Opinion | 25 Jun En el inicio del invierno y luego del primer “pico” de consumo de energía eléctrica, UTE acaba de informar que con independencia de la cantidad de precipitaciones que se registre en esta estación del año, existe en el país la potencia suficiente para cubrir la demanda de energía.
Este pronóstico se fundamenta en el hecho de que UTE incorporó 200 megavatios adicionales que, junto con la reparación de una turbina de La Tablada —que estaba rota el año pasado— y otra de la represa de Baygorria, que no estaba 100 por ciento operativa, representan casi 500 megavatios más disponibles este año en Uruguay, con respecto al año pasado, para ser utilizados en la optimización del despacho.
La referencia a las lluvias no es menor porque un alto porcentaje de la energía generada en el país aún depende del régimen de lluvias y el estado de las represas, fundamentalmente de la de Salto Grande. En consecuencia, épocas de sequía en invierno siempre son un problema puesto que se reduce notablemente la capacidad de generación eléctrica de las represas, que es la más barata.
Más allá de las medidas de corto, mediano y largo plazo tomadas por el ente energético para asegurar la generación, y el trabajo coordinado en ese sentido con el Ministerio de Industria, Energía y Minería, UTE intenta modificar los hábitos de consumo de la población en pos de lograr un uso racional y eficiente de la energía eléctrica promoviendo, por ejemplo, la adhesión a la tarifa inteligente y distribuyendo lámparas de bajo consumo.
De estas últimas ha comenzado a entregar dos millones en la actual cobranza de facturas. No debemos olvidar que el aumento del consumo de energía que se da en invierno no proviene del incremento de la demanda industrial, sino domiciliaria. Con el frío y los días más cortos la población no sólo está más tiempo dentro de sus viviendas gastando mucho más en iluminación, sino también en calefaccionarlas.
En definitiva, según las estimaciones de UTE, la situación de generación de energía se perfila como auspiciosa para los próximos meses y, las medidas de ahorro energético instrumentadas desde el Estado, así como la colaboración de la población en el ahorro de energía permitirían pasar el invierno sin demasiados sobresaltos. Lo cual es algo muy bueno, puesto que cada kilovatio importado o generado a base de petróleo tiene, de una u otra forma, una repercusión directa en el bolsillo de los consumidores.