Paysandú, Jueves 08 de Agosto de 2013
Policiales | 06 Ago Los peritajes y relevamientos practicados por personal de Policía Técnica resultarían clave para la resolución del homicidio de Argentina Cabrera, de 87 años, quien falleciera días después de ser brutalmente golpeada en su casa en Paz 865 entre Sarandí y Leandro Gómez, el 16 de abril del presente año. Cuando personal de la Seccional Segunda llegó a las 0.40 a la casa de la anciana, observó a dos individuos que solicitaban a viva voz la presencia de la Policía. Al ingresar a la finca, encontraron a la dueña de casa caída de cúbito dorsal, con abundante sangrado, en una habitación totalmente desordenada.
Tras su traslado a un centro asistencial, la Policía recogió del lugar una billetera roja con dos billetes de mil pesos.
Entrevistado el hijo de la víctima, de 50 años, dijo que había salido en moto en compañía de un conocido --poseedor de cinco antecedentes penales-- a comprar vino, demorando una hora en regresar a su casa, donde dormía su madre y donde también habían quedado un conocido suyo y Juan Quinteros, único procesado como resultado de ese procedimiento --por intento de hurto-- y poseedor hasta entonces de seis antecedentes penales. Al regresar, vio a la entrada de su casa una bordeadora y un gran desorden en la cocina, así como la puerta del dormitorio de su madre abierta, por lo que se dirigió hasta la habitación y encontró a su madre caída en el piso.
Campera ensangrentada
Desde la casa fueron conducidos detenidos a la Seccional Segunda el hijo de Argentina Cabrera, el individuo que lo había acompañado a comprar vino y el que había permanecido junto a Juan Quinteros en la casa de la víctima.
Asimismo, con el apoyo de personal de Dirección de Investigaciones, fue capturado Quinteros, quien --al momento de su detención-- intentó quitarse una campera gris y arrojarla hacia el interior para emprender la fuga, por lo que debió ser perseguido y reducido por la fuerza, así como se recogió la prenda de vestir de la que intentara deshacerse. Los puños y la capucha de la campera estaban húmedos y contenían rastros de sangre. A unos 10 metros del portón de ingreso a la casa de la víctima se encontró una moto Baccio, de color negra, con rastros de sangre en la manopla izquierda y en la parrilla. Un vecino, propietario de la moto, dijo que se había retirado de su domicilio próximo a las 20 de la noche anterior junto a su esposa, dejando el birrodado en el pasillo de su casa, aunque a su regreso lo encontró en la calle.
Indagado nuevamente el hijo de la víctima, dijo que el día anterior se había reunido con dos conocidos que se encontraban reparando una moto y, próximo a las 18, se quedó momentáneamente solo con uno de ellos ya que el restante se retiró para regresar próximo a las 20 con una cerveza, que compartieron los tres. Próximo a las 22, su madre se acostó en su dormitorio y luego llegaron un conocido y otro individuo al que no conocía, quien vestía una campera gris con capucha, portando una botella de cerveza. El desconocido ingresó a la cocina de su casa, mientras el otro, que permanecía afuera, lo invitó a “tomar unos vinos”, partiendo ambos en moto en dirección a un almacén sito en avenida Brasil y Pinilla, donde compraron un litro y medio de vino y una porción de pascualina. Al salir, ambos se sentaron en un banco junto al comercio, demorando en regresar a su domicilio aproximadamente una hora. Al llegar a su casa, observó que el portón de ingreso estaba abierto y había varias luces encendidas, por lo que optó por entrar por el costado, observando una juguera y una desmalezadora sobre la tapa de una cloaca. Al ingresar a la casa, encontró un gran desorden y optó por dirigirse al dormitorio de su madre, a la que halló en la situación descripta, por lo que le gritó a su conocido que llamara a la Policía y luego llamó en dos ocasiones desde su teléfono fijo al servicio 911. Indagado el individuo de 46 años que acompañara al hijo de la víctima al almacén, ratificó lo expresado por éste, añadiendo que, al llegar a su casa, lo acompañaba Quinteros, apodado “El Chicho”, quien se quedó en la casa mientras salían en su moto a buscar vino. En primera instancia, Quinteros, de 27 años, se negó a declarar.
