Paysandú, Jueves 25 de Julio de 2013
Opinion | 19 Jul Como siempre, la vertiginosa realidad transforma en pocas horas la verdad hasta entonces conocida. El despertar de la víspera trajo consigo la noticia no solamente de que estamos ante una ola de frío polar que podría incluso provocar caída de nieve o lluvia helada, sino de un procedimiento policial que motivó la renuncia del hasta entonces secretario general de la comuna.
Esto permite reflexionar sobre la trascendencia de comprender la seriedad que implica ocupar un cargo público, cualquiera sea su naturaleza. Que se trate de la Intendencia de Paysandú es algo que nos toca muy de cerca, pues es la nuestra, pero en definitiva apenas es anécdota. La institución no es responsable de las acciones de quienes en ella cumplen funciones, sino que son directamente las jerarquías quienes deben responder a la confianza que se les otorga.
Hay ciertamente una responsabilidad redoblada en quienes están en la función pública, la que no solamente debe demostrarse en las horas de trabajo, sino durante todo el día y la noche. Precisamente al estar en ese tipo de cargos, también ocupan espacios en la comunidad en los que están siempre en la atención de la población.
Es claro que esas jerarquías se comprometen con la función, pero a veces no toman cabalmente en cuenta esa responsabilidad, lo que lleva a que se cometan abusos de funciones o a que se transgredan límites que no deberían sobrepasarse.
No se trata de aprovechar el árbol caído para procurar leña, pero este caso que en estas horas sacude a Paysandú, es un buen ejemplo de lo mal que pueden terminar las cosas, por el simple hecho de no sopesar debidamente las consecuencias de algunos actos. Es que, precisamente, no existe la privacidad en un cargo de primer nivel, porque se trata de personas públicas cuya conducta debe ser ejemplar.
No solamente se trata de tener la adecuada capacitación, no solamente es cuestión de un correcto desempeño en el cumplimiento de la función, es claramente el compromiso de vida en tanto se ejerza el cargo. La ciudadanía tiene todo el derecho de exigir más a quienes los gobiernan. A todo nivel. Desde el presidente hasta el intendente y sus equipos de colaboradores.
Nada menos que intachables deben ser para poder representar adecuadamente a sus gobernados, por aquello de que “no solo hay que serlo, sino parecerlo”, en lo que encierra también imagen personal del funcionario al que se le ha encomendado tan importante tarea. Por lo tanto no quien no esté a la altura del cargo que ostenta, corresponde que se haga a un lado.
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