Paysandú, Lunes 05 de Agosto de 2013
Opinion | 30 Jul Si todo sale como se espera, para el año 2016 Uruguay pasará a ser el país del mundo con mayor porcentaje de energía eólica por ciudadano, lo que no es poco decir si se tiene en cuenta que hasta hace unos pocos años prácticamente había cero generación con esta energía, y también era muy baja la incorporación en general de energías renovables en la matriz energética, salvo en el caso del uso de las represas para proporcionar electricidad, que data desde hace más de 80 años en algún caso.
Precisamente, con otros 500 aerogeneradores y varios parques eólicos, Uruguay está redoblando la apuesta por la energía eólica, desde que cuenta con 22 nuevos proyectos eólicos y más de 500 turbinas distribuidas por todo el territorio.
Según han señalado fuentes de gobierno, estos proyectos en ejecución y en ciernes permitirán cubrir el 30 por ciento de las necesidades energéticas del país, por encima del 20 por ciento de Dinamarca o el 14 por ciento de España, entre otros países que han avanzado en el uso de esta tecnología, mediante incorporaciones de aerogeneradores en varias zonas del país, como es el caso de Colonia del Sacramento, Rocha y Maldonado, entre otros.
Debe tenerse presente que Uruguay recién comenzó a incorporar los primeros proyectos de energía eólica en 2008, pero en un proceso que ha resultado pese a todo relativamente rápido para lo que es el promedio de los emprendimientos de esta envergadura en nuestro país, en 2011 se pasó a las adjudicaciones, con definiciones en 2012 para los primeros proyectos, en tanto ya 2013 plantea decididamente que estamos ante el año del gran desafío logístico y la construcción de parques eólicos de manera continuada.
La decisión adoptada en este sentido siguió a un período en el que se había actuado con parsimonia en cuanto a estimular la instalación de fuentes de energía renovables, y se desalentó a muchos inversores, sobre todo en el caso de los proyectos para producción de electricidad en base a biomasa, a través de precios poco redituables, en tanto la propia UTE, por contrapartida, pagaba valores mucho más altos a los países vecinos por megavatio a la hora de importar electricidad. Es decir que en ese período no se apostó decididamente a la instalación de fuentes renovables con el énfasis que se debió haber empleado, en tanto en otros países en cambio desde hace muchos años se han subsidiado sistemáticamente proyectos para contar con estos generadores, pero en tiempos recientes se ha logrado una sana revisión de procedimientos y se ha promovido la instalación de parques eólicos.
Sin embargo cada fuente de generación en sí tiene sus pro y sus contra, en algunos casos por la envergadura de la inversión inicial, en otros por la disponibilidad firme o no de los impulsores, o por la posibilidad de instalación en forma cercana o no a las principales líneas de distribución, entre otros aspectos.
En el caso de la eólica, la concentración de los parques se ha centrado fundamentalmente en departamentos del sur, debido a la mayor ocurrencia de vientos, pero debe tenerse presente que ni aún en los mejores lugares se puede medir como utilizable el total de la capacidad de generación instalada, que solo puede ser proporcionada en firme en determinadas circunstancias y períodos.
En el caso de la biomasa, que sí está en condiciones de entregar como electricidad la capacidad que tiene instalada, han surgido inconvenientes con los precios que ofrece el Estado, por cuanto trabaja con costos mayores a la eólica, y se requiere además que se tenga relativa cercanía con materia prima abundante en el caso de los emprendimientos de mayor envergadura.
Hasta ahora, desde el gobierno no se le ha encontrado la vuelta para promover más inversiones en esta energía –tampoco se ha puesto de manifiesto particular interés-- pese a contarse con más de 800.000 hectáreas forestadas, porque además de los emprendimientos como el de la propia Botnia, que utiliza los desechos de su planta de celulosa para generar su propia energía y vender excedentes, otros proyectos tropiezan con costos que hasta ahora no son absorbidos con precios redituables por UTE
Y este es un aspecto que debe ser corregido si es que realmente se quiere diversificar en el grado necesario las fuentes energéticas para reducir dependencias del exterior y costos en la factura petrolera.
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