Paysandú, Viernes 05 de Julio de 2013
Opinion | 03 Jul Muchos países, en especial de bajos y medianos ingresos, prestan insuficiente atención al sobrepeso y la obesidad como importantes factores de riego para la salud, y aunque disponen de políticas para luchar contra la desnutrición, no las tienen para frenar la creciente morbilidad debida al sobrepeso y la obesidad.
La desnutrición, obesidad y sobrepeso son formas de malnutrición cuyas causas y consecuencias están estrechamente relacionadas con deficiencias del sistema alimentario.
La Organización Mundial de la Salud acaba de alertar en este sentido, a la vez que informó que más del 75% de los niños con sobrepeso viven en países en desarrollo. Para revertir este problema propone intervenciones orientadas a mejorar la nutrición de las embarazadas y los lactantes; alentar la pronta iniciación de la lactancia natural y su continuación hasta los dos años, promover alimentos sólidos apropiados para los niños pequeños; y administrar suplementos de micronutrientes y alimentos enriquecidos, cuando sea necesario.
Un niño deficientemente desarrollado en sus primeros años de vida puede convertirse en un adolescente bajo pero con sobrepeso y, ulteriormente, desarrollar enfermedades crónicas en su vida adulta.
Si bien las causas de la obesidad son múltiples e incluyen factores tales como la herencia genética, el comportamiento del sistema nervioso, endócrino y metabólico y el tipo o estilo de vida que se lleve, es claro que las dos principales causas pueden reducirse a la mayor ingesta de calorías que las que el cuerpo gasta y menor actividad física que la que el cuerpo precisa.
Generalmente la obesidad está también ligada a un conjunto de enfermedades crónicas degenerativas vinculadas con la salud mental, el sedentarismo y las dietas con abundantes grasas o sal.
En Uruguay, más del 50% de la población tiene problemas de obesidad y sobrepeso, en tanto que las últimas encuestas realizadas indican que el 60% de la población del país es sedentaria.
Podría decirse que disponiendo de los medios para ello, cada persona es libre de elegir lo que come aún a sabiendas que su elección le traerá problemas. No obstante, obesidad trasciende lo individual y se ha convertido en un problema de salud pública.
Por eso, es responsabilidad de los padres y del sistema educativo y sanitario educar para la salud, en forma sistemática y permanente, promoviendo una vida sana y saludable fundamentalmente entre nuestros niños, que también están siendo afectados el sobrepeso y la obesidad.
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