad para recuperar el puerto, junto con el esfuerzo de las administraciones que apostaron a él, zozobrarán antes de haber visto la luz, debido a un problema circunstancial del que Paysandú es ajeno.
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