Paysandú, Martes 18 de Junio de 2013
Locales | 18 Jun La jornada de capacitación “Explotación sexual comercial en niños, niñas y adolescentes. Aproximaciones al problema”, se realizó en la Sala de Actos del Instituto de Formación Docente, a cargo de la licenciada Andrea Tuana y la maestra Sandra Perroni, encargada del servicio de atención a las víctimas.
Tuana es asistente social en la ONG El Paso, donde atienden a menores que sufren violencia doméstica y sexual. La disertante resaltó que “en Uruguay estamos en un atraso importante, donde el abordaje de este tema no está visualizado aún como un problema social grave, no está priorizado en la agenda, no existen servicios de atención en ningún lugar del país y hay apenas una tibia declaración de intención del INAU abriendo un área en Montevideo con tres personas”. La experta reconoció la inexistencia de una respuesta para las menores que se encuentran ante una situación de violencia sexual, así como tampoco se cuenta con la posibilidad de trabajar en el tema en las escuelas.
“Si hay gurisas en la calle ofreciéndose, es cuestión de ellas y no hay una visualización de que es un delito que produce daño, además de tratarse de una práctica social impuesta, de dominación, que responde a valores machistas y culturales. En la sociedad abonamos para que estas situaciones existan bajo esa concepción patriarcal, en la cual la sexualidad primero es un tema tabú, en segundo lugar dividimos el mundo entre lo bueno y lo malo y estas chiquilinas están del lado de lo malo. Por eso se trata de invisibilizar y naturalizar”, según Tuana.
La referente analizó el campo de acción de los operadores sociales, al asegurar que “estas actitudes nos dejan bastante solos e impotentes, luchando con una sociedad que estigmatiza, con una mirada bastante cruel y un Estado que no pone los recursos.
Estamos en una coyuntura compleja para responder a este tema”.
En tal sentido, reconoció que a pesar de la situación planteada, trata de motivar a los técnicos a que igualmente realicen la intervención, porque las víctimas se encuentran en un nivel de sufrimiento enorme. Sin embargo, “sabemos que van a la guerra con un escarbadientes”.
CAMBIO CULTURAL
En Uruguay existe una ley desde 2004 que penaliza a los clientes de menores explotados sexualmente, no obstante, “paralelamente se deberá efectuar un proceso de capacitación y de deconstrucción de algunas maneras de pensar esta realidad para tener una perspectiva acorde al problema y respetuosa de los derechos humanos. Si se aplica la ley, pero creemos en realidad que estas gurisas lo hacen porque quieren y están provocando, no vamos a visibilizar el problema”, aseguró.
Tuana ejemplificó la situación con la experiencia contada por un operador policial que “recibió el caso de una menor que había acordado mantener sexo con un hombre, que posteriormente no le pagó. La menor le robó su billetera, el hombre denunció a la joven por robo, la Policía actuó por hurto y la llevó frente al juez por este delito. Así quedan expuestas las situaciones, porque en realidad el hombre había cometido un delito y fue preso. El policía afirmaba la necesidad de esta capacitación para mirar esa misma situación de otra manera”.
La asistente social reflexionó que “la realidad del problema en el país es diferente según la zona donde se encuentre. Cada territorio tiene su particularidad y si bien la violencia sexual se ha extendido en todos lados, mantiene diferentes expresiones”.
Así analizó la realidad local, donde “los departamentos ubicados en las fronteras, como el caso de Paysandú, predisponen a una complejidad y aportan mayor magnitud al problema, ante la posibilidad de ingreso y egreso --incluso de menores argentinas-- bajo la operación de redes. A esto debe agregarse el aspecto turístico para definir a un territorio con mayor vulnerabilidad”.
En el caso de Brasil, Tuana señaló que el país norteño “viene avanzando en este aspecto y de alguna manera nos tira del brazo en las ciudades de fronteras para generar algunas instancias de sensibilización, pero las respuestas siguen siendo bastante mediocres”.
campaña de INAU
Acerca de la campaña de sensibilización y denuncia de los casos de explotación sexual que lleva adelante institucionalmente el INAU, Tuana expresó que una instancia que señale al cliente “siempre es adecuada porque lo focaliza”.
En cuanto a la necesidad de involucramiento en los casos que conoce la propia comunidad, la experta enfatizó la premura en identificar al cliente antes que a la menor. “Tomar el número de la chapa del auto o sacar una fotografía estaría bárbaro, en vez de decir que ya lo sabía todo el mundo”, consignó.
Sin embargo, reiteró que “el mayor involucramiento social sería revisar nuestros modos de pensamiento y prejuicios que de alguna manera legitiman el problema. Por ejemplo, cuando habilitamos a los varones a que vivan su sexualidad de cualquier manera porque son varones y si son ‘machos’ tienen que responder. Eso es parte de un paisaje masculino que a todos nos parece bárbaro, incluso haciendo chistes o la ‘vista gorda’ porque son cosas que siempre sucedieron”. Tuana dijo que “en todo caso, habría que enseñar a nuestros hijos que las mujeres no somos un objeto de consumo y que pagar por tener sexo con una gurisa es un hecho aberrante. Eso no lo analizamos, porque nos paramos al otro lado de la vereda y decimos que no tenemos nada que ver con el asunto”, finalizó.
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