Paysandú, Sábado 15 de Junio de 2013

La tentación de más impuestos

Opinion | 13 Jun Es notorio que la fuerza de gobierno tiene posturas encontradas entre sus sectores en una diversidad de temas, sobre todo a partir de concepciones diferentes que conviven en el seno de la coalición de izquierdas. Es que existe una izquierda pragmática, aproximada a los parámetros de una social democracia, y grupos radicalizados, incluyendo algunos integrantes del sector del propio presidente José Mujica, así como alineados con la dirigencia sindical, que promueven respuestas “sesentistas” tanto en el plano social como económico.
No puede extrañar entonces que el flamante subsecretario de Economía y Finanzas, Alejandro Antonelli, alineado con estos últimos en cuando a concepciones de la economía y el enfrenamiento de clases, haya señalado recientemente que se debería aplicar más impuestos, porque hay margen para hacerlo.
La respuesta y el intento de tranquilizar a los operadores desde la conducción del equipo económico, esta vez por el propio ministro de Economía y Finanzas, contador Fernando Lorenzo, no se hizo esperar y el secretario de Estado aclaró que el ganar progresividad en los impuestos es “algo que ha sido una línea estratégica en los gobiernos del Frente Amplio y continuar introduciendo mejoras en el sistema tributario va a ser parte del desafío hacia el futuro. Estas no son circunstancias como para hablar especialmente de aumento de impuestos”.
En la misma línea que Lorenzo se había manifestado esta semana el director general de Secretaría del Ministerio de Economía, Pedro Apezteguía. “No hay margen para discutir cambios tributarios”, dijo a canal 20 de TCC, con lo que ha quedado marcada una notoria diferencia entre los dos bloques en el gobierno. Esta es precisamente la primera diferencia pública que tienen el ministro y el novel subsecretario, que asumió el 23 de mayo en medio de una fuerte polémica en la interna del Partido Socialista, al que pertenece Antonelli.
Antonelli es un economista de 57 años, excolaborador del ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, en el Instituto Cuesta Duarte del Pit Cnt, y exfuncionario de la Comisión de Finanzas de la Departamental de Montevideo del Partido Socialista. Pero esta designación fue impuesta desde la Presidencia, como contrapeso a la gestión de Lorenzo en algunas áreas, pese a que en su momento el propio Mujica había señalado que la economía era un resorte del exministro Danilo Astori y su sector.
El domingo, Antonelli dijo a El País, al ser consultado sobre si estaba de acuerdo en gravar con más impuestos a los que más tienen, que “como lo demuestra la experiencia de otros países, los impuestos son una base importante para fomentar proyectos y redistribuir riquezas. La carga impositiva en Uruguay no es de las más altas del mundo ni por un sueño. Si uno se compara con otros países, como por ejemplo de economía escandinava, la carga del Estado es importante y eso es lo que les ha permitido que estén hoy fuera de la crisis. Si uno quiere aumentar la carga impositiva tiene que sacar a los que tienen más recursos, porque es muy difícil aumentar la carga impositiva de los que no tienen recursos”, dijo el subsecretario.
Y sobre si hay margen para aumentar la carga impositiva en Uruguay, respondió: “Yo creo que sí hay margen para gravar más porque la constatación histórica y mundial demuestra que los países tienen diferentes cargas impositivas. Ha quedado demostrado que con un buen sustento económico, las sociedades que están mejor distribuidas, desde el punto de vista del ingreso, están asociadas a una mayor carga impositiva”.
Claro, se escapa a la visión del jerarca que si bien tiene razón cuando señala que en los países escandinavos existe una alta carga impositiva, no es menos cierto que a la vez el Estado devuelve en servicios y prestaciones de primera lo que le aporta la sociedad, y una cosa muy distinta ocurre en Uruguay, donde los impuestos tienden a ser en muchos casos como del primer mundo pero los servicios resultan deficientes, con una burocracia estatal que se lleva la parte del león en los recursos que aportan los sectores reales de la economía. Por otra parte, si Uruguay fuera tan rico como los países escandinavos y diera tantas oportunidades de generar fortunas, seguramente no habría tantos problemas para pagar más impuestos. Pero la realidad es que en nuestro país hasta el más rico es pobre en comparación con las grandes fortunas del primer mundo.
Sin embargo, debe tenerse presente que el debate por los impuestos no es nuevo en el gobierno de Mujica, por cuanto desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), a instancias del presidente, se propuso el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), que fuera declarado inconstitucional en febrero por la Suprema Corte de Justicia y será ahora sustituido por el Impuesto al Patrimonio en el agro.
A su vez en abril, el ministro de Desarrollo Social, economista Daniel Olesker, reavivó la polémica al presentar a la dirección del Partido Socialista un documento en el que propone nuevos impuestos y aumentar otros a fin de distribuir mejor, en sintonía con la OPP.
La tentación de gravar a los mismos de siempre por concepciones ideológicas, reaparece seguido en un gobierno que no tiene una dirección clara, sino que cada sector trata de imponer su punto de vista y el propio presidente “flota” sobre la puja interna de su partido. Pero este planteo conspira contra la seguridad jurídica y las reglas de juego de la economía, que deben tener un mínimo de estabilidad, a efectos de que las inversiones y el desenvolvimiento de la economía tengan por lo menos un mínimo de previsibilidad.


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