Paysandú, Lunes 29 de Julio de 2013

Un atraso de veinte años

Opinion | 24 Jul Según un informe difundido por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), la producción de petróleo argentina “cayó al nivel de hace 20 años”, y este organismo advirtió sobre un “retraso sin precedentes”, consecuencia de “regulaciones irracionales” para el sector.
La oportunidad de conocerse este reporte coincidió con el acuerdo celebrado por la petrolera YPF con la multinacional estadounidense Chevron para explotar una parte del yacimiento neuquino de Vaca Muerta, que Idesa cuestionó al señalar que “es una manera de perseverar en el fracaso, ya que se insiste con la misma lógica de malas regulaciones”.
“El origen de este proceso es la aplicación sistemática de regulaciones irracionales que combinan prohibiciones, privilegios, malos impuestos y subsidios poco transparentes”, dijo la entidad en su informe.
Agregó que desde la crisis del año 2002 “se multiplican los problemas en el sector petrolero. Primero fue el control de los precios y la elevación de los derechos de exportación para atenuar el impacto de la megadevaluación. Ahora, ante la insuficiencia de fondos para financiar inversiones, YPF avanza en un acuerdo con la empresa Chevron. Esta es la nueva apuesta con la que se espera revertir la caída en las inversiones petroleras”.
La entidad estableció en 1999 el año en el que “se inicia un proceso de involución que lleva a que en el año 2013 la producción de petróleo caiga a 33 millones de metros cúbicos por año. Estos datos muestran que la degradación de los últimos años fue mucho más profunda que la registrada en las décadas de los 70 y 80, a tal punto que hizo involucionar la producción petrolera al nivel que había prácticamente hace 20 años. El resultado es que se consumió toda la capacidad de producción desarrollada en la segunda ola inversora que se produjo en la década de los ’90”.
En tanto, sobre el decreto de hace dos semanas para la Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos en el marco de la Soberanía Carburífera, opinó que es una “regulación diseñada a medida del acuerdo con Chevron. Es paradójico aprobar un beneficio especial para Chevron declamando soberanía”, cuestionó el Instituto, que se manifestó contrario a la “maraña de regulaciones irracionales que producen caída de la inversión, y que luego es utilizada para legitimar complejas excepciones generadoras de nichos de negocios oscuros”.
Las reflexiones de los funcionarios del Idesa, naturalmente trascienden el aspecto eminentemente técnico, y se sitúan en el análisis crítico de políticas que no son patrimonio de la Administración Kirchner, pero que sí se han acentuado en este período por razones precisamente de decisiones cuando menos, voluntaristas, que conspiran contra las inversiones de mediano y largo plazo para emprendimientos de riesgo que generan sustentabilidad a las políticas que se intenten en las respectivas áreas.
Según el Idesa, el sector energético “ilustra la lógica de las políticas públicas que se vienen aplicando en la última década. Es decir, la subestimación, no sólo del Gobierno, sino de gran parte de la clase dirigente, de la relevancia que tiene la calidad de las instituciones”.
Pero el punto fundamental radica en el efecto disuasorio que han tenido en la inversión políticas populistas que han incorporado fuertes subsidios en la economía y que tienen particularmente consecuencias en el sector energético, a efectos de reducir artificialmente los costos de producción y logísticos, así como en el consumo domiciliario --de la misma forma en que se detraen recursos de sectores productivos como el agro para mantener tarifas reducidas--, y a la vez con una regulación que ha sido determinante para que las empresas del sector decidieran no invertir en infraestructura para la extracción y distribución de petróleo y gas natural.
Es decir que se ha jugado demasiado tiempo haciéndose trampas al solitario, que naturalmente han sido pan para hoy y hambre para mañana, porque ahora se están sintiendo las consecuencias de no haber promovido la inversión con un baño de realidad. Es así que el vecino país se ha quedado sin extracción de gas y petróleo por las políticas voluntaristas que resultan enormemente caras en costos y consecuencias, pese a ser un país enormemente rico en recursos naturales.
Como sostiene el refrán, aquellos polvos trajeron estos lodos, y la inconsistencia de las políticas económicas en la vecina orilla, apostando a cortoplacismos de rédito electoral, a precios políticos imposibles de resistir por mucho tiempo, redundan en estos estancamientos en la producción de petróleo, nada menos, y significa comprometer el desarrollo por falta de energéticos, con mucho más perjuicios que los que se quiso evitar disfrazando la realidad, insistiendo con fórmulas fracasadas por intereses políticos.


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