RUBRO OVINO

Rurales | 15 Jun El ingeniero agrónomo Fabio Montossi subrayó la necesidad de un cambio en la estrategia del rubro ovino “para aggionarse a los nuevos tiempos”, considerando su importancia económica y social para Uruguay. Explicó que “el crecimiento, competitividad, diferenciación y agregado de valor de las cadenas textil y cárnica ovina del Uruguay debe basarse en una participación activa, compromiso y visión compartida entre todos los agentes de las mismas”.
El director del Programa Nacional de Carne y Lana del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) expuso, durante el simposio de ovinos de las 41ª Jornadas Uruguayas de Buiatría, sobre si “no existen espacios competitivos para la producción ovina moderna en tiempo de agricultura y forestación”. Durante su disertación, presentó evidencia de los importantes cambios ocurridos en la producción ovina mundial, donde Uruguay no fue la excepción a ello. Frente a los desafíos y amenazas mencionadas por Montossi, países como Nueva Zelanda y Australia tomaron una serie de medidas que determinaron un aumento de la productividad y eficiencia, generando un sector altamente competitivo. Ello demuestra que es posible “producir más y con mayor valor con menos ovejas”, dijo.
Particularmente en los últimas dos décadas “hemos asistido a importantes cambios en el mercado internacional de lana y de la carne ovina, los cuales determinaron cambios drásticos en los patrones de consumo de carne y textiles que fueron acompañados por importantes innovaciones en el sector agroalimentario y de la vestimenta”, explicó. “Estos influyeron en forma determinante en la manera de producir, industrializar y comercializar los productos que generan la producción ovina, particularmente en aquellos países que históricamente volcaron su producción al mercado internacional y que están más expuestos a los cambios mencionados”, acotó.
Destacó “la mejora de la productividad y competitividad a nivel de las cadenas alternativas a la textil-lanera y cárnica ovina (ejemplo sintéticos, algodón, carne porcina, aviar), escala del negocio, acuerdos comerciales de orden internacional, políticas negativas para el sector (ejemplo el manejo del stock australiano), calidad y certificación de productos y procesos, desarrollo de marcas y promoción, cuidado del ambiente, bienestar y sanidad animal, alimentos (seguridad alimentaria, consistencia, diferenciación, y continuidad de la oferta del producto, salud humana, atributos culinarios, facilidad de preparación y cocción de alimentos), vestimenta moderna (liviandad, resistencia, versatilidad, producto natural, suavidad, apariencia, confort, fácil cuidado, toda estación, moda, etcétera), disponibilidad y calificación de la mano de obra y responsabilidad social de todos los integrantes de la cadena”. Manifestó que como organismo de investigación e innovación, “el INIA no estuvo ajeno a los profundos cambios que ocurrieron en la producción, industrialización y comercialización del rubro ovino a nivel internacional y nacional”, y prueba de ello son las acciones y productos logrados que se mencionaron en la exposición brindada en Buiatría. Como instituto de investigación e innovación, el INIA “no le dice a los productores que deben hacer, pero sí tenemos el deber de ofrecer diferentes opciones tecnológicas que contemplen los diferentes públicos objetivos (productivos), condiciones agro-ecológicas de producción, opciones productivas y de mercado, etcétera, para que los mismos dispongan de la mejor información en tiempo y forma para la mejor toma de decisiones”.
Subrayó que “todo ello para poder mejorar su calidad de vida, así como la de su familia y colaboradores. Este proceso requiere necesariamente de la anticipación del instituto en la entrega de propuestas tecnológicas, que estén disponibles y maduras al momento que los productores las requieran y necesiten, proceso que se mejora con el involucramiento activo de los mismos desde la génesis de las propuestas”.
Ejemplos de ello en Uruguay, mencionó que “han sido el desarrollo de lanas finas y superfinas, el cordero pesado, la incorporación de los cruzamientos en algunos estratos de productores, y los avances logrados en la mejora genética en las razas puras. Estos emprendimientos, con diferente grado de avance y penetración en la producción y el mercado, han salido adelante con el apoyo y participación de distintos organismos públicos y privados asociados al sector”.
En un proceso de mejora continua y de análisis estratégico, la innovación tecnológica “puede y debe jugar un rol fundamental en la mejora de la competitividad de la cadena cárnica ovina y textil-lanera del Uruguay. Estas generarán una mayor competitividad interna de la producción ovina frente a otros rubros muy competitivos (agricultura y forestación)”, destacó Montossi en su exposición.