Paysandú, Sábado 20 de Julio de 2013
Opinion | 15 Jul Aunque los antecedentes no daban para ser optimistas, igualmente cabía esperar algún resultado positivo de la reciente Cumbre del Mercosur desarrollada en nuestro país, aun teniendo en cuenta que previamente se estaba manejando un temario de cuño netamente político y sin ir a la esencia de los graves problemas que desde hace varios años padece el bloque regional.
Pero de todas formas había que esperar los acontecimientos, porque al fin de cuentas se trata de mandatarios de países que deberían tener intereses comunes en cuanto al intercambio comercial y la integración, que es precisamente el leit motiv de la creación del bloque. Pero lamentablemente, y como acontece desde hace unos años, lo político ha primado sobre cualquier otra problemática que realmente sea de interés de los pueblos de los países integrantes del acuerdo.
Es así que la causa común de las ideologías de los países integrantes del bloque, salvo Paraguay, primaron nuevamente y la retórica ha vuelto a ser la estrella en una reunión donde reaparecen una y otra vez los fantasmas del “imperialismo” y la culpa de los otros sobre lo que no hemos podido ni sabido hacer en nuestro beneficio.
Lamentablemente, se reafirma que el ambicioso proyecto de promover un bloque comercial que potencie a los países de la región por encima de lo que cada uno de ellos pudiera hacer individualmente se ha ido deteriorando en sus dos décadas de vida, y ha derivado en un club de amigos que comparten similares ideologías y ha pasado a un segundo plano, muy, muy lejano, la integración comercial, la complementación productiva y logística, el intercambio cultural, haciendo que además prime lo político sobre lo jurídico y donde solo se ven con buenos ojos para ser socios a los gobiernos ideológicamente amigos.
Al término del encuentro se dio a conocer una declaración de 59 puntos firmada por los presidentes de Argentina, Uruguay y Brasil, más el presidente de Venezuela (ingresado por la “ventana” luego que los tres decidieran suspender a Paraguay) y el mandatario de Bolivia, que es un miembro asociado pero no de pleno derecho como para firmar comunicados en similitud de jerarquía que los demás.
El punto principal de la cumbre fue pues un manifiesto político en apoyo de Evo Morales, que no es cuestionable desde el punto de vista del derecho internacional por el mal trato que se le dio en cielos europeos cuando viajaba en su avión, y también es eventualmente de recibo que se condene la intercepción de datos por Estados Unidos, lo que no afecta solo al Mercosur sino a todo el mundo que tenga un correo electrónico basado en Estados Unidos.
Pero hasta aquí llegó mi amor, como sostiene el dicho popular, y se ha soslayado lo fundamental de la problemática del bloque, que hubiera sido apuntar por lo menos a considerar y tratar de corregir los gravísimos problemas que tiene el Mercosur y que así se ignoran por completo.
Apenas se menciona en el punto 12 de la declaración que “la consolidación de la Unión Aduanera requiere avanzar, entre otros aspectos, en la facilitación del comercio intrazona, la reducción de las asimetrías, el acceso al financiamiento y la integración de las estructuras productivas, la cual permitirá fortalecer el modelo regional de desarrollo económico inclusivo, cuyos beneficios se distribuyan entre todos los socios”.
Mientras tanto, desde hace bastante tiempo Argentina ha venido aplicando y reafirmando en los hechos un modelo económico autárquico y proteccionista, y más allá de los discursos y las declaraciones, como esta última del Mercosur, aplica restricciones cambiarias para el comercio exterior y prohibiciones expresas de importar determinados productos del bloque y fuera de éste, incluso mediante órdenes verbales del secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
Esto lo lleva adelante impunemente pese a lo establecido en el Tratado de Asunción que dio origen al Mercosur y que en su primer artículo proclama la libre circulación de personas, bienes y servicios,
Sin duda, este proteccionismo a ultranza de Argentina no encaja ni por asomo en el Mercosur ni con cualquier acuerdo comercial de libre circulación de bienes, pero los “amigos” ideológicos ni siquiera tocan el tema en sus cumbres. Prefieren seguir en las declamaciones políticas, en las solidaridades de palabra y en vagas referencias a las asimetrías y los viejos objetivos de un acuerdo regional que se ha desdibujado, que sigue ajeno a la realidad de los pueblos de los países que lo integran, sin corregir los graves problemas en el comercio intrazona pero tampoco asumiendo negociaciones de bloque a bloque.
En suma, se va logrando que el desencanto con sus resultados ya esté dando paso a la frustración y a la creciente necesidad de buscar alternativas por los emprendedores que están encerrados sin salida a la vista, hartos además de solo recibir promesas que nunca se cumplen, porque los gobiernos están para las declaraciones políticas y arrimar agua para su molino ideológico.
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