Paysandú, Viernes 16 de Agosto de 2013
Locales | 13 Ago Un grupo de ocho mujeres y cinco hombres, con un pasado común de trabajar en la zafra de la naranja, conformaron un grupo cooperativo para explotar una parcela del Instituto Nacional de Colonización ubicada en la colonia Ros de Oger, más exactamente en el viejo vivero del Instituto Nacional de Colonización (INC), junto al arroyo Guaviyú y lindero con las termas.
Héctor Ferreira, Verónica Sosa, Rossana Pitetta y María Ceballos detallaron a EL TELEGRAFO los pormenores de su propuesta productiva, que comenzó en diciembre de 2012 con la creación del grupo “Yvy” y culminará --en su primera parte, la burocrática-- este viernes, cuando se hagan cargo de las 48 hectáreas con mejoras donde piensan desarrollar una producción diversificada, que incluye cría de chanchos, conejos, apicultura, horticultura y muy probablemente un vivero de plantas de boniato.
Los 13 emprendedores son jefes de familia, y 12 de ellos trabajaban en la zafra de la naranja integrando también el sindicato Osdor de obreros rurales. Yvy, en guaraní, significa “tierra”.
Verónica Sosa recordó que todo surgió cuando, “dadas las malas condiciones laborales, se decidió presentar un proyecto productivo al Instituto de Colonización, pidiendo tierras. Eso fue en diciembre de 2012, pero nosotros veníamos haciendo una capacitación en la escuela granja de “Con los pies en la tierra”, donde aprendimos horticultura, avicultura, cría de conejos, apicultura. Y cuando aprendimos la cuestión fue ver qué hacíamos, y se decidió ponerlo en práctica, pero por cuenta de nosotros mismos”.
Para esto, recibieron asesoramiento de ingenieros agrónomos, del Centro Universitario de Paysandú y se llevó adelante el proyecto que este viernes comienza con su segunda etapa, la producción y autosubsistencia.
“El viernes nos mudamos para allá seis familias, y otras familias de Quebracho que estarían viajando”, dijo Verónica, mientras que Héctor Ferreira complementó señalando que “como tenemos que acondicionar el lugar, vamos primero estas seis familias. Uno de los problemas es que algunas jefas de familia que tenemos en el grupo tienen hijos que van a la escuela, y van a esperar a que terminen para después radicarse ellas con sus hijos”. Algunos de los 13 gurises de entre 3 y 14 años van a ir a la Escuela Nº 37, que está unos kilómetros al sur de la colonia, y otros a la escuela de las termas de Guaviyú, poco más al norte, mientras que los mayores, ya adolescentes, van a ir a la escuela agraria o el liceo de Quebracho.
“El proyecto está basado en la cría de cerdos, y como ese predio era un vivero y varias compañeras aprendieron el oficio de horticultura en la escuela granja, van a volcar ese conocimiento allí. Es un proyecto diversificado donde cada uno sabe algo y lo aplica; él con los conejos, ella sabe horticultura, yo apicultura, otra gente sabe sobre cerdos, otros sobre lechería”. “Pero todos vamos a aprender todo y trabajar en todo el proceso --aclaró Rossana Pitetta-- y también buscaremos darle valor agregado a la producción que salga haciendo dulces, mermeladas, conservas, que también lo aprendimos en la escuela granja”.
Desde diciembre, cuando presentaron el proyecto al INC, “estamos haciendo talleres sobre cómo trabajar y organizarnos cooperativamente, nos reunimos los lunes y los viernes en el sindicato de Paycueros”.
pagarán renta al inc
En cuanto al predio adjudicado, de 48 hectáreas de superficie con mejoras y por el cual deberán pagar una renta que ahora está fijada en 58.000 pesos anuales, “está en buenas condiciones, con buena infraestructura.
Pero tenemos que conseguir un tractor, que no hay, y lo demás está, tiene riego instalado que se toma del arroyo y eso nos va a permitir trabajar bien”. También hay tres casas, donde vivían antes los funcionarios del INC, “pero ahora vamos a ocupar dos, una para los hombres y otra para las mujeres, la otra la vamos a arreglar para poder usarla cuando se agrande el grupo”.
También tienen dos galpones y algunas herramientas que pueden utilizarse de inmediato, por ejemplo para trabajar en invernáculos”.
Boniato para alur
Otra de las posibilidades, ya conversadas con la empresa Alur S.A., es la de vender mudas de boniato para productores. “Es viable porque tenemos la infraestructura del vivero. Pero tenemos que hacerlo bien, conseguir un certificado del INIA y hay que hacer varios trámites. Hay buenas perspectivas”, dijeron optimistas. Un proyecto de rápida producción es la cría de cerdos, y en este sentido detallaron que “ya hablamos con el frigorífico Fénix de Salto, que nos compraría los cerdos, y en cinco meses tendríamos engordados cerdos con 100 kilos de peso, así que eso va a significar un ingreso.
Y también venderemos gallinas y conejos, que si bien no hay cultura del consumo de conejos, pensamos que nos van a salvar también en lo que vamos a comer y lo que podemos vender”. También trabajarán en la lechería, pero en una escala menor.
Como no cuentan con recursos propios para las inversiones que necesitan para comenzar, “está en trámite el apoyo de la FAO (Fondo de Alimentación de las Naciones Unidas) para el desarrollo de la cría de cerdos, y después vamos a tener que conseguir más capital, se están haciendo gestiones con el Fondo Raúl Sendic y veremos los programas que tiene el Ministerio de Ganadería e integrar la Mesa de Desarrollo Rural de la zona, porque eso es muy importante”. Aseguran que el sustento diario lo van a tener con la misma producción de alimentos, que en pocos meses, de tres a cinco, será autosuficiente en muchos productos de la canasta básica.
Sin embargo, para que el grupo tenga una economía equilibrada con producción para comercializar, “estimamos que nos va a llevar alrededor de un año y medio, a lo sumo dos años, para tener una economía media”
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