Paysandú, Miércoles 26 de Junio de 2013
Rurales | 23 Jun Durante el último curso de doma racional brindado por Marcelo González en el Centro de Entrenamiento “Los Pingos”, en la zona de Cangüé, departamento de Paysandú, fue posible conocer dos historias de jóvenes que, atraídas por el caballo, decidieron continuar sus vidas ligadas a este noble animal.
Es por ejemplo el caso de Ofelí Menard, una joven francesa que hace seis meses se estableció en Uruguay, aunque recordó que hace dos años estuvo en el país para realizar una pasantía. “Al finalizar la escuela decidí venirme a este país y procuro conseguir un trabajo con los caballos”, dijo en diálogo con EL TELEGRAFO.
Jineta y acostumbrada al hipismo en su país, en Uruguay quedó encantada con la raza Criolla y las costumbres uruguayas. “Me gustó como trabajan con el caballo, como es la gente que te saluda y te hace sentir uno más, y no es tan fría como en mi país”.
Hoy reside en cabaña “Tauro” en la zona de Young, y con 22 años decidió disfrutar de la libertad que le brinda trabajar con los caballos. Por tal motivo participó del curso de doma racional, para adquirir mayor experiencia en el trabajo con estos animales.
Le gustan todas las pruebas funcionales, y en especial los enduro, incluso con la experiencia de haber participado de dos pruebas clasificatorias “para ayudar a una persona que no tenía jinetes, pero tampoco me considero una experta”, dijo esta joven que se maneja muy bien con el idioma y que ya conoce la metodología de las pruebas que se desarrollan en el Prado.
Por los Emiratos
Rita Irazábal es una joven del departamento de Flores, que con 16 años comenzó a competir en raids.
A los 18 dejó por un lapso al iniciar sus estudios en Montevideo y desde hace unos dos años se enganchó con los enduro que se realizan por todo el país. Criada en el campo, siempre le gustó a andar a caballo, por lo que ahora varea y ayuda en el trabajo con los animales.
Hace algunos años, y merced a la invitación de su amigo Carlos López, viajó a los Emiratos Árabes, donde durante dos meses pudo conocer el entrenamiento que realizan en ese país con los caballos. “Ellos tienen otras comodidades, como caminadores de diez caballos –tienen forma de calesita y en la parte por donde circula el caballo tiene un dispositivo eléctrico que los obliga a ir hacia adelante--, y que en Uruguay son más chicos por su costo”, comenta.
Recuerda que “también hay piscinas techadas, de unos 50 metros de largo, donde el caballo nada y fortalece los músculos, que se complementa con el galope en la arena o trote en el campo”.
Comentó que la alimentación también es diferente. “En Uruguay el caballo habitualmente está a pasto y otro tiempo de suplementación, mientras que en Arabia dan mucho suplemento”.
En ese país compitió en un enduro exclusivamente de mujeres, montando un caballo uruguayo. “Fue en una pista especial, con un camino especial de arena, entre las dunas y que fue muy lindo”, explicó.
De ahí fue a Italia, donde entrenó en otro centro de ese país. “Pude observar al Campeón Europeo –que este año volvió a ganar--. Esos son árabes franceses, un caballo más grande y corpulento que el Árabe de Uruguay. En este caso de Italia, el entrenamiento era entre los montes y con el jinete haciendo zig zag permanente”.
Dos historias. Muy diferentes, pero similares en una característica. Se trata de jóvenes mujeres que procuran conocer más de los caballos en las diferentes disciplinas, sean de pruebas de rienda, doma o simplemente cómo manejarse en distintos lugares donde el caballo sea protagonista.
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