Paysandú, Sábado 15 de Junio de 2013
Locales | 13 Jun La sala de sesiones de la Junta Departamental colmada, así como la barra en la cual se ubica el público, fue el marco del homenaje tributado a la memoria del doctor Orlando Alvarez Viera, presidida por el edil Mauricio de Benedetti --dada la ausencia de Daniel Arcieri por razones de enfermedad--, y en presencia del intendente Bertil Bentos, los diputados Miguel Otegui y Luis Alberto Ziminov, así como otros invitados especiales, entre los cuales familiares del recordado médico cirujano sanducero.
La parte oratoria fue sencilla y sin protocolo pero cargada de emoción, con anécdotas de su vida profesional a través del doctor Hediber Oddone, en tanto Edison Cruz refirió al aporte del homenajeado a Independencia, el club “de sus amores”.
Nacido en Guichón el 30 de julio de 1935, Alvarez Viera concurrió a la Escuela 5 de esa ciudad y realizó sus estudios secundarios en el Colegio Pío de Montevideo, y recibió su título de médico el 19 de abril de 1967, el día del cumpleaños de su madre. Oddone recordó distintos aspectos de su radicación en Paysandú como cirujano, así como la coincidencia de que “tres de sus hijos, Teresa, Marcia y Gabriela también son médicos, Federico es abogado y Paulino se desempeña como secretario en el servicio de Imagenología de Comepa. Lo conocí en mis primeras incursiones en el hospital en el año 1975, pero realmente entré en contacto directo con él después de recibirme y radicarme en nuestra ciudad en 1977, pasando a formar parte del equipo de cirugía”.
“El doctor Alvarez Viera amaba su trabajo, su disposición era permanente. Sabía que su principal responsabilidad era su tarea como médico. A pesar de que no era muy partidario de asistir a congresos, se mantenía informado por sus lecturas --contaba en su haber gran número de libros-- y puedo afirmar que esto era así porque aplicaba sus lecturas en su desempeño quirúrgico, además de hablar con conocimiento de las determinadas técnicas”, dijo Oddone. El orador citó al enfermero Julio Romero, y al técnico de Laboratorio Federico Tellio, quienes se desempeñaron junto a Alvarez Viera durante toda su carrera, de la que se retiró en 2006, con 70 años de vida, siempre marcando “respeto por las personas que le acompañaban en la sala de cirugía. ‘Gracias a ustedes esto salió bien’, solía repetir tras cada intervención quirúrgica”.
ANéCDOTAS Y SONRISAS
Oddone destacó la pasión por el tango de Alvarez Viera, capaz de recordar los nombres de los integrantes de las orquestas más famosas o sostener que “Gardel era uruguayo y no de Tacuarembó, porque la estancia de Escayola --su padre-- está en el territorio de Paysandú. Cuando llegaba a mí no me saludaba, simplemente al pasar a mi lado me cantaba la estrofa de un tango. Sabiendo que mi nombre no me gusta, él me llamaba primero Ediberto y luego Filiberto (por Juan de Dios, autor de ‘Caminito’ y otros tangos en la década de 1920-30)”.
Del fútbol, “recordaba jugada a jugada la final de Maracaná en 1950, citando la anécdota en que Obdulio Varela, luego del gol de Brasil, se paseó con la pelota bajo el brazo para calmar los ánimos de los 200.000 hinchas brasileños”. Cuando había algún problemita en el quirófano, “repetía: ‘muchachos, pelota al piso’, demostrando su carácter de elemento moderador que se imponía por la razón. Así fue que, entre operaciones y anécdotas, pasaron los años. Fue un buen cirujano, un gran trabajador, un hombre jovial, sencillo y amable. Agradezco públicamente sus enseñanzas, su ejemplo y apoyo en momentos difíciles, su compañerismo que hizo muy grato y eficiente el desempeño de nuestra profesión. Hasta pronto querido amigo”, dijo Oddone con voz quebrada por la emoción al concluir su oratoria.
ALVAREZ VIERA DIRIGENTE
En su intervención, Edison Cruz agradeció a los ediles de la Comisión de Cultura, porque “esta es una oportunidad de homenajear al doctor Orlando Alvarez Viera, que fue un gran presidente de Independencia, y otra más grande aún porque voy a hablar de un amigo, al que supe querer ya que se lo merecía”. Comentó las razones del acercamiento al club, en momentos en que la sede estaba ubicada en Colón y Montevideo y los dirigentes de entonces se enteraron que en el hospital había un doctor que era “gran hincha de Independencia”. Tras conversar con él, en dos días estaba integrado al club, a pesar de que “había pedido un tiempito para tomar una decisión”. “Creó en nosotros la obligación de ver las cosas como quizás nunca las habíamos visto. Pensaba las cosas y cuando nos pedía algo no era una orden, pero casi”, acotó.
El orador, quien acompañó toda la gestión de Alvarez Viera, adjudicó a su dinámica de acción, junto a los demás directivos y colaboradores, la concreción de la cancha, iluminación, sus comodidades, tribunas, vestuarios, sala de concentración, cantina y demás mejoras como la cancha de baby fútbol, “donde vio el debut de su hijo Paulino, que incluso llegara a la selección mayor de Paysandú. Cómo le habrá golpeado con fuerza esto. Estoy convencido que le llegó profundamente a él y también a su madre, Nelly, también gran colaboradora de Independencia”.
“Pienso que hablar del doctor Alvarez Viera tal vez nos de para más de una reunión de esta naturaleza y es probable que desde allá arriba nos esté mirando, diciendo que él cumplió una función feliz en su vida como deportista, pero que nosotros de algo le servimos. Si pensamos en él, no importa que se nos caiga una lágrima porque ella penetrará profundamente en nuestro corazón y a su vez llegará también al de ese gran hombre que se nos fue”, finalizó Cruz.
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