Paysandú, Sábado 27 de Julio de 2013
Opinion | 23 Jul En un escenario empresarial con expectativas que han ido decayendo en los últimos meses, por falta de soluciones a problemas internos pero sobre todo porque en el ámbito internacional sigue sin despejarse la incertidumbre en Europa, en tanto naciones emergentes como China, así como el mismo Brasil, están con un crecimiento ya enlentecido, surge como positivo que el sector de la madera nacional esté en camino de mejorar su perfil y aliente esperanzas de recuperación para el segundo semestre del año.
Así, la Sociedad de Productores Forestales espera una recuperación en la exportación de productos del sector con valor agregado durante el último semestre del año, como resultado de una mejora en la economía de Estados Unidos.
En este sentido, el sector de tableros contrachapados y aserrados es uno de los más tecnificados dentro del sector forestal y el que más sufrió precisamente las consecuencias de los problemas económicos que enfrentó el sector de la construcción en los Estados Unidos, que ha sido históricamente el principal comprador de este producto.
Carlos Faroppa, presidente de la Sociedad de Productores Forestales, manifestó a El País que se está notando una mejora en la demanda desde Estados Unidos para madera sólida y contrachapados, y también un repunte en los pedidos desde México, debido a que con el acuerdo de Libre Comercio firmado por Uruguay con este país, los productos entran sin arancel, lo que permite una sensible mejora en cuanto a competitividad.
Igualmente, esta mejora solo da pauta de recuperación respecto a valores muy bajos que se dieron fundamentalmente a partir de la crisis internacional de 2008, que se inició con el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos,
En esa coyuntura, las empresas uruguayas del sector, que estaban jugadas al mercado norteamericano, debieron salir a buscar mercados alternativos para sobrevivir, pero ello no alcanzó para evitar que estas industrias radicadas en el Interior, como es el caso de la Weyerhauser en Tacuarembó, debieran reducir su producción, y trataran de paliar los problemas vendiendo parte de su alicaída producción a mercados como el chileno, con menores volúmenes y precios de cotización.
Ello trajo como consecuencia caída en la competitividad y de ocupación de mano de obra en estas industrias, lo que se intenta ahora revertir teniendo en cuenta la mejora en la economía de Estados Unidos.
En lo que respecta al primer semestre del año, el mercado para los productos forestales en general se ha presentado lento, especialmente en chips y maderas para celulosa, debido fundamentalmente a la crisis económica que atraviesa la Unión Europea, en tanto también tienen una demanda acotada países asiáticos que adquieren productos forestales con escaso valor agregado, como China y Vietnam, y luego los venden al viejo continente con el agregado de procesamiento propio, como es el caso de la fabricación de muebles.
Según Faroppa, “los chips para celulosa y otros productos con poco valor agregado están muy deprimidos en su colocación. La situación de los mercados a los que iban destinados, especialmente Europa, de forma directa e indirecta, no vislumbra una mejora en el corto plazo. Esto provoca que la demanda por éstos no aumente”.
Igualmente, el dirigente gremial considera que está aumentando la demanda interna por contrachapados, sobre todo en el área de la construcción, lo que es una buena señal, no solo porque se recicla en lo interno parte de lo que produce una industria eminentemente exportadora, sino porque es un buen síntoma para la dinámica de la economía.
El punto es que el Uruguay acarrea serios problemas de competitividad en todos los sectores, por altos costos internos, ante el alto precio de la energía y los combustibles, a lo que se agrega el bajo valor del tipo de cambio, lo que hace difícil competir con productores como Chile y Brasil, fundamentalmente.
Estos crecientes costos corroen la competitividad de las empresas, lo que no se ha visto compensado incluso por la suba muy gradual del dólar en los últimos días, y a ello se agrega por lo tanto un mercado interno que no absorbe siquiera un diez por ciento de lo que se exporta.
Ello da la pauta de que debe insistirse en buscar alternativas a los costos internos, en este como en otros sectores, por más que mejoren puntualmente algunos mercados, porque lo poco que se pueda lograr de mejora es sistemáticamente absorbido por inflación y costos de producción.
Así, se da la paradoja de que a Vietnam le sirva hacer muebles con la madera que importa desde Uruguay y venderlos a Europa, en tanto que a esta materia prima se le siga dotando de muy poco valor agregado dentro de nuestras fronteras, lo que significa que en el exterior se creen las fuentes de trabajo en este sector que tanto necesitamos en nuestro país.
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