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Paysandú, Miércoles 07 de Agosto de 2013

Sorpresa, pero no tanto

Opinion | 31 Jul “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby”.
Estas sorprendentes declaraciones del Papa Francisco durante el vuelo que lo llevaba de vuelta a Roma volvieron a causar revuelo, aunque no fueron ciertamente las únicas.
Con este comentario cambió la mirada desde el Vaticano sobre uno de los temas más complejos y espinosos, que le ha dado a la Iglesia quizá los más fuertes dolores de cabeza en las últimas décadas. Francisco, como lo ha hecho desde que fue ungido Papa, altera los esquemas y sorprende a cada paso, pero en realidad no altera la doctrina católica.
Obviamente, estas declaraciones causaron especial sorpresa en la comunidad homosexual argentina, que no le perdona la campaña que emprendió hace tres años, cuando era arzobispo de Buenos Aires, para impedir la sanción de la ley del matrimonio igualitario. Pero analistas internacionales de temas religiosos interpretaron la frase de Francisco como “un cambio de tono, pero no de sustancia”. Y eso quedó claro, Francisco sigue opuesto al matrimonio gay, el aborto y la ordenación sacerdotal de mujeres. En eso sigue lo ya expresado por la Iglesia.
El llamado del Pontífice a no demonizar a una persona por su orientación sexual llegó al cabo de un viaje en el que llamó reiteradamente a los cristianos a “tener el valor de ir contra la corriente”. Precisamente en una sociedad mundial que está signada por muy fuertes contradicciones, ya que por un lado da predominio al relativismo y por el otro discrimina a quienes piensan distinto y a quienes son víctimas de la cultura del descarte, del use y tire, del compre, use y abuse.
Lo que hizo Francisco fue dejar en claro que la Iglesia no persigue a los homosexuales, pero al mismo tiempo se opone al matrimonio del mismo sexo. Los homosexuales tienen todo el derecho a ser evangelizados, pero no a casarse con personas del mismo sexo. Pasa algo similar con los divorciados. La Iglesia rechaza con firmeza el divorcio, pero eso no deja a quienes se han divorciado fuera de las parroquias.
Más que Papa, Francisco contestó las preguntas de los periodistas como un experto político. Mostró que ha desarrollado la capacidad de salir de potenciales conflictos políticos o ideológicos con frases en apariencia inocentes, pero que tienden a cambiar la forma y el estilo de enfrentar esos problemas. Ciertamente, un gran cambio en el Vaticano.


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