Paysandú, Jueves 13 de Junio de 2013
Opinion | 09 Jun “Son 2.157 hasta ahora”, dijo un dirigente de Adeyom sobre la cantidad de funcionarios que tiene la Intendencia de Paysandú, y que en este período ingresaron “entre 700 y 800 personas”. Otra afirmación fue que los que ingresan reciben sueldos de grado 5 o 6, mientras hay funcionarios contratados hace 20 años con grado 1. También se quejó porque el 44% del funcionariado son mujeres, cuando hacen falta hombres para los trabajos más pesados, y culminó diciendo que “tenemos más gente atrás del escritorio que trabajando”. Como se dice ahora: “es muy fuerte”...
Desde 1985 hasta ahora y en sucesivos gobiernos blancos y frenteamplista, la cantidad de funcionarios municipales aumentó a más del doble, mientras que la población es apenas superior y los servicios municipales no han mejorado, y en algún caso, son peores. Al menos de la forma que se podría esperar con el doble de funcionarios. Sólo desde la última administración, con Julio Pintos, aumentó más de un 20%.
Las calles tienen pozos, la recolección de residuos es irregular, la limpieza pública prácticamente no se hace, los barrenderos –y las máquinas barredoras—brillan por su ausencia. Y para levantar las hojas otoñales, ¡se contrata más gente!
Se arriesga la salud de los trabajadores en camiones que --según ellos-- no ofrecen seguridad, y si se quejan pueden ser trasladados a la “pena máxima” municipal, como es ir al Cementerio. Todo un caso.
Si bien es comprensible que cada gobierno ingrese a la administración --hasta el término del mandato-- una cantidad razonable de directores, asesores y personal de confianza, eso va más allá de tomar 700 u 800 personas, que con el sueldo líquido de grado 5 o 6 y sin extras, implican a la Intendencia una erogación de diez millones de pesos mensuales más los aportes al BPS de ambos, seguros y otros. Son alrededor de 600.000 dólares por mes, más de 7 millones de dólares al año. Considerando todos los funcionarios, solo de sueldos líquidos, la Intendencia paga hoy más de 32 millones de pesos mensuales, más de 1,6 millones de dólares, por lo que el “sobrecosto” municipal es de la tercera parte del total que paga. Si fuera una empresa privada, estaría fundida.
Ese “sobrecosto” de salarios equivalente al valor de seis camiones por mes o 72 al año, o cientos de cuadras hechas con carpeta asfáltica, el mantenimiento de toda la ciudad y no solo entre avenidas y contar con capital para invertir en obras de todo tipo. Entonces, cuando falta una máquina o camión para hacer una tarea, también hay que pensar que los recursos para cambiar la flota podrían estar, pero hay elecciones que condicionan.
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