Sábana ensangrentada
A las 8.45 de la mañana siguiente fue detenida la concubina de Quinteros, de 31, poseedora también de antecedentes penales, durante un allanamiento en el que fue incautada una sábana, al parecer con manchas de sangre. Interrogada la detenida, dijo que a las 19 del día anterior, ambos bebían cerveza cuando llegó un conocido de su concubino. Ella se retiró momentáneamente y al regresar ya no los encontró, enterándose luego por un vecino que a su pareja lo había detenido la Policía. Añadió que, al retirarse de su casa, Quinteros vestía un pantalón de nylon con rayas blancas y una campera con capucha de abrigo gris, reconociendo que se trataba efectivamente de la ocupada por la Policía.
A las 13.30 del día siguiente, el director de Seguridad, comisario inspector José Yelos, concurrió junto a personal de Policía Técnica a una casa sita en Paz entre Sarandí y Leandro Gómez, lindera a la de Argentina Cabrera, y en un terreno cercano se halló un gorro negro, así como se observó que las malezas verdes existentes en el límite de los terrenos de ambas fincas estaban aplastadas. El dueño de casa manifestó que el día anterior, aproximadamente a la 1, sintió ruidos en el fondo del domicilio y, al levantarse, pudo ver un gorro negro en el fondo lindero al de la señora Cabrera, enterándose luego de lo sucedido por otros vecinos.
Accedió a hablar
Quintero accedió recién entonces a declarar y dijo que, próximo a las 20.30, pasó junto con un conocido frente a la casa de la víctima, y fueron invitados a llegar por un hombre que al parecer era el dueño de casa, quien seguidamente se retiró a comprar vino. Al quedarse con dos desconocidos, se retiró a su domicilio y regresó unos 25 minutos después con intenciones de robar, pero cuando guardaba los objetos sustraídos en su cartera, vio sangre en el living y en sus manos, dándose a la fuga por el fondo.
Añadió que la campera era suya y que las mangas debían haberse mojado cuando se lavó las manos en su casa, ya que tenía sangre en ellas. Seguidamente, fue conducido detenido uno de los individuos que había permanecido en casa de la víctima cuando su hijo se ausentó. Este corroboró que había estado en esa finca junto a un vecino hasta que llegaron un conocido suyo acompañado por un desconocido que permaneció junto a ellos en el lugar mientras el restante y el dueño de casa se retiraban con el propósito de buscar vino. Al transcurrir casi una hora sin que ambos regresaran, optó por retirarse, haciéndolo también el desconocido, quedando sola la dueña de casa.
Como complemento, se indagó a otro hombre que había permanecido en la casa de la víctima, quien dijo ser vecino de ésta. Durante el día, estuvo allí junto a su hijo ya que éste le estaba reparando su moto; luego regresó en la noche, pero al apreciar que llegaban dos individuos y uno de ellos presentaba aspecto “villero”, decidió retirarse a dormir su casa, enterándose de lo sucedido a su vecina cuando lo despertó la Policía.
Analizaron prendas
Finalmente, se analizaron las prendas de vestir de Quintero, del hijo de la Argentina Cabrera y de otro individuo que fuera detenido inmediatamente después del hecho a los efectos de encontrar células epiteliales para comparar su ADN con el de la víctima.
A la Dirección Nacional de Policía Técnica fueron remitidas la campera de Quintero y la sábana hallada en su casa, a efectos de ser sometidas a análisis en laboratorio. Los resultados de los análisis fueron enviados a la jueza penal de Cuarto Turno, Jimena Alonso, y contendrían información clave para resolver el crimen que, hasta el momento, permanece impune.
REPUDIO
El Sindicato Unico Policial repudia la violencia del asalto ocurrido en Pocitos, Montevideo, durante el cual falleciera un efectivo policial y otro resultara gravemente herido, comprometiéndose a tomar contacto con el Ministerio del Interior para estudiar medidas que ayuden a mejorar la seguridad de los funcionarios policiales.
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