Paysandú, Lunes 08 de Julio de 2013
Rurales | 06 Jul “Parece mentira, pero todavía no vemos viajando por las rutas 4, 31 o 26 --sólo para nombrar algunas de las rutas que circundan algunas de las zonas más marginales del país-- ovejas que no sean Merino Australiano”, dijo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi, agregando que “la tradición sigue pesando y se trasmite de generación en generación”.
El responsable del grupo de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac), de Facultad de Agronomía, expresó que “algo similar podríamos decir de razas que a través de la selección siguen apostando a mantenerse dentro del doble propósito, cuando el cruzamiento con Dohne --también Merino-- es una opción, sino la mejor, probadamente más rápida y con otras ventajas adicionales”. De la misma forma, Bianchi entiende que “resulta curioso como algunos de los pocos establecimientos comerciales que resisten al avance arrollador sojero en los mejores suelos del país, no crían biotipos maternos prolíficos para cruzar con razas carniceras terminales y se olvidan de la lana”. Al referirse al desempeño reproductivo y velocidad de crecimiento, el técnico dijo que “es doblemente curioso cómo un país con tradición y reputación ovina en la región, sigue precisando casi --y en algunos casos, sin casi-- dos ovejas para lograr un cordero al destete y más de un año para venderlo como pesado. Difícilmente podamos trascender como país carnicero si no logramos repetir en todos los campos donde hay ovejas los resultados generados por la investigación nacional y validado en algunos pocos establecimientos del país”. Sostuvo que “ningún productor, aunque sea lanero, podría darse el lujo de destetar menos del 75-80% y de ahí para afuera. No tiene ningún sentido tener un animal un año en el campo con el propósito de obtener un vellón extra. Es más, la orientación ciclo completo no se justifica en casi ningún campo, y si existieran y se promovieran las alianzas productivas entre criadores e invernadores, en ninguno”.
Respecto al conocimiento de los animales y el campo, indicó que “es también curioso cómo todavía seguimos produciendo --salvo honrosas excepciones-- sin conocer con razonable grado de precisión cuándo van a parir las ovejas, de qué cantidad de pasto disponemos y cuánto tiempo precisamos para embarcar un camión de corderos”.
Acotó que la tecnología a aplicar para ello “es de bajísimo costo y de alto impacto: uso de machos pintados con tierra de colores --cambiándola semanalmente--, condición corporal en momentos críticos del ciclo productivo, previo al servicio y en gestación avanzada, uso de ecografía --si la expectativa de mellizos es superior al 10-15%-- y del microondas, tras muestreo de pasturas”.
Carga y sanidad
Al explicar cómo trabajar respecto a la carga y empotreramiento, Bianchi indicó que “hemos tenido la oportunidad de ver en el basalto --básicamente superficial-- campos ya pelados al inicio del invierno con tres ovejas y casi media vaca/ha y poco empotrerados”.
Entiende que el uso de alambrado eléctrico “hoy no debería ser prohibitivo para nadie. Se maneja mucho mejor el pasto si los potreros no son mayor a 100 hectárea, obviamente que si la superficie fuera menor, mejor todavía, y por supuesto que la orientación que se impone en esos campos es la cría. Debe sobrar el pasto en otoño, para no padecer en el invierno. Es falso que el más eficiente es el que tiene el campo todo el año como un billar”, subrayó.
En cuanto a sanidad, “no somos especialistas en el tema, pero resulta inmediatamente obvio que para las condiciones mayoritarias en que se maneja la oveja, el hecho de que esté sana resulta crucial. No podemos producir lana de calidad si en los campos hay piojera, o si las ovejas no saben con qué pata pisan y además no seguimos un adecuado manejo sanitario desde el punto de vista parasitario. No hay misterios en este tema, una buena sanidad, se paga sola”, aclaró.
Personal
Otro factor a tener cuenta desde la óptica del profesional de la Eemac es el personal y herramientas de trabajo. “Este tema es crucial, sobre todo porque la mayoría de los productores no vive en su predio”. “Ninguna inversión es tan redituable como contar con personal capacitado, bien remunerado y contento”, acotó. Para Bianchi, “parece de ‘Perogrullo’ pero no lo es tanto cuando se recorre la campaña”.
En relación a las herramientas, “parece mentira pero todavía cuando uno arriba a muchas estancias sale a recibirnos una jauría de perros y a la hora de trabajar con la majada o el ganado, ninguno sirve para nada. Un hombre que trabaje bien --para lo cual tiene que sentirse a gusto--, con dos perros entrenados --mejor, aunque no exclusivo: Kelpies y/o Border Collie-- maneja bien 1.000 hectáreas”.
Para el técnico, “obviamente que hay más cosas, pero pensando críticamente cómo cada productor maneja estos seis puntos y qué hacer para mejorarlos, distinto sería ‘el cantar’”.
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