Paysandú, Miércoles 19 de Junio de 2013
Rurales | 14 Jun La suplementación preferencial del ternero es una alternativa “para mejorar la productividad de la cría pastoreando campo nativo en suelos de basalto”, señaló la doctora Carolina Viñoles en su exposición en el Simposio de Carne, en el marco de las 41ª Jornadas de Buiatría que se desarrollan en Paysandú.
La integrante del Programa Nacional de Carne y Lana del INIA Tacuarembó manifestó que la productividad de los sistemas criadores “depende de los kilos de terneros destetados por vaca entorada”, acotando que “la estacionalidad de los partos en nuestros sistemas criadores limita la producción de leche y la tasa de ganancia de los terneros pre-destete”.
La suplementación preferencial del ternero (creepfeeding) y el destete precoz “se ha utilizado como alternativas para aumentar la ganancia y peso de los terneros”. Sin embargo, Viñoles entiende que “no existen estudios que evalúen la edad al destete y el creepfeeding sobre la productividad de los vientres en el largo plazo”.
En el trabajo presentado ayer en el salón Egeo, la profesional brindó información acerca del efecto del creepfeeding sobre la eficiencia reproductiva de la vaca y fundamentalmente el efecto de largo plazo en laS terneras desde los dos meses de edad hasta su segundo entore, con dos años de edad. Sostuvo que el creepfeeding “no afecta la eficiencia reproductiva de las vacas, pero aumenta la tasa de ganancia y peso al destete de las terneras, promoviendo un adelanto en la manifestación de la pubertad. La menor edad a la pubertad se asocia con un mejor funcionamiento del eje somatotrófico y mayores concentraciones de progesterona, que determinan una preñez más temprana al entore de 13-15 meses”. Terneras destetadas en forma precoz “son más livianas al primer servicio y al parto, pero esto no afecta el desarrollo de los terneros, la producción de leche ni la fertilidad de las vacas al segundo servicio. Sin embargo, la progenie de vacas que reciben creepfeeding es más liviana y sus dimensiones son menores al nacimiento, y tienen tasas de ganancias menores asociadas a la menor producción de leche de sus madres”.
Para Viñoles, “creepfeeding no tiene efectos de largo plazo en el segundo entore, que supera el 89% de preñez cuando las vacas son sometidas a altos planos nutricionales pre y pos-parto. Por lo tanto, el uso de esta herramienta en terneras de reemplazo debe ser considerada evaluando en forma global las ventajas y desventajas que presenta en las diferentes etapas del ciclo productivo de las vacas de cría”.
En su introducción, la profesional integrante del plantel de investigadores del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) indicó que la ganadería de carne “está transitando un período de precios y relaciones flaco/gordo notoriamente superiores a las históricas, lo que permite valorizar la producción y lograr una mejor rentabilidad en predios criadores”. En este contexto, consideró “importante brindar herramientas para que los productores puedan elevar la productividad y de esa forma mejorar el ingreso económico de sus sistemas”. Dijo que investigaciones recientes del equipo de trabajo del INIA “demuestran la conveniencia económica de la incorporación de pasturas mejoradas, la suplementación estratégica, la reducción de la edad al primer entore, el engorde de vacas falladas, y el aumento del peso de venta de los productos de la cría”.
“El uso de estas estrategias puede significar un incremento de un 100% en el ingreso del predio criador y ello se magnifica cuando la relación de precio ternero/novillo gordo es igual o superior a 1.3. En este escenario, la reducción de la edad de entore es un factor clave en la mejora de la eficiencia del sistema”.
Establece que estos ejemplos “son parte de la realidad de la ganadería moderna de Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos, donde una importante proporción de vaquillonas de remplazo tienen 15 meses al primer entore”.
“Uruguay tiene un importante camino para recorrer en este sentido, particularmente en conocer las implicancias productivas y económicas de la reducción de la edad de entore a los 15 meses en nuestros rodeos de cría”.
Impacto
El creepfeeding, administrado entre los dos a los cinco meses de edad, “tiene un impacto positivo en la eficiencia reproductiva de las terneras de reemplazo, y ella se maximiza cuando se realiza un entore precoz a los 13-15 meses de edad”, precisó Viñoles.
Sin embargo, “la menor producción de leche en la primera lactancia reduce el peso de los terneros al destete. La administración de planos nutricionales adecuados durante el período pre y posparto, determina que se logren buenos índices de preñez en el segundo servicio delas vacas”. Por lo tanto, sostuvo que el uso de esta herramienta en terneras de reemplazo “debe ser considerada evaluando en forma global las ventajas y desventajas que presenta en las diferentes etapas del ciclo productivo de las vacas de cría”. Explicó que INIA “está investigando e identificando oportunidades y desventajas del uso de diferentes alternativas para lograr el entore precoz de terneras en nuestras condiciones, y hacer disponible la información para aquellos productores que quieran recorrer este camino de mejora de la productividad e ingreso económico de sus sistemas”.
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