Paysandú, Martes 06 de Agosto de 2013
Opinion | 04 Ago El ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, manifestó su “preocupación” en torno a los problemas de convivencia que se generan en los refugios donde asisten personas en situación de calle y mujeres víctimas de violencia doméstica y sus hijos.
Esa situación se ha planteado desde el ámbito local, en tanto hay una realidad similar que se observa en los departamentos que cuentan con estos servicios.
Olesker manifestó “la imperiosa necesidad” de asistirlos bajo “dos líneas de trabajo separadas”, porque se obtendrán respuestas diferentes, en tanto se trata de dos grupos bien definidos.
No es lo mismo atender la realidad de personas que –en algunos casos-- mantienen problemas de adicciones y falta de hábitos de higiene, acostumbrados a regirse por un escaso margen de horario, que la situación de violencia que sufren mujeres que debieron ampararse en un refugio porque sus vidas y la de sus hijos corrían peligro.
Son dos escenarios de vida diferentes, con metas diversas y un fin que no es común. Una mujer o un niño que quiere salir de la opresión, donde en ciertas ocasiones el alcohol también ha sido protagonista en el resultado que padece, deberá convivir bajo un mismo techo con otras personas que mantienen esta problemática de adicciones y también de violencia.
Incluso los niños deberán convivir observando otros hábitos de vida y habla soez que en algunos casos se observan.
No obstante, existen situaciones concretas de superación de personas que a pesar de su situación de calle han logrado mejorar su calidad de vida y el refugio ha sido un sostén en momentos de dificultades.
Pero el refugio es eso, el sostén transitorio para brindar las herramientas necesarias para que un ciudadano continúe su camino. Y en esto se destaca el asesoramiento psicológico, legal o de trámite de documentación, además de los talleres que son una referencia necesaria para adquirir destrezas y una salida laboral.
Pero todo en un solo lugar no logrará óptimos resultados, a pesar del esfuerzo de sus referentes. A lo largo del país, al igual que en nuestro departamento, existen otros lugares adecuados para recibir a ciudadanos con problemáticas variadas y cuya diversidad no aporta a una correcta convivencia en un mismo local.
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