Paysandú, Domingo 11 de Agosto de 2013
Opinion | 05 Ago La naturalización de la violencia y de la explotación sexual –tanto de menores como de mayores-- se ha profundizado en los últimos tiempos, no solamente en Paysandú sino en todo el país.
Las bromas que se utilizan para hacer referencia a estos dos flagelos de la sociedad dan la pauta de cómo se encuentra instalado el tema. Y esto va de la mano de las transformaciones que ha sufrido la sociedad, con algunos condimentos agregados, tales como las redes sociales.
La burla, el doble sentido, las bromas y fundamentalmente el trasfondo político que se dio al asunto, quitaron el foco del problema. La situación que ocurre en un departamento de frontera como Paysandú, donde se desdibuja el espíritu crítico bajo la cómoda premisa de “eso pasó toda la vida”, nos lleva a comprender las razones por las cuales se naturaliza y se toman a broma una serie de hechos lamentables.
Rasgarse las vestiduras no sirve para solucionar un problema, sino para posicionarse ante la opinión pública y a esa realidad política asistimos todos los días.
El humor constante que hace referencia a “La Casita del Parque” y las fotos que se suben sistemáticamente a Facebook o generan un hashtag en Twitter, demuestran que ni por asomo hemos tomado conciencia del asunto central.
Esto parece un “Gran Hermano” sanducero, que mira desde algún lugar lo que ocurre y critica de acuerdo a lo que observa dentro de la casa, que en este caso no es la del parque, sino todo el departamento.
Es así que cada uno irá al confesionario a decir lo que le parece, y una poderosa voz desde arriba --según el comportamiento de sus integrantes-- dirá “estás nominado”.
Todo esto sin acordar una solución a los problemas de fondo, que no estará en manos de los ciudadanos, sino de los referentes que debieron en principio “educar” --en cierta manera-- para que este fenómeno de naturalización y burla no siguiera profundizándose en el colectivo, al momento de conocerse la noticia. Incluso en otros lugares del país, donde se invita con humor a visitar Paysandú.
Estos hechos han desfigurado el núcleo de la cuestión. Pocos hablan de la explotación sexual de menores y las redes tejidas para tal fin, no solamente a nivel local. Todos hablan de “La Casita del Parque” como un lugar satanizado o asociado a las bromas. Por eso el foco está apuntando para otro lado.
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