Rurales | 24 Jun Mentalizados en que la tierra dejó de ser un bien especulativo, diversos operadores aguardan con expectativas que la compra-venta de campos en nuestro país logre una suba en el segundo semestre de 2013, y sostienen que la mayoría de los compradores son uruguayos.
Los operadores aseguran que la mayoría de los negocios son de uruguayos que ya están en el campo, que habían pertenecido a la agropecuaria en el pasado y están re-dirigiendo nuevamente su capital al rubro u otros de fuera del sector.
En el primer semestre del año se dieron pocas operaciones, siendo mayormente de compradores locales. La venta de 141 padrones rurales de 45.000 hectáreas en total que realizó Montes del Plata al grupo estadounidense GMO por cerca de U$S 140 millones, son operaciones muy excepcionales.
Por un lado, las dificultades existentes en Argentina para mover capital han llevado a los inversores y productores de la vecina orilla a un parate en la adquisición de tierras en Uruguay, determinando que se quiebre la tendencia que se dio desde el 2002 a esta parte, en donde los compradores eran mayoritariamente extranjeros y fundamentalmente argentinos. Respecto a por qué entre el bajo número de negocios concretado se encuentran inversores de fuera del sector, operadores consultados por El País indicaron que se debe a que “se trata de un tema de seguridad. Los campos, si bien hoy no dan una rentabilidad tan alta como en otros momentos, otorgan una seguridad que otros sectores de la economía no brindan”. La mayoría de los negocios se dan por campos de entre 500 y 1.000 hectáreas, de tipo mixto (ganadero-agrícola), los cuales se ubican sobre todo al sur del río Negro, especialmente en un radio de unos 200 kilómetros de distancia de Montevideo.
Otros operadores explican que “el primer semestre fue muy quieto. En ello pesó mucho a la incertidumbre existente, primero por el Impuesto a la Concentración de Inmuebles (ICIR) y luego que éste cayó, por el Impuesto al Patrimonio. Tanto vendedores, como especialmente compradores, querían tener en claro cómo éstos iban a impactar en la dinámica del negocio agropecuario, y por tanto en el valor de las tierras”.
Coinciden en que en el segundo semestre puede darse un aumento de los negocios, aunque no ve un cambio en los valores que se vienen pagando. A modo de referencia, para los campos mixtos, situados al sur del país, el precio para la hectárea varía entre U$S 4.500 y U$S 5.000, en tanto para campos netamente ganaderos, el valor ronda los U$S 3.500 por hectárea. Mientras que por un campo agrícola de buena fertilidad, las operaciones se hacen a razón de entre U$S 7.000 y U$S 10.000 por hectárea, según las características del predio.
Por un campo “de punta” en tanto, el precio es de entre U$S 11.000 a U$S 13.000.
Un factor que juega en contra de que se concreten transacciones a nivel local es que Paraguay aparece y cada vez más como un competidor muy fuerte para la atracción de inversiones de este tipo. “Paraguay es una opción de relevancia para quienes quieren comprar un campo en esta parte del mundo, tanto ganaderos como agrícolas. Desde allí se atraen no sólo compradores extranjeros, sino también a productores uruguayos que cada vez en mayor número se están trasladando hacia allí”, afirmó uno de los operadores consultados. “Uruguay está pasando por una serie de situaciones que hacen que la concreción de negocios no sea mayor”, dijo.