Paysandú, Jueves 15 de Agosto de 2013
Opinion | 11 Ago El 8 de mayo de 2009, la jueza Blanca Rieiro envió a prisión a los padres de un menor infractor por “omisión de los deberes inherentes a la patria potestad” y en ese momento se instaló la polémica en torno a la responsabilidad penal de los progenitores en el comportamiento de sus hijos. En aquel entonces, el menor en cuestión tenía una larga lista de anotaciones policiales y órdenes de ingreso a dependencias del INAU por robos y rapiñas. Además, contaba con innumerables fugas de los hogares y cada vez que retornaba a Paysandú, era amparado por sus padres.
Es así que la jueza aclaró que su fallo estaba de acuerdo a “la aplicación de la ley vigente”, reafirmó que este caso no era excepcional y subrayó que su resolución no pretendía “ser un ejemplo”, porque había aplicado el Código Penal.
Un año y tres meses después, este menor protagonizaba un hecho luctuoso, que movilizó a la comunidad sanducera, donde luego de consumar una rapiña a una mujer que conducía una moto, la víctima falleció en un siniestro al perder la estabilidad en el vehículo.
Este menor, que al mes siguiente dejaría de serlo, llevaba contabilizadas 58 anotaciones y tres fugas en 40 días de dependencias de INAU. En esa oportunidad, su madre retornó a la cárcel por el mismo delito que el año anterior.
En la última semana, la justicia envió a la cárcel a las madres de dos adolescentes de 11 y 13 años que participaron en el crimen de un repartidor de gas en Cerro Norte, a la progenitora de un adolescente de 15 que fue el autor del disparo y a la madre de mellizos de 15 años que participaron en ocho hurtos en La Paz.
Las informaciones destacan que en la mayoría de los casos los padres están con paradero desconocido y uno de ellos se encuentra preso. En las redes sociales y en sendas entrevistas periodísticas, se analiza la ausencia de la cabeza masculina en esos hogares y su influencia en la ocurrencia de estos hechos.
Habría que preguntarle a la enorme cantidad de hogares monoparentales existentes en Paysandú y en el país, donde una mujer sola ha sacado adelante a su casa y a sus hijos para responder con sesuda sabiduría a una pregunta inútil.
Sin embargo, a esta altura de los acontecimientos ya no sirve explicar que existen varios tipos de familias y que no necesariamente habrá que reclamar la presencia de un padre para que un hijo se críe con rectitud. Pero, por si hace falta, solamente se deberá observar a nuestro alrededor para responder –con paciencia-- que es posible.
Mientras tanto, el joven del comienzo cumplirá 21 en setiembre. ¿Quién le hablará a este hombre sobre ausencias y presencias, cuando cumpla su condena?
